Todos lo hemos hecho alguna vez, o al menos hemos dudado si hacerlo o no: tirar una cápsula de café al cubo amarillo de reciclaje. Pero este es uno de los errores frecuentes del reciclador aspirante. Porque aunque en teoría son reciclables, el proceso para lograrlo es muy difícil. Como veremos en las siguientes líneas, resulta que estas monodosis no son envases simples y, por tanto, si acaban en el contenedor no apropiado, perjudican todo el proceso de recuperación. Entonces, ¿qué hay que hacer con ellas? La solución pasa por encontrar un cubo específico para cápsulas o escoger una alternativa biodegradable.
«Las cápsulas no están consideradas como un envase porque son indivisibles y, por tanto, no pueden tirarse al cubo de reciclaje», apunta Elena López, de Ecoembes
Despertador, ducha y café, y mejor aún, si está listo en 20 segundos. Cada vez son más los consumidores que tienen una máquina para cápsulas de café en casa. Y no es extraño, pues el sistema de monodosis es rápido, limpio y cómodo. Pero no todo son ventajas, sobre todo para el planeta: las cápsulas son mucho más que posos de café e implican un residuo difícil de reciclar que con los métodos tradicionales para hacer café no se genera.
Tras espabilarnos frente al sueño mañanero, las monodosis acaban en el vertedero, porque «las cápsulas no están consideradas como un envase», explica Elena López, gerente de comunicación de Ecoembes. Y es que las cápsulas de café no se ven como envases, según la Ley de Envases y Residuos. El problema de las cápsulas, reconoce la experta, es que «el producto no se puede separar del envase, es indivisible«. Por tanto, no pueden desecharse en el contenedor amarillo como ocurre con otros productos similares. No entra dentro de la cadena de reciclaje de envases, como las botellas, latas o briks que se depositan en el contenedor amarillo, sino que tiene que hacerse por otras vías.
Cada cápsula de seis gramos de café necesita otros tres gramos de envoltorio, que en su mayoría son aluminio y plástico que no se recicla o que se tira en el contenedor equivocado. Y todo esto dificulta enormemente su tratamiento en las plantas de reciclaje.
Cápsulas de café: de vida centenaria
Una de las productoras de envases biodegradables, Halo, calcula que cada minuto se tiran 13.500 cápsulas de aluminio al cubo de la basura en el mundo. Esto significa que en un año se convertirán en 7.000 millones de cápsulas que tardarán al menos 100 años en degradarse de forma natural.
Y en España, el café gusta. Es el tercer país del mundo con más consumidores de cápsulas de café, solo por detrás de EE.UU. e Italia. Ya hay cerca de un millón y medio de personas en nuestro país que cada día toman entre dos o tres cafés monodosis.
Entonces, ¿qué se debe hacer con ellas? Lo mejor, dice López, es entregar las monodosis usadas en los puntos de recogida que han creado las propias marcas o en Puntos Limpios que tengan contenedor específico para ellas.
El reciclaje de las cápsulas de café usadas queda en mano de sus fabricantes. Por eso, algunas empresas han puesto en marcha programas de recogida y reciclaje de este producto. Es el caso de Dolce Gusto y Nespresso. La primera tiene un buscador de sus puntos de reciclaje para cápsulas en su sitio web. Emplea los posos usados para crear abono para alimentar a las plantas y reutiliza el aluminio y el plástico de las cápsulas para construir material de oficina y crear piezas de mobiliario urbano. Por su parte, Nespresso ofrece un localizador de puntos de venta donde se pueden llevar las monodosis para que sean recuperadas y no acaben en el vertedero. Y cuenta con un proyecto de reciclaje solidario para hacer brotar una semilla de arroz en una cápsula de café; un arroz que luego llega al plato de quien más lo necesita, gracias a la ayuda de la Federación Española de Bancos de Alimentos.
Pero pueden ser cápsulas más sostenibles
Otra posibilidad es que se produzcan de la manera más ecológica posible. Ante esta problemática y a petición de los clientes con conciencia ecológica, otras marcas han optado por investigar y crear materiales biodegradables.
Las Senseo, de Marcilla, no son de plástico o aluminio, sino que se fabrican con papel de filtro tradicional. Por eso, se pueden tirar en los contenedores para desechos orgánicos. Pero solo las de café, porque las que contienen leche tienen una capa interna de plástico que dificulta el proceso.
Pero aún hay más. En esta línea, la marca Ethical Coffee comercializa cápsulas biodegradables, que pueden usarse en las mismas cafeteras Nespresso.