No son jeroglíficos ni signos al azar, sino símbolos de reciclaje. Los envases o productos que los llevan nos recuerdan que pueden ser o que han sido reciclados y nos ofrecen información tan diversa, como el tipo de material con que están fabricados o el lugar concreto donde deben depositarse para su conveniente reciclaje. Gracias a ello, los consumidores pueden concienciarse de la importancia de reciclar, un hábito que ayuda a ahorrar energía, materias primas y en el proceso de recogida y eliminación de basuras.
Un envase con el Punto Verde significa que su empresa responsable cumple con la Ley de Residuos. Es decir, se garantiza que al convertirse en residuo este envase se reciclará y valorizará, normalmente mediante el Sistema Integrado de Gestión de Residuos de Envases (SIG), gestionado por Ecoembes. Los envases que pueden llevar este distintivo son de plástico, envases metálicos y envases tipo Brik; de cartón y papel; y de vidrio (en este último caso los gestiona Ecovidrio).
Por su parte, el anillo o círculo de Möbius se ha convertido en el símbolo internacional del reciclaje, si bien ha dado lugar a diversos identificadores. Cuando el anillo figura sin más, significa que el producto o envase está hecho con materiales que pueden ser reciclables. Si el anillo está dentro de un círculo, quiere decir que parte de los materiales del producto o envase se han reciclado. El símbolo puede especificar el porcentaje de producto reciclado que contiene (en este caso, un 20%). Este dato figura, a menudo, en envases y cajas de cartón.
El símbolo «Tidyman», una figura humana que deposita un residuo en una papelera, indica al consumidor que se responsabilice de deshacerse del mismo en un lugar adecuado.
De manera similar, las botellas de vidrio pueden llevar también un símbolo que combine un anillo de Möbius y un muñeco que deposita uno de estos envases en un contenedor. Se recalca así al consumidor la importancia de utilizar los contenedores o iglúes verdes.
Los siete símbolos del plástico
La gran diversidad de materiales plásticos ha llevado a crear una variada tipología para identificarlos. En este caso, las flechas del anillo – señal de que puede reciclarse de alguna forma- son más estrechas y contienen un número y unas letras que señalan el tipo de material. Un consumidor puede encontrarse en el mercado los siguientes símbolos:
- PET o PETE (Polietileno tereftalato). Es el plástico típico de envases de alimentos y bebidas, gracias a que es ligero, no es caro y es reciclable. Una vez reciclado, el PET se puede utilizar en muebles, alfombras, fibras textiles, piezas de automóvil y, ocasionalmente, en nuevos envases de alimentos.
- HDPE (Polietileno de alta densidad). Gracias a su versatilidad y resistencia química se utiliza, sobre todo, en envases, en productos de limpieza de hogar o químicos industriales, como botellas de champú, detergente, cloro, etc. También se emplea en envases de leche, zumos, yogur, agua y bolsas de basura y de supermercado. Se recicla de muy diversas formas, como en tubos, botellas de detergentes y limpiadores, muebles de jardín, botes de aceite, etc.
- V o PVC (Vinílicos o Cloruro de Polivinilo). También es muy resistente, por lo que es muy utilizado en limpiadores de ventanas, botellas de detergente, champú, aceites y mangueras, equipamientos médicos, ventanas, tubos de drenaje, materiales para construcción, forro para cables, etc. Aunque no se recicla a menudo, en tal caso se utiliza en paneles, tarimas, canalones de carretera, tapetes, etc. El PVC puede soltar diversas toxinas (no hay que quemarlo ni dejar que toque alimentos), por lo que es preferible utilizar otro tipo de sustancias naturales.
- LDPE (Polietileno de baja densidad). Este plástico fuerte, flexible y transparente se puede encontrar en algunas botellas y bolsas muy diversas (de la compra o para comida congelada, pan, etc.), algunos muebles y alfombras, entre otros. Tras su reciclado, se puede utilizar de nuevo en contenedores y papeleras, sobres, paneles, tuberías o baldosas.
- PP (Polipropileno). Su alto punto de fusión permite envases capaces de contener líquidos y alimentos calientes. Se utiliza en la fabricación de envases médicos, yogures, pajitas, botes de ketchup, tapas, algunos contenedores de cocina, etc. Al reciclarse se pueden obtener señales luminosas, cables de batería, escobas, cepillos, raspadores de hielo, bastidores de bicicleta, rastrillos, cubos, paletas, bandejas, etc.
- PS (Poliestireno). Utilizado en platos y vasos de usar y tirar, hueveras, bandejas de carne, envases de aspirina, cajas de CD, etc. Su bajo punto de fusión hace posible que pueda derretirse en contacto con el calor. Algunas organizaciones ecologistas subrayan que es un material difícil de reciclar (aunque en tal caso se pueden obtener diversos productos) y que puede emitir toxinas.
- Otros. En este cajón de sastre se incluyen una gran diversidad de plásticos muy difíciles de reciclar. Con estos materiales se elaboran algunas clases de botellas de agua, materiales a prueba de balas, DVD, gafas de sol, MP3 y PC, ciertos envases de alimentos, etc.
Como variantes de estos símbolos de materiales plásticos se pueden encontrar solo con los números, sin los acrónimos, o con el anillo más grueso de Möbius y, en su interior, el número que corresponda. Si el acrónimo lleva una «R» delante, significa que el producto contiene materiales plásticos reciclados. Por su parte, si el símbolo lleva el acrónimo ABS, se refiere al acrilonitrilo butadieno estireno, un plástico muy duro utilizado en automoción y en usos tanto industriales como domésticos.
Además del vidrio, el papel o algunos plásticos, otros materiales también se pueden reciclar y llevan sus símbolos característicos. Tal es el caso de metales como el aluminio o el acero.
Origen y significado de los símbolos de reciclaje
El símbolo original del reciclaje se creó en 1970, en un concurso de diseño entre estudiantes estadounidenses, organizado por la Container Corporation of America como parte del primer Día de la Tierra. El ganador fue Gary Anderson, un estudiante de último curso de la Universidad de California del Sur, en Los Ángeles.
El símbolo es un círculo de Möbius y cada una de sus tres flechas representa uno de los pasos del proceso de reciclaje: recogida de materiales para reciclar, el proceso mismo del reciclaje y la compra de estos productos reciclados, de manera que el sistema continúa una y otra vez. Anderson se basó en su diseño en la banda descubierta en 1858 por el matemático y astrónomo alemán August Ferdinand Möbius (1790-1868).
El símbolo del Punto Verde lo creó en 1991 la empresa privada alemana sin ánimo de lucro Duales System Deutschland AG. Luego lo adoptaron otros países de la Unión Europea (UE) y, en 1994, los Estados miembros decidieron que fuera la marca para la Directiva Europea de Envases y Residuos de Envases. En Estados Unidos también se utiliza, aunque en este caso las empresas que lo colocan en sus envases no solo se comprometen a reciclar, sino también a reducir el uso de material de envasado y que este sea más fácil de reciclar.
Los consumidores están cada vez más concienciados por el reciclaje. Así al menos se deduce de los datos que los principales Sistemas Integrados de Gestión de Residuos (SIG) ofrecen cada año. Según Ecoembes, en 2010 se recicló el 45,3% de los envases de plástico (323.030 toneladas), el 83% de los envases de cartón y papel (646.186 toneladas) y el 71,5% de metales (240.710 toneladas).
La Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón (Aspapel) asegura que el reciclaje de papel y cartón en España creció un 11% en 2010, equivalente a 4,6 millones de toneladas. Se ahorró así un volumen en vertedero de más de 45 grandes estadios de fútbol.
Por su parte, un 79,2% de los españoles afirma reciclar vidrio siempre, según un estudio de Ecovidrio. El perfil del ciudadano que declara reciclar siempre sus envases de vidrio es mujer, mayor de 44 años y residente en Aragón, La Rioja, Navarra, Cataluña y País Vasco.
Algunas iniciativas impulsadas en ciertas comunidades autónomas deberían ser un ejemplo que seguir. Es el caso de la Mancomunidad de Sanmarko, en Gipuzkoa. Sus responsables destacan por el impulso de las medidas de reciclaje de envases, de la recogida de aceite usado, o del sistema “puerta a puerta” de recogida de residuos.