Cepillarse los dientes a diario es un hábito muy recomendable para la salud bucodental. Sin embargo, la pasta que se utiliza para ello está causando diversos impactos ambientales en los ríos y océanos. Los dentífricos llevan sustancias como los microplásticos o el triclosán que se escapan a los sistemas de depuración de aguas residuales y acaban en los fondos marinos y fluviales, provocando daños en los ecosistemas e, indirectamente, en los seres humanos. Este artículo señala por qué la pasta de dientes amenaza el medio ambiente y que los microplásticos son un enemigo invisible cada vez mayor.
Por qué la pasta de dientes amenaza el medio ambiente
Los microplásticos, también conocidos como microperlas o microesferas, son unas partículas diminutas que llevan los dentífricos para eliminar la suciedad dental. Elaboradas con materiales plásticos, estas micropartículas son tan pequeñas que las plantas de tratamiento de las aguas residuales no son capaces de depurarlas y acaban vertidas en los ecosistemas fluviales y marinos. Como son tan diminutas, estos microplásticos se están dispersando por áreas muy diversas en todo el planeta, desde las zonas polares hasta el ecuador, lo que hace que sea un problema ambiental a escala global.
De los 9,5 millones de toneladas de plástico anuales que se arrojan a los océanos, entre el 15% y el 31% son microplásticos
Los impactos ambientales que se han observado son variados. Al tratarse de un material abrasivo, puede producir daños en el aparato digestivo de los animales marinos que los ingieren. Los aditivos que llevan estos microplásticos pueden además provocar alteraciones en el sistema neurológico. También podrían estar atrofiando el crecimiento de los peces y alterando su comportamiento. Y, debido al efecto de bioacumulación, podrían estar llegando a los seres humanos de forma mucho más tóxica: en el medio marino estarían absorbiendo toxinas que serían ingeridas por peces y otros organismos marinos dentro de la cadena alimentaria que son a su vez alimento de otros mayores, multiplicando su efecto negativo hasta llegar a los consumidores. Oihane Cabezas, investigadora de AZTI, Centro tecnológico especializado en innovación marina y alimentaria con sede en Sukarrieta (Bizkaia), y experta en contaminación marina, asegura que ya se han observado efectos negativos de pérdida de peso, crecimiento y hábitos de alimentación en los organismos marinos debido a dicha ingesta.
Algunos países se están concienciando por estas consecuencias ambientales y están tomando cartas en el asunto. El ejemplo más destacado es Estados Unidos, que el año pasado aprobó una ley para prohibir en este país la fabricación, comercio y uso de los microplásticos en los productos cosméticos, entre ellos los dentífricos. La ley, denominada Acta de Aguas Libres de Microplásticos, debería entrar en vigor en julio de este año. En otros países, como Reino Unido o Australia, diversas organizaciones están intentando que se aprueben normativas similares. También hay empresas y multinacionales del sector de los cosméticos pioneras en prohibir el uso de microesferas de plástico en sus productos.
Además de los microplásticos, otro elemento común en la pasta de dientes, el triclosán, también estaría provocando daños ambientales. Esta sustancia se utiliza por su poder bactericida, y es beneficiosa por tanto para la dentadura. Pero si llega a los ecosistemas marinos y fluviales, en combinación con otras sustancias puede resultar tóxico para los seres vivos de estos entornos naturales. Investigadores del Instituto Catalán de Investigación del Agua (ICRA) ya descubrieron la presencia de esta sustancia en los ríos Ebro y Llobregat.
Microplásticos, un enemigo invisible cada vez mayor
Cabezas recuerda que los microplásticos se encuentran en muchos productos de uso común: pastas de dientes, abrasivos industriales, exfoliantes, cremas faciales, champús, geles, productos para bebés, repelentes de insectos, cremas solares, algunos cosméticos, etc.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), las micropartículas de plástico representan hasta el 30% de la basura que contamina los fondos marinos del planeta. Se calcula que de los 9,5 millones de toneladas de plástico que se arrojan cada año a los océanos, entre el 15 y el 31% son microplásticos. «La contaminación por residuos plásticos es uno de los grandes problemas de los mares. Pero los que no se ven, los microplásticos, son mucho más peligrosos. Se están produciendo ya daños a la salud. Las especies marinas comerciales que suministran el alimento principal a la población mundial ya lo están sufriendo», subraya Juan Antonio López, presidente de la UICN España.
Según Cabezas, la prevención es esencial para reducir la cantidad de plásticos en general en el mar, y de los microplásticos en particular: «Las campañas de sensibilización a todos los niveles de la sociedad son fundamentales. Aunque hay ya bastantes iniciativas interesantes, se debería ser mucho más proactivo».