La agresividad de un perro no va en los genes. Esta es la tajante conclusión de un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad de Bristol, en Reino Unido. Ni la “raza de un can, ni su tamaño son determinantes de la peligrosidad de un perro cuando el animal es educado con cariño y sin castigos físicos”, aseguran estos expertos, quienes sí señalan el maltrato animal como causa de los ataques caninos violentos. Este artículo analiza el estudio y apunta distintas claves en la educación del perro para intentar reducir el riesgo de que ladre o se abalance sobre un desconocido.
La agresividad de un perro no va en los genes
Ni la raza de un perro ni su tamaño son determinantes de la «peligrosidad de un can«. Estas son las rotundas conclusiones de un estudio reciente realizado por la Universidad de Bristol, en Reino Unido.
La agresividad del perro es un comportamiento aprendido y no una característica de la raza, concluyen los científicos
Los investigadores han analizado el comportamiento violento de cerca de 4.000 perros, entre ellos, canes de las llamadas «razas potencialmente peligrosas». En esta lista negra se encuentran el pitbull, el rottweiler y los staffordshire. El objetivo era hallar los factores de riesgo que desencadenan agresiones de perros contra humanos y entender si el tamaño o la fortaleza del animal influyen por sí solos. Para ello, los científicos han estudiado los ataques de canes a personas -con encuestas a sus dueños- en tres contextos distintos: en el entorno familiar y hacia extraños, tanto dentro como de los límites de la casa.
¿Cuáles han sido los resultados? «Con independiencia del entorno, el estudio revela que la agresividad del perro es un comportamiento aprendido y no una característica intrínseca del animal», explica la etóloga Rachel Casey, coordinadora de la investigación.
El dolor y el maltrato despiertan la agresividad del perro
La investigación, publicada en la revista científica Animal Behaviour Science, concluye que los ataques de canes se explican sobre todo por los castigos recibidos, como respuesta del maltrato (práctica cruel y castigada por la ley), así como por el comportamiento poco amigable, y hasta agresivo, de ciertos dueños con el animal.
Los ataques de perros hacia personas son aprendidos, consecuencia de castigos y maltrato
Las conductas violentas de perros hacia personas incluyen ladridos, gruñidos, abalanzarse sobre alguien y las mordeduras. Pero, ¿cómo de habituales son estos ataques? Cerca del 3% de los canes los escenifican hacia miembros de su entorno familiar, mientras que el 5% los han presentado con extraños fuera de su casa y el 7% cuando estas personas ajenas entran en sus límites domésticos.
Pero ¿fueron estos ataques de perros más frecuentes entre algunas razas? «Cualquier can es capaz de atacar si se siente ansioso o atemorizado, incluso cuando no lo ha hecho antes; pero no es cierto que estas conductas agresivas puedan explicarse solo por determinadas características físicas, como su raza», concluye la etóloga. Por el contrario, el uso de castigos en la educación del perro, así como el dolor físico y experiencias previas poco amigables sí resultan determinantes para que el can escenifique un posterior ataque a personas.
Amor para educar al perro: los castigos hacen al can más agresivo
¿Cómo reducir, entonces, el peligro de que nuestro peludo compañero ladre o se abalance sobre un desconocido? Las clases de educación para cachorros reducen el riesgo de que el compañero de cuatro patas muestre agresividad de adulto, explican los expertos.
Otra clave es no cometer algunos de los errores más frecuentes cuando se trata de educar a un perro: en concreto, utilizar el castigo físico, una cruel práctica que sí está relacionada con un incremento de estos ataques hacia otras personas.
¿Más? Un can que experimenta dolor reacciona con conductas agresivas, concluye una investigación realizada por la Universidad Autónoma de Barcelona. En otras palabras: el dolor despierta la agresividad del perro. Esto explicaría ciertos comportamientos violentos en animales a los que se infringe sufrimiento, que incluso atacan a niños y multiplican las reacciones agresivas.
Además, el miedo y el sentirse amenazado son otros factores que aumentan el riesgo de que un can ataque. Estas conclusiones invitan a la reflexión, y apoyan las reivindicaciones de la comunidad de amantes de los animales, que piden hacer mayor hincapié en la educación del dueño del perro, así como de aumentar los requisitos para comprar o adoptar un can.
¿Más recetas? Educación en los dos sentidos (dueño y animal), contar con ayuda profesional y, sobre todo, tratar a nuestro peludo compañero con el cariño y el amor que se merece.
Los ataques de perros a personas son una cuestión que preocupa, y mucho. Los niños, además, son incluso más susceptibles de sufrir el ataque de un can violento. El 60% de las agresiones graves por mordeduras de perros las recibieron menores de 12 años, según el estudio “Agresiones caninas: mordeduras de perros a personas“, coordinado por John Wright, de la Universidad de Mercer.
La agresividad canina también preocupa mucho a los propietarios de animales. Estos ataques motivan más de la mitad de las consultas atendidas por el Servicio de Etología Clínica del Hospital Veterinario de la Universidad de Zaragoza.