Hay un reto sostenible en Navidad: hacer conciliar la decoración festiva con la protección del planeta. La fórmula incluye no derrochar comida de forma innecesaria, usar adornos reciclados o reutilizados e intentar reducir la basura que generamos durante estas fiestas. Pero entre los principales ingredientes para una Navidad más ecológica está la elección del árbol. Y con la aplicación de los siguientes consejos, este paso no es muy complicado.
El abeto de Navidad debe ser de madera o tejido resistente; y si escogemos uno natural, hay que asegurarse de que sus raíces son fuertes
Según un estudio de la Asociación Americana de Árboles de Navidad (ACTA), durante estas fiestas solo uno de cada cinco hogares tendrá un árbol natural, mientras que en el resto (casi el 80 % de las familias) lucierá un ejemplar artificial. Pero saber elegirlo y cómo cuidarlo para que dure más tiempo es un reto sostenible en todos los casos, ya que el abeto de Navidad es el elemento decorativo favorito de la mitad de los españoles, por delante de las luces (un 20 %) y del belén (13 %), según un sondeo de Vente-Privée.
Árbol navideño artificial o natural, pero que dure
Para conciliar la Navidad con la protección del planeta, conviene tener presentes los consejos de Alodia Pérez, responsable de recursos naturales y residuos de Amigos de la Tierra. «Lo primero, como en cada acto de consumo, es ver si podemos reaprovechar un abeto de años anteriores. Y, si no es posible, hay que comprar un árbol que nos pueda durar más tiempo», dice.
La ambientóloga insiste en que la opción natural no es la más conveniente. Aunque se puedan replantar, el hecho de cortarlos y plantarlos de nuevo «hace que mueran gran cantidad de árboles». Por ello, recomienda escoger uno artificial, ya que cada vez hay más opciones: no solo en plástico, también hay abetos de madera y distintos tejidos naturales «que, además de ser bonitos, son duraderos».
Pero si elegimos un árbol natural, apunta Josep Pagès, coordinador técnico de la Federación de Agricultores Viveristas de Cataluña (FCV), «el abeto debe ser cultivado en vivero, de acuerdo con la normativa y ser respetuoso con el medio ambiente». Y si luego se replantan -la opción en principio más sostenible-, hay saber que estamos ayudando al mantenimiento de la población en el territorio. Las dos especies más utilizadas son: el Picea abies, conocido como falso abeto, de hojas (acículas) estrechas y con forma de aguja, y presente en los bosques de Pirineos, Cantabria y norte de Castilla y León, y, en segundo lugar, cada vez es más frecuente encontrar Abies nordmanniana, de hojas más anchas y suaves y resistentes, con un color verde más oscuro.
Para que un abeto de Navidad sea sostenible, hay que fijarse en que el árbol no haya sido extraído del bosque. «El abeto debe ser cultivado y, por tanto, no generar deforestación», asegura Pagès.
Imagen: Pixabay
Cómo hacer que el árbol de Navidad viva más tiempo
Para que el abeto natural dure, es esencial no adquirir un abeto con el tronco cortado, es decir, muerto; sino escoger un ejemplar vivo, que venga en una maceta. Además, hay que cuidarlo durante las fiestas de Navidad, regarlo cada día sin ahogar el tiesto y evitar su exposición a fuentes de calor excesivo.Pero, además, si queremos replantarlo -y también aumentar su vida en la maceta-, hay que escoger un cepellón cuyas raíces y tierra sean lo suficientemente abundantes como para que sea resistente y soporte bien el trasplante. El tamaño de la maceta y su cepellón debe ser lo mayor posible. El abeto de cepellón reducido, y con raíces mínimas para alargar el frescor del árbol, es la presentación más habitual en España. Pero Pagès recomienda escoger un cepellón o maceta para jardinería de mayor tamaño en las raíces, para que después podamos plantarlo en el jardín.
Por tanto, si optamos por un abeto natural, hay que seleccionar un árbol fresco y ubícarlo lejos de la chimenea, lejos de los radiadores y salidas de aire caliente. Además, hay que regarlo de forma moderada todos los días. Y un truco para aumentar su duración: antes de decorarlo, meterlo unas horas con las raíces en un cubo de agua.
En cambio, si nos decantamos por uno artificial, es mejor elegir materiales duraderos, como la madera y los tejidos resistentes. Y, si escogemos uno de plástico, hay que asegurarse de que sea de calidad suficiente para durar unas cuantas Navidades.