“Guau, qué dolor” es una frase que el perro no puede pronunciar para expresar pero, bromas aparte, el can dolorido presenta determinados comportamientos que advierten de su malestar. En este artículo se explican los signos que señalan que el perro siente dolor, los tratamientos para evitarlo, tres pautas para evitarlo, así como un sencillo cuestionario casero para saber si el can siente dolor.
El dolor en el perro, ¿cómo lo expresa?
El dolor consiste en una sensación desagradable que puede tener su origen en varias causas, como golpes o inflamación. Una persona puede verbalizar su dolor y un perro, aunque no sea capaz de hacerlo, posee muchos canales comunicativos para expresar que siente dolor.
No obstante, cada ser vivo tiene un umbral de dolor y una forma de expresarlo, e incluso los hay que lo camuflan, para evitar mostrar debilidad frente a sus depredadores.
«El principal síntoma que puede reflejar que el perro sufre dolor es un cambio en su comportamiento», explica Álvaro Ortega, veterinario. Por ello, resulta clave observar al perro para conocerlo y saber descifrar la información que nos transmite con su cuerpo y su forma de actuar.
Dolor en el perro: señales
Existen determinadas señales pueden alertar al dueño de que su can sufre dolor. Todas ellas son significativas, ya que surgen de manera repentina en el perro, y no se trata de su comportamiento habitual.
Alteración en los movimientos del perro, como resistencia a moverse, tambaleo, rigidez o dificultad para apoyar las patas.
Cojera o movilidad anormal, como descoordinación o torpeza.
Ladridos incesantes, incluso cuando se consuela al perro y se encuentra acompañado.
Disminución o falta de apetito en el perro.
Dolor en el perro: tratamientos
La investigación y aplicación de tratamientos analgésicos para perros que sufren dolor por diversas causas, como una cirugía, ha avanzado a ritmo lento. La causa, según Ortega, especialista en analgesia animal, es la tendencia a restar valor al impacto que produce el dolor en la calidad de vida del perro.
El consumo de analgésicos para perros ha aumentado en el mundo y en España en los últimos cinco años
No obstante, el consumo de productos analgésicos para perros ha aumentado de manera considerable en el mundo y en España en los últimos cinco años. Ello se debe a dos motivos: el colectivo veterinario es más consciente de que el dolor en los animales disminuye de manera considerable su calidad de vida y los dueños son más conscientes de la importancia de evitar el dolor a sus animales para evitarles sufrimiento.
Los tratamientos para paliar el dolor en el perro deben ser específicos para ellos. Un can precisa analgésicos distintos a un gato y la automedicación en perros, está contraindicada con los animales, sobre todo si se practica con medicamentos de personas. La automedicación en perros es una de las principales causas de intoxicación en estos animales.
Los analgésicos para perros son de dos clases: los opiáceos, entre los que se encuentran la morfina y la metadona, y cuyo cometido es tratar el dolor agudo, y los antiinflamatorios no esteroideos, que sirven para tratar tanto el dolor como la inflamación. En cualquier caso, el veterinario es quien debe determinar el tratamiento más adecuado para tratar el dolor del perro.
Dolor en el perro: cuatro causas habituales
Existen varias patologías del perro y situaciones que producen dolor en el can, entre las que se encuentran:
Las enfermedades de las articulaciones, como la artritis.
Los procesos posoperatorios, como en el caso de cirugías practicadas debido a la fractura de huesos, extirpación de tumores o esterilización.
Las afecciones dentales del perro, como los flemones o los tumores orales.
Enfermedades como el cáncer en perros.
Evitar el dolor del perro: tres pautas
Valorar e interpretar los cambios de comportamiento en el perro. El can no expresa el dolor y malestar de manera verbal e incluso pueden tender a ocultar ese sufrimiento debido a que su herencia genética así se lo marca para evitar mostrar signos de debilidad.
Ello es debido a que les puede acarrear rechazo del grupo o un descenso en el puesto que ocupan en su escalafón social. Por ello, es recomendable que el dueño sepa detectar los cambios de comportamiento en su animal, como que pase de ser un can muy activo a apático.
Consultar al veterinario cuando se sospecha que el perro sufre dolor. Paliar el dolor del perro incide en una mejora de su calidad de vida y bienestar, que se traduce en más años de vida para el animal, ya que reduce su estrés y sufrimiento.
El dolor del perro se debe evitar. Es un error pensar que el dolor del perro es un mal menor, consecuencia de la enfermedad y algo transitorio que el animal superará sin ayuda, ya que no se queja.
En caso de no tratarse de manera adecuada el padecimiento del dolor en el perro, el problema se puede agravar con el tiempo.
Existe una batería de preguntas para que el dueño del animal valore si éste sufre dolor y exponga al veterinario las respuestas para tomar medidas a tiempo, con el fin de evitar el sufrimiento que provoca el dolor en el perro. Cuantas más respuestas afirmativas se obtengan, más patente queda el hecho de que el perro siente dolor.
¿Mi perro tiene dificultades para mantenerse en pie?
¿A mi perro le cuesta caminar?
¿Mi perro tiene problemas para subir o bajar las escaleras?
¿Muestra mi perro rigidez muscular tras realizar un esfuerzo?
¿Mi perro permanece mucho tiempo tumbado?
¿Se muestra desganado al salir a pasear?
¿No demuestra el mismo entusiasmo cuando llego a casa?
¿En ocasiones gime cuando se le acaricia?