Las garras del gato forman parte de su naturaleza felina. Representan uno de sus rasgos más identificativos con los que llevan a cabo muchas actividades: cazan, juegan, marcan su territorio, caminan y trepan. Son tan importantes, que un gato sin uñas retráctiles es como un elefante sin trompa. En este artículo se desvelan las causas por las que la desungulación de los felinos resulta perjudicial para su salud y bienestar, se explica en qué consiste esta práctica y las soluciones para que el gato dé rienda suelta a sus zarpas sin provocar problemas en casa.
Desungulación o quitar las uñas al gato: peligros
Amputar las uñas al gato implica provocarle una minusvalía para muchas de sus actividades, y un 50% de estos animales sufren complicaciones, como infecciones, cojeras y dolor crónicoLos veterinarios y las asociaciones de protección animal rechazan la práctica de la desungulación o amputación de las garras felinas. Y es que esta cirugía implica que el gato jamás contará con sus uñas retráctiles, lo cual le convierte en un minusválido para muchas actividades diarias, como trepar o jugar.
Asociaciones como Protección Felina consideran la desungulación de los gatos «una falta de ética» por parte de quienes la solicitan y practican. «Amputar las uñas al felino muestra el escaso respeto por la naturaleza del animal», asegura Sandra Garcinuñez, portavoz de esta asociación.
Desungulación de gatos: ¿en qué consiste?
La desungulación, oniquectomía o extirpación de las uñas del gato consiste en la amputación de la primera falange de sus garras. El Grupo de Estudio de Medicina Felina de España (GEMFE) de la Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales recuerda que esta extirpación «es un proceso quirúrgico muy doloroso que, además, implica complicaciones en más del 50% de los casos».
Algunos de los problemas que pueden surgir tras la intervención quirúrgica para quitar las uñas a un gato son:
- Dolor intenso, que puede tornarse en crónico, y hemorragias.
- Transcurrido un tiempo tras la desungulación, infecciones, fístulas, cojera o recrecimiento de las uñas.
Consecuencias para la salud de un gato desungulado
Algunas comunidades autónomas, como la catalana, ya recogen en su ley de protección animal la prohibición de extirpar las uñas a los felinos, por razones, como las que apunta el GEMFE:
- Un gato sin uñas carece de sus herramientas naturales para desenvolverse y defenderse de sus depredadores.
- Un felino desungulado no puede caminar de manera correcta, ni rascarse, jugar o relajarse marcando el territorio con sus garras.
- Un gato con las garras amputadas suele desarrollar problemas de comportamiento, como ansiedad y agresividad.
La desungulación en gatos no se practica en las clínicas veterinarias españolas porque implica un dolor intenso para el animal y no le aporta ningún beneficioPor fortuna, la desungulación en felinos está casi desterrada de las clínicas veterinarias españolas. «La desinformación sobre la naturaleza de los gatos es la causa que empuja a algunos dueños a solicitar la desungulación», explica Rebeca Guimarey, veterinaria. No obstante, lo habitual es que los veterinarios se nieguen a usar estos métodos de amputación.
Por su parte, Diego Esteban, presidente del GEMFE, explica al respecto: «Hace 12 años la desungulación en felinos era más habitual pero, hoy por hoy, no se practica en España, porque se trata de una cirugía que implica mucho dolor y ningún beneficio para el animal«.
Soluciones para no tener problemas en casa con un gato con garras
Los destrozos que un gato puede provocar en casa con sus garras son una de las preocupaciones habituales entre las personas que comparten su vida con un felino. Pero esta circunstancia debe estar ya asumida por quien decide tener un animal como este. La información sobre la naturaleza y necesidades del felino es fundamental. Sus dueños necesitan saber cómo y para qué utiliza su animal las garras, así como qué accesorios pueden adquirir para que afile sus uñas.
La educación del felino fomenta el empleo de las garras de manera compatible con la convivencia doméstica. En este sentido, el veterinario puede ofrecer útiles pautas para conseguirlo, como el uso de rascadores en casa para que el gato afile sus uñas. La utilización de estos accesorios es esencial para que cumplan su cometido: convertirse en el lugar donde el felino ponga en forma sus garras.
Las tácticas disuasorias para que no destroce el mobiliario de la casa con sus uñas pueden ser varias: entre ellas, colocar objetos que caigan y hagan ruido cuando el gato se disponga a arañar.
Otro consejo que ayuda al felino a dar rienda suelta a sus garras en el hogar, sin problemas, es cortarle las uñas desde pequeños: les acostumbra a la manipulación de sus patas y reduce el estrés a la hora de hacerlo cuando son gatos adultos.
Varios rascadores situados en lugares estratégicos del hogar, donde al felino le guste afilar sus uñas, también evitan que se haga la manicura en lugares inapropiados. Pero, ¿cómo tiene que ser un rascador? Se debe colocar en posición vertical; estar bien sujeto para evitar que se mueva cuando el gato lo arañe; tener una altura mínima de 70 centímetros, para que el felino pueda estirar el cuerpo a sus anchas al hacer sus ejercicios; y estar instalado en un lugar donde al animal le guste acudir.