¿Hay cada vez más huracanes?

A pesar de Irma, Harvey y María, 2017 no es un año récord de huracanes
Por Alex Fernández Muerza 10 de octubre de 2017
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Imagen: NOAA

Irma, Harvey y María. Los nombres de los más recientes y devastadores huracanes todavía no se han olvidado. Su enorme intensidad y sus destructivas consecuencias hacen preguntarse si cada vez hay más huracanes, si son más intensos, si el cambio climático está influyendo o qué avances se están realizando para conocer y combatir estos ciclones. Este artículo responde estas cuestiones.

¿Hay cada vez más huracanes?

Las estadísticas o registros históricos no señalan que hay cada vez más ciclones tropicales -huracanes en el Caribe-. «Lo que ocurre es que 2017 ha resultado muy activo, como ya había previsto la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica estadounidense), después de dos años de mucha menos actividad, aunque con tres muy intensos que han originado muchos daños: Harvey, Irma y María», explica Jorge Olcina. Según este experto, catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Alicante (UA), donde imparte clases de Ordenación del Territorio, Climatología y Riesgos Naturales, «en años intensos del fenómeno natural cíclico El Niño, como los dos anteriores, disminuye significativamente la actividad ciclónica del Atlántico tropical».

Las estadísticas no señalan que haya cada vez más huracanes
Por tanto, este año está siendo normal en cuanto a número. 2005 fue mucho más activo, con 15 huracanes (vientos de más de 120 km/h) y de ellos siete de categoría superior a 3 (vientos de más de 178 km/h). De estos siete, cuatro alcanzaron la categoría 5 (vientos superiores a 250 km/h). El año más activo del siglo XX fue 1950, con ocho huracanes de gran intensidad en el Atlántico Norte.

¿Son los huracanes cada vez más intensos?

José Miguel Viñas, meteorólogo, consultor de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y divulgador científico, señala que «con las estadísticas en la mano no está claro que haya ahora huracanes más intensos que en otras épocas. Lo que sí parece estar cambiando es su dinámica, ya que se observan más procesos de rápida intensificación. Eso es para mí lo sintomático».

Olcina recuerda que no hay una tendencia concluyente. Incluso algunos autores apuntan que está cayendo ligeramente, tanto en número como en intensidad desde 2005. En su opinión, «desde que comenzó la fase positiva de la Oscilación Multidecadal del Atlántico Norte (AMO), en 1995, se ha producido un aumento de huracanes en general. Pero no se ve tendencia de que sean más intensos».

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¿Está influyendo el cambio climático en los huracanes?

Viñas asegura que el cambio climático, en particular el ascenso global de las temperaturas, «está influyendo de forma clara. Los huracanes cada vez más se desplazan por aguas con mayores anomalías cálidas y esto termina favoreciendo una rápida intensificación. La temperatura superficial del agua del mar no es el único factor influyente en su desarrollo, pero es determinante en su evolución. Encaja bastante bien la fenomenología que observamos (huracanes que en poco más de 24 horas alcanzan las categorías más altas, 4 y 5, y la presencia de aguas anómalamente cálidas en amplias zonas)».

Olcina se presenta más prudente al recordar que no hay unanimidad científica y señala que otra explicación es que se está en una fase positiva de la AMO: «En esos años se registra una frecuencia mayor de huracanes. Esta fase comenzó a mediados de los noventa y suelen durar 30 años. Por tanto, estamos en un periodo de actividad importante que seguirá algunos años más».

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Imagen: CONSUMER EROSKI

Así avanza el conocimiento científico de los huracanes

Todavía queda trabajo por hacer para conocer bien a los ciclones y reducir sus efectos destructores. «Los huracanes son aún grandes desconocidos de la meteorología tropical», afirma el catedrático de la UA. No obstante, los científicos han logrado grandes avances en los últimos años, como apuntan tanto Olcina como Viñas:

  • Mejora de la capacidad de anticipar su evolución a corto y medio plazo, gracias a una nueva generación de satélites meteorológicos y a las patrullas de aviones cazahuracanes de la NOAA.
  • Mejora en los modelos numéricos de predicción y en la mayor capacidad de cálculo de los superordenadores. Estos avances seguirán en los próximos años, por lo que es previsible que se reduzca más la incertidumbre sobre las trayectorias previstas o los impactos, como la subida del nivel del mar y el oleaje, las cantidades de lluvia acumulada o las velocidades máximas de los vientos que pueden causar en zonas pobladas.
  • Mejora en los mecanismos de gestión de las emergencias en los territorios que pueden sufrir un huracán.

A pesar de ello, los expertos reclaman más investigaciones para lograr que cada vez muera menos gente y haya menos pérdidas económicas. Según Olcina, «el dato clave que se desconoce es el paso de una estructura inestable tropical (una línea de cizalladura) a un ciclón tropical. Porque líneas de cizalladura se generan decenas en el sector tropical de los océanos cada año, pero solo unas cuantas derivan en ciclones tropicales».

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