Los bigotes de los gatos no solo son atractivos y una de las características sobresalientes de la anatomía felina. Son también una potente herramienta de comunicación animal que le sirve para cazar, explorar el territorio y hasta para expresar sus emociones. Este artículo revela algunos de los secretos de los bigotes de los gatos mejor guardados o menos conocidos, entre ellos: cuántos tienen, de qué manera suplen la mala visión cercana de este animal, por qué ayudan al felino antes de entrar en un hueco estrecho y cómo los utiliza para moverse incluso en la oscuridad.
Los bigotes de los gatos no solo son atractivos y una de las características sobresalientes de la anatomía felina. Son también una potente herramienta de comunicación animal que les sirve para cazar, explorar el territorio y hasta para expresar sus emociones. Este artículo revela algunos de los secretos de los gatos mejor guardados o menos conocidos acerca de sus bigotes, entre ellos: cuántos tienen, de qué manera suplen la mala visión de cerca que tiene este animal, por qué ayudan al felino antes de entrar en un hueco estrecho y cómo los utiliza para moverse incluso en la oscuridad.
1. ¿Cuántos bigotes tienen los gatos?
Los gatos tienen entre ocho y doce bigotes móviles a cada lado de su nariz. Aunque con excepciones -algunos tienen más, otros menos-, esto significa que en total cada felino cuenta con entre 16 y 24 vibrisas (en lenguaje técnico) en esta zona de su cara.Estos bigotes son diferentes al resto de los pelos que cubren el cuerpo del animal. «Los bigotes del gato son pelos muy rígidos con una importante función en su sentido del tacto, ya que actúan como receptores», explica Ángela Prieto, de la Universidad Complutense de Madrid, y autora del estudio ‘Los bigotes del gato’.
2. Los bigotes del gato: no solo bajo su hocico
Este tipo de pelos rígidos o vibrisas, sin embargo, no solo se encuentran bajo el hocico del felino. También pueden localizarse encima de los ojos, en la barbilla e incluso en la parte posterior de las patas del gato.
- Otro misterio resuelto: ¿sonríen los gatos?
Las vibrisas felinas, además, no son cualquier pelo. «Los bigotes del gato se insertan a una profundidad tres veces mayor que el resto del pelaje», asegura esta experta, y están dotados de células sensitivas en su base, que los hacen sensibles a casi cualquier movimiento que ocurre cerca de ellos. «Estas cualidades explican que los bigotes de los felinos sean un órgano muy especial y uno de los más desarrollados de estos animales», añade Prieto.
3. Los bigotes del gato le ayudan a «ver» de cerca
Los gatos tienen problemas para ver los objetos a menos de 30 centímetros, pero los bigotes les ayudan a crear la imagen en 3D que necesitan
Los ojos de los gatos, al igual que los de muchos carnívoros cazadores, se han especializado en localizar presas a distancia. Esto explica que los ojos felinos hayan evolucionado para enfocar hacia delante y a cierta distancia.
Esta cualidad, sin embargo, implica alguna complicación a los peludos amigos: los gatos suelen tener problemas para ver con nitidez los objetos más cercanos. «Los felinos tienen dificultad para enfocar objetos que se encuentran a menos de 30 centímetros de sus ojos», explica el veterinario experto en gatos John Bradshaw, autor de ‘El sentido del gato’ (Cat sense, Allen Lane, 2013).
Por fortuna, sus bigotes parecen decididos a salir en su ayuda. «Para compensar estas limitaciones de visión cercana, los felinos han aprendido a girar sus bigotes hacia delante y a captar estímulos táctiles que, cuando llegan al cerebro, les proporcionan una imagen en tres dimensiones muy detallada de lo que tienen en frente», explica este científico.
4. Los bigotes sirven al gato para explorar, incluso en la oscuridad
Consecuencia de su alta sensibilidad, los bigotes del gato funcionan como una alerta temprana de lo que ocurre a su alrededor. «Las vibrisas sirven para avisar al animal de que algo se aproxima a su cara; de este modo pueden eludir choques contra paredes u obstáculos y evitar acercarse a objetos que podrían dañar sus ojos o cara«, añade el veterinario Stanley Coren, de la Universidad de Vancouver (Canadá).
Esta asombrosa capacidad se torna muy relevante en determinadas situaciones, entre ellas, durante sus escarceos nocturnos, en caso de despiste, así como durante sus largas horas de sueño, en las que el gato baja la guardia ante posibles peligros.
5. Bigotes de gato, ¿entraré en este agujero?
La longitud de los bigotes del gato coincide con la anchura de su cuerpo, por eso le ayudan a saber si entrará o no en un espacio reducido
La longitud de los bigotes del felino coincide por lo general con la anchura aproximada de su cuerpo. Esta regla no funciona cuando un gato padece sobrepeso, pero sí sirve para hacerse una idea de la importancia de estos pelo srígidos.
«Los bigotes le ayudan a saber si cabrá o no en un agujero determinado, puesto que la longitud de las vibrisas felinas son más o menos del ancho de su cuerpo; por eso, estos pelos le ayudan antes de entrar en un espacio estrecho», explica la Asociación de Protección Animal de Missouri.
De este modo, los bigotes son una especie de regla natural con la que estimar si un espacio es demasiado reducido para entrar en su interior. ¿Cómo lo hacen? «Lo normal es que un gato explore con su cabeza el espacio antes de decidirse a entrar en él, que trate de meter su cabeza y sacarla como paso previo a introducir el resto del cuerpo», aclaran estos expertos.
De nuevo, en caso de felinos con sobrepeso, esta regla peluda puede fallar, y dejar al gato atrapado en un hueco que, a pesar de la aprobación de sus bigotes, resultó ser más estrecho que su cuerpo.
6. Bigotes de gato: ¿qué dicen?
Los bigotes de los felinos, además, cumplen una función importante como herramientas de comunicación. ¿Cómo? La posición de los bigotes del gato dice mucho sobre su estado de humor.
Unos bigotes felinos relajados indican que el animal está tranquilo. Por el contrario, las vibrisas se desplazarán hacia delante cuando está en alerta. ¿Y si los bigotes del gato se aplastan contra sus mofletes? Esta será una señal de que el peludo compañero está enfadado o asustado.
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