Los perros que pesan más de ocho kilos están vetados en el transporte suburbano español, excepto en el caso de los perros guía para invidentes y los de asistencia, para personas con una discapacidad distinta a la visual. Sin embargo, en otros países europeos, los perros -grandes, medianos o pequeños-, pueden acceder al transporte suburbano sin ningún tipo de restricción. Este artículo aborda las particularidades de viajar en el metro de Bilbao con perros, analiza el caso del metro de Barcelona, abierto a perros de seguridad, lazarillos y de asistencia, describe la situación en el metro de Madrid, así como su normativa con los viajeros de cuatro patas, y detalla la situación en otras ciudades europeas.
Los perros y gatos de menos de ocho kilos lo tienen más fácil para viajar con sus dueños en el transporte suburbano español que los canes que, por su tamaño, no caben en un pequeño transportín.
Madrid, Barcelona y Bilbao solo admiten perros pequeños que viajen en transportinesLa normativa de las ciudades españolas con metro es muy similar en sus planteamientos en cuanto al acceso de animales domésticos. Madrid, Barcelona o Bilbao admiten perros y gatos pequeños en sus receptáculos, siempre que no ocasionen molestias al resto de los pasajeros. En el caso del metro de Sevilla, solo se permite el acceso a los perros guía. El resto de perros o gatos, aunque sean de tamaño pequeño y viajen en bolsas, tienen prohibida la entrada en el suburbano de la capital andaluza.
Viajar en el metro de Bilbao con perros, una cuestión de tamaño
Asociaciones de Bilbao llevan a cabo iniciativas para que los perros grandes viajen en el metro
La falta de permisividad con los perros de tamaño grande en el metro ha provocado protestas en Bilbao, lideradas por el Colectivo Antitaurino Animalista de Vizcaya. Entre ellas, la recogida de firmas de los bilbaínos que quieren viajar con sus perros en el metro, sean pequeños o grandes, y una protesta en la que dueños de perros de gran tamaño trataron de entrar -y algunos lo consiguieron- en el metro.
Hasta hace un año, ningún perro podía viajar en el metro de la capital vizcaína. «Los bilbaínos queremos viajar con nuestros perros de tamaño grande en el metro porque es una cuestión de normalizar la convivencia con nuestros animales en la ciudad, como ocurre en otros países europeos», reclama Enrique Florit, portavoz de la asociación y dueño de una perra de siete años adoptada, Laika.
Metro de Barcelona, abierto a perros de seguridad y lazarillos
La normativa de la empresa pública Transports Metropolitans de Barcelona, que gestiona el metro en la ciudad, permite el acceso de perros de asistencia y perros guía, así como de los canes que cumplen labores de apoyo de seguridad y vigilancia en el metro barcelonés.
En cuanto a los animales de compañía, como en el caso del metro de Bilbao y de Madrid, solo se permite el acceso a los de tamaño pequeño, que puedan viajar en un transportín rígido. El objetivo de la normativa catalana al respecto es «evitar que los animales ensucien las instalaciones y molesten al resto de los usuarios».
Florit considera que esta normativa ofrece a la sociedad una imagen negativa de los perros, al no ser más permisiva con su acceso al metro. «Con la prohibición del acceso de los perros grandes en el metro se transmite la idea de que tener un animal de compañía es algo negativo y que, por eso, no pueden viajar en metro», señala.
Metro de Madrid y su normativa con los canes
El suburbano madrileño tiene una normativa muy similar a la de otras ciudades, como Bilbao y Barcelona, pero recoge la peculiaridad de que «el personal de Metro de Madrid será quien valore, según su prudencial criterio, el peligro o molestia que, en cada caso, suponga el animal».
Metro de Madrid no tiene previsto cambiar su normativa respecto al acceso de animales de compañía. «No hay intención de aplicar una mayor flexibilidad con la entrada del perro», explican fuentes de la empresa de transporte. Los motivos que esgrime son «razones de seguridad de los viajeros, que además pueden sentir miedo por la presencia de animales.
Por lo general, “fuera de España, de Los Pirineos hacia arriba, se admite a los perros en el metro”, asegura Cristina García, presidenta de la asociación Galgos Sin Fronteras, que ha viajado por muchos países europeos y ha vivido en Suiza.
España es un país poco permisivo con la presencia de animales en el metro
Inglaterra, Austria, Alemania, Bélgica o Francia permiten el acceso de los perros en sus instalaciones, sin ninguna restricción por razón de peso o tamaño. Es suficiente con que estén sujetos con la correa y permanezcan controlados por sus dueños.
Los animales tienen acceso a gran cantidad de lugares públicos en Europa, “no solo en el transporte público (como el autobús urbano con perros), sino también en restaurantes y librerías”, asegura Sánchez. La coordinadora de Galgos Sin Fronteras, que convive con varios galgos, cree que es fundamental aumentar la permisividad con los perros en el metro español, “como ocurre en el resto de Europa”.