Los expertos apuntan a la energía eólica como la renovable más competitiva, desarrollada y con mayores posibilidades de crecimiento. Los avances tecnológicos han abaratado y aumentado la eficacia de los aerogeneradores (un aparato de última generación multiplica por 100 la energía conseguida con los primeros modelos) y las condiciones de venta de energía producida a la red son cada vez mejores. Asimismo, según Greenpeace, su evolución tecnológica ha mitigado la mortandad entre las aves y el ruido generado por las aspas.
Por ello, cada vez más empresas y equipos científicos especializados en estos modernos molinos de viento, entre ellos algunos españoles, se afanan en desarrollar diversas tecnologías. Algunos especialistas apuestan por aspas verticales, en vez de horizontales, como las actuales. Por ejemplo, la compañía estadounidense TMA ha patentado un modelo similar en tamaño a la cabina de un ascensor. En España, la empresa cántabra BarcoWM propone un molino de cuatro grandes aspas rectangulares con una serie de láminas verticales. Según los responsables de ambas empresas, sus modelos ofrecen mejores rendimientos que los horizontales, son más baratos, y se pueden instalar en casi cualquier parte, lo que permitiría a los consumidores montar su propio generador eléctrico.
Algunos analistas hablan de una «revolución» de microgeneradores eólicos a nivel domésticoEn este sentido, algunos analistas hablan de una «revolución» a nivel doméstico. Por ejemplo, en Inglaterra se están vendiendo en multitud de comercios microgeneradores eólicos de fácil instalación, con un coste de unos 2.000 euros, una garantía de funcionamiento de 10 años y una capacidad de producción del 30% de la energía de un hogar. Según los expertos, el siguiente paso sería conectarlos a la red, de manera que sólo se utilizaría la energía de la compañía de distribución cuando fuera necesario.
El aprovechamiento del viento marino, más fuerte y constante que el terrestre, es otro de los grandes retos. En Estados Unidos, científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y del Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL) proponen construir grandes aerogeneradores en alta mar, que se montarían en plataformas flotantes. Según sus simulaciones informáticas, unas amarras permitirían aguantar el empuje de las olas e incluso de huracanes. Por el momento, el entorno costero ofrece ya la posibilidad de algunos desarrollos. El Puerto de Bilbao cuenta desde principios de año con el primer parque eólico marino de España y uno de los primeros del mundo, según sus responsables, la corporación eólica CESA.
Asimismo, la Unión Europea (UE) impulsa diversos planes para lograr los objetivos marcados para 2010 de instalar 60.000 megavatios (MW). La Asociación Europea de Energía Eólica (EWEA), que representa a la casi totalidad del sector en la UE, ha puesto en marcha el proyecto «UpWind» para mejorar las «granjas del viento», con multitud de turbinas capaces de generar cientos de MW. En este proyecto participan varias empresas y centros de investigación españoles, en concreto las Fundaciones Robotiker y Cener-Ciemat y las empresas Fiberblade Eólica y Ecotecnia.
No obstante, algunos expertos recuerdan que la industria eólica ha tardado varios años en llegar a los actuales aerogeneradores, quedando por el camino multitud de desarrollos. Asimismo, además de los inconvenientes ya mencionados, las turbulencias generadas por las «granjas de viento» podrían estar contribuyendo también al cambio climático. Así lo creen científicos de de la Universidad de Princeton, del Laboratorio Nacional de Energía Renovable en Golden, Colorado (EEUU) o del Centro de Investigación Energética en Petten (Holanda), por lo que recomiendan a los ingenieros la reducción de estas turbulencias.
Según la Asociación Empresarial Eólica (AEE), España es el segundo país europeo productor de energía eólica, con 534 centrales instaladas en la actualidad y más de 10.000 MW de potencia instalada a finales de 2005, lo que supuso un ahorro para la economía española de 14,7 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) por reducción en la adquisición de derechos de emisión.
Gamesa, controlada en casi un 25% por Iberdrola y en la que también participa el BBVA, es la empresa líder en España y una de las principales del sector mundial de los parques eólicos. Según sus responsables, cuenta con una cartera de más de 20.000 MW eólicos en promoción en Europa, América y Asia, delegaciones en 13 países, y se sitúa entre los principales fabricantes mundiales de aerogeneradores.
Además de Gamesa, España cuenta con multitud de empresas y centros de investigación punteros en energía eólica. Por ejemplo, el Centro Nacional de Energías Renovables (CENER) y el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT), junto al Ministerio de Educación y Ciencia y el Gobierno de Navarra, han anunciado la construcción del mayor laboratorio de ensayo de aerogeneradores del mundo. Asimismo, empresas como Ecotecnia, que participaba en la instalación del primer parque eólico español, en Tarifa, Abengoa, u otras de carácter más provincial, como la Sociedad Eólica de Andalucía (SEASA), Energía Hidroeléctrica de Navarra (EHN), MTorres, o Eozen son buenos ejemplos del impulso eólico en España.