El Gobierno ha aprobado un plan de ahorro energético frente a la subida del precio del petróleo. Una de las iniciativas que más debate social ha generado es la reducción transitoria, a partir del 7 de marzo, de la velocidad máxima en las autovías a 110 km/h. Pero no es la única forma de reducir el gasto en esta energía no renovable. Los consumidores, las instituciones y las empresas pueden asumir muchas más medidas, como un estilo de conducción ecológico, el uso del transporte público, la apuesta por las energías renovables, la reducción del consumo de productos derivados del petróleo y, en general, la apuesta por hábitos de vida más ecológicos.
Hacer una conducción ecológica
La velocidad de un vehículo no es el único factor que influye en el consumo de combustible. El Ministerio de Industria ha reconocido que la medida de bajar a 110 km/h solo supondrá un ahorro del 3%. Además, conviene recordar que la mayor parte del tráfico rodado en España es urbano o metropolitano y, por ello, la medida afecta a una pequeña parte del consumo total de gasolina o gasóleo.
La aplicación de un estilo de conducción ecológico, o «ecodriving«, puede suponer ahorros de entre un 10% y un 20% de combustible, aumentar la seguridad en la carretera y reducir la contaminación. Evitar los acelerones, conducir con marchas largas para mantener bajas las revoluciones del motor, planificar la ruta, no abusar del aire acondicionado, llevar las ventanillas cerradas o realizar un mantenimiento regular del vehículo son algunos consejos al respecto.
Un estilo de conducción ecológico puede suponer ahorros de entre un 10% y un 20% de combustibleEspaña podría ahorrar unos 800 millones de litros de gasóleo y casi 2.000 millones de litros de gasolina si los conductores asumieran esta forma ecológica de conducir. Esta cantidad equivale a 160 euros anuales por automovilista, que entre los transportistas alcanza los 2.000 euros. Países como Alemania o Suiza fomentan estas prácticas de conducción. En España, el Instituto para el Ahorro y Diversificación de la Energía (IDAE) ha organizado diversos cursos.
Las empresas automovilísticas tienen en cuenta cada vez más el factor del consumo. Los coches han aumentado su eficiencia y gastan menos combustible a igual velocidad que modelos anteriores. Los ingenieros cuidan el aspecto aerodinámico en sus diseños, ya que una mayor resistencia al aire supone un mayor gasto. Este hecho también se nota en el equipaje encima del techo, que puede incrementar el consumo hasta un 39% más. Incluso llevar las barras portaequipajes aumenta hasta un 8% el gasto, así que conviene quitarlas si no se lleva nada.
Más transporte público y bicicleta, y menos coche y avión
La mejor manera de no gastar combustible es no utilizar el coche. Para ello, siempre que sea posible, conviene cambiarlo por el transporte público, tanto de forma única como combinada. Las instituciones pueden invertir más en este servicio para facilitar su uso entre los consumidores, en especial los modelos menos contaminantes, como los autobuses híbridos. Si se apoya al tren como medio de transporte, se podría reducir la construcción de nuevas carreteras y, con ello, el uso del asfalto, basado en el petróleo. La bicicleta es un medio de locomoción barato, saludable y ecológico que puede utilizarse tanto para desplazamientos de ocio como de negocio.
Respecto al avión, es un medio de transporte público, pero conviene utilizarlo lo menos posible. Además de consumir muchos litros de queroseno, un combustible derivado del petróleo, tiene un gran efecto contaminante. El teletrabajo puede sustituir ciertos viajes de negocio que conllevan el uso del avión.
Ahorrar energía y apostar por las renovables
La apuesta firme por la eficiencia energética, las energías renovables o los biocombustibles de segunda generación resulta imprescindibleEl consumo energético en España duplica al registrado en 1975, a pesar de que su dependencia del petróleo y el gas exterior es muy elevada. Es uno de los países que más se ha alejado de sus compromisos del Protocolo de Kyoto, al superar la cantidad asumida de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en un 25%. Los consumidores pueden poner práctica diversos consejos para lograr importantes reducciones en el consumo de energía y beneficiar no solo al medio ambiente, sino también a la economía. Las instituciones también pueden asumir medidas para reducir el consumo energético, como la lucha contra la contaminación lumínica en las ciudades, que en España es una de las más elevadas de Europa.
Además de reducir el consumo energético, la apuesta firme por las iniciativas que apoyen la eficiencia energética, las energías renovables o los biocombustibles de segunda generación en el caso concreto de los vehículos, resulta imprescindible.
Productos plásticos: aplicar un consumo ecológico
Los consumidores utilizan en su vida cotidiana gran cantidad de productos basados en el petróleo, algunos de ellos de manera inconsciente: además de la gran variedad de materiales plásticos, los detergentes químicos, las fibras sintéticas para la elaboración de ropa como el poliéster, el nylon o el spandex, aparatos tecnológicos, los CD y DVD, las velas de parafina, las baldosas y alfombras sintéticas, reactivos para la obtención de medicamentos, glicerina para supositorios, disolventes para la preparación de antibióticos y un largo etcétera.
La aplicación de las siete erres del consumidor ecológico contribuyen a reducir el uso de estos materiales, a evitar los productos plásticos de usar y tirar y otros con un empaquetado plástico excesivo, a reutilizar el máximo posible para alargar su duración, a reciclar de forma correcta los envases plásticos en su contenedor y los demás productos en puntos limpios, o a reclamar más apoyo institucional para impulsar estas tareas.
Por destacar algunos consejos concretos, se puede sustituir en lo posible el uso de ropa sintética por otra elaborada con fibras naturales, evitar el agua embotellada o las bolsas de plástico de un solo uso, o no abusar de los medicamentos.
Fomentar una alimentación ecológica
La aplicación de las siete erres del consumidor ecológico contribuyen a ahorrar petróleoLa producción alimentaria convencional se basa también en sustancias derivadas del petróleo, como los fertilizantes, los pesticidas o los complementos alimenticios para la ganadería. El consumo de alimentos ecológicos, que evitan este tipo de productos, puede contribuir a reducir su uso.
Por otra parte, la elección de productos locales y de temporada evita su transporte y, con ello, el consumo de combustible. Se ahorra también el empaquetado innecesario. Además, al optar por productos naturales, se evitan los aditivos alimentarios como saborizantes, edulcorantes o colorantes, también basados en la industria petroquímica.
Combatir las mareas negras y el «bunkering»
Uno de los riesgos más importantes del transporte de crudo por el mar son las mareas negras. Desastres como los del Erika o el Prestige vierten miles de toneladas de crudo al mar, con el consiguiente daño al medio ambiente y el derroche del combustible. La aplicación de medidas reales de seguridad y control de estos buques petroleros, en especial de los que actúan bajo bandera de conveniencia, es una medida esencial.
No obstante, a pesar de su espectacularidad, las grandes mareas negras solo son responsables del 12% del petróleo que llega a las aguas. El 88% restante se deriva de forma silenciosa, en vertidos menores por labores de limpieza, procedente de fuentes terrestres o por la recarga de combustible en pleno mar, desde un barco cisterna, un sistema conocido como «bunkering«. En este caso, también resulta imprescindible la lucha institucional contra estas prácticas contaminantes.