La contaminación atmosférica causa cientos de miles de muertes prematuras cada año, genera importantes pérdidas económicas, laborales y sociales, y daña los ecosistemas. Por si no fueran suficientes razones para mejorar la calidad del aire que respiramos, la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) recuerda una más: los gases y partículas contaminantes inciden también en el cambio climático. Este artículo señala cómo afecta al cambio climático la contaminación del aire y los datos recientes de este problema ambiental en Europa.
Contaminantes del aire, así afectan al cambio climático
La contaminación del aire provocó 400.000 muertes prematuras en Europa en 2011Aunque la contaminación atmosférica y el cambio climático son problemas distintos, están vinculados en varios aspectos clave. Así lo recuerda la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) en su reciente informe «Calidad del Aire en Europa 2014«. Esta es una razón más para luchar contra este problema ambiental, ocasionado en su mayoría por el tráfico urbano y la actividad industrial. El estudio señala los principales agentes que reducen la calidad del aire y su efecto en el clima:
- Partículas finas (PM): Son tan diminutas, que pueden entrar en el organismo humano y causar diversas enfermedades respiratorias, cardiovasculares y cancerígenas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las más nocivas para la salud son las PM10 (miden entre 2,5 y 10 micrómetros, entre 25 y 100 veces más delgadas que un cabello humano) y las PM2,5 (inferiores a 2,5 micrómetros). Su efecto en el clima varía en función de su composición y su tamaño, de manera que en algunos casos pueden enfriarlo y en otros, calentarlo. Las PM también pueden alterar los patrones de las lluvias y en el albedo (la capacidad de la Tierra para reflejar la radiación de la luz solar).
- Ozono troposférico (O3): Ubicado en la capa atmosférica más baja, entre 0 y 17 kilómetros (a diferencia del ozono de la famosa «capa» protectora, situada en las zonas altas de la atmósfera), afecta a la salud y es un gas de efecto invernadero (GEI), aunque su presencia es inferior a la de los principales gases implicados en el cambio climático, como el dióxido de carbono (CO2) o el metano. En verano se registra el mayor incremento en su concentración por el aumento de la intensidad de la luz solar y las reacciones con los hidrocarburos volátiles de los gases de escape de los vehículos.
- Óxidos de nitrógeno (NOX): Esta familia de gases puede reaccionar con compuestos orgánicos volátiles (COV) y producir ozono troposférico. También contribuye a la formación de partículas de nitrato que enfrían la atmósfera. En cuanto a la salud, los NOX pueden afectar al aparato respiratorio, irritar la piel y las mucosas, aumentar la predisposición a infecciones virales, frenar el crecimiento y provocar diversas lesiones. Si se convierte en el aire en ácido nítrico, provoca que el agua que cae de las nubes se vuelva tóxica, la «lluvia ácida«.
- Óxidos de azufre (SOX): Contribuyen a la formación de partículas de sulfato, lo que enfría la atmósfera. En el ser humano, la inhalación de concentraciones demasiado elevadas de dióxido de azufre (SO2) puede desembocar en problemas de salud. Las vías respiratorias se irritan y, en ocasiones, se daña el tejido pulmonar.
- Monóxido de carbono (CO): Contribuye a la formación de GEI como el CO2 y el ozono. El CO puede causar la muerte cuando se respira en niveles elevados sin que los afectados se den cuenta, al caer en un estado de sopor que no da sensación de ahogo ni de asfixia, de ahí que se le llame la «muerte dulce».
- Benceno: Puede tener una pequeña contribución al «forzamiento radiativo» (cualquier cambio en la radiación -calor- entrante o saliente del sistema climático). Este concepto lo utiliza el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) para referirse a las perturbaciones externas que pueden conducir a cambios en los parámetros climáticos. En cuanto a sus efectos en la salud, se sabe que es un carcinógeno humano.
Contaminación del aire en Europa, datos recientes
El informe de la AEMA asegura que, aunque las políticas han mejorado la calidad del aire en general, la contaminación es todavía el principal peligro de salud ambiental. Sus autores estiman que en 2011 causó en Europa unas 400.000 muertes prematuras, además de elevar los costes de los sistemas de atención de salud y provocar pérdidas económicas y laborales, al resentir la salud de los trabajadores.
El estudio recopila datos de las estaciones oficiales de monitoreo en toda Europa y demuestra que casi todos los ciudadanos están expuestos a niveles de emisiones contaminantes considerados inseguros por la OMS. Para algunos contaminantes, más del 95% de la población urbana está expuesta a niveles peligrosos. La principal fuente de contaminación del aire en Europa es el tráfico rodado.
La AEMA muestra también los niveles de contaminación en casi 400 urbes europeas. Muchas grandes ciudades tienen niveles de contaminación relativamente bajos según los criterios de la UE (más permisivos que los de la OMS), pero hay algunas que sufren niveles superiores, incluso, a los niveles comunitarios.
Las PM son el contaminante del aire más grave. La exposición a largo plazo fue responsable de la gran mayoría de las muertes prematuras causadas por la contaminación del aire en Europa en 2011, según el estudio. Los altos niveles de ozono troposférico también causaron un número significativo de muertes.