En verano, sobre todo cuando las temperaturas son muy elevadas, el calor puede convertirse en un riesgo para la salud. Cuando coinciden temperaturas extremas y exceso de calor, se produce en el organismo una pérdida de líquidos y de sales minerales y, si la exposición se prolonga, aumenta el riesgo de sufrir un golpe de calor. Este artículo ofrece varias pautas para saber qué hacer ante una ola de calor y explica cuáles son los síntomas de un golpe de calor, quiénes son más vulnerables a padecerlo y cómo actuar frente a este problema de salud.
Qué es una ola de calor y qué repercusiones tiene
Las olas de calor son episodios de temperaturas anormalmente altas que se mantienen durante varios días y que afectan a una parte importante de nuestra geografía. Como explica la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) en un documento que registra las olas de calor en España desde 1975*, los tres factores que determinan la intensidad de estos episodios son las temperaturas alcanzadas, su duración y el territorio afectado.
La ola de calor más importante de las registradas en Península y Baleares corresponde al verano de 2015 y es la más larga registrada hasta la fecha en nuestro país, al menos desde 1975, año en que arranca la serie analizada. Su duración fue de 26 días, concretamente del 27 de junio al 22 de julio de 2015.
Las olas de calor tienen repercusiones en la salud de las personas:
- Entre sus efectos más habituales destacan la deshidratación, las lipotimias y mareos, las dermatitis, los edemas, las quemaduras, la insolación, los calambres y el síncope por calor.
- En algunos casos, las consecuencias pueden ser aún más graves, como el agotamiento por calor o el golpe de calor, que puede llegar a ser mortal o dejar importantes secuelas.
Recomendaciones ante una ola de calor
Cuando las temperaturas son muy altas, debemos extremar las medidas de prevención para evitar problemas como la deshidratación o el golpe de calor. Las recomendaciones son para todas las personas, pero especialmente para los grupos más vulnerables o «de riesgo»: los menores de cuatro años, las personas mayores (más si viven solas o son dependientes), las personas con enfermedades crónicas (como cardiopatías, enfermedades respiratorias o diabetes) y quienes realizan esfuerzos físicos en el exterior, ya sea por trabajo o por deporte.
Imagen: Gerd Altmann
Ante una ola de calor es fundamental tener en cuenta las siguientes pautas:
🛣️ En la calle
- Si puedes, evita salir en las horas más calurosas del día (de 12:00 a 17:00 horas).
- Si tienes que salir en esos tramos, usa protector solar. Recuerda aplicarlo, al menos, media hora antes de salir.
- Busca la sombra.
- Protégete de la exposición directa al sol: hay que llevar siempre una gorra o sombrero y utilizar ropa ligera, de algodón y no ajustada.
- Mójate ligeramente la cara y la ropa.
- Evita, en lo posible, la actividad física intensa durante las horas de más calor. Aprovecha las primeras horas de la mañana o al atardecer para practicar tu deporte favorito.
- Evita los trayectos en coche durante las horas de más sol. Si aparcas, nadie debe quedarse dentro en el coche cerrado; menos aún, ancianos, niños o enfermos crónicos.
🏠 En casa
- Baja las persianas cuando el sol incida de forma directa sobre las ventanas.
- Abre las ventanas durante la noche para que la vivienda se ventile y baje la temperatura del hogar.
- Refresca el ambiente con ventiladores y, si es preciso, con aire acondicionado, siempre y cuando se haga un uso racional del mismo. Recuerda que cada grado que se baje la temperatura supone un incremento de consumo de energía del 7 %.
- Evita las comidas copiosas y muy calientes; también las técnicas de cocción que aumenten la temperatura del hogar (como el horno).
🔥 Siempre
- Aumenta la ingestión de líquidos. La bebida de preferencia es el agua. También se pueden obtener líquidos a través de los alimentos como las frutas. Consulta cuáles son las cinco frutas cotidianas con más agua.
- Evita el consumo de bebidas azucaradas y bebidas alcohólicas.
- Asegúrate de que niños y ancianos beban abundantes líquidos.
- Prepara comidas y cenas ligeras, a base de ensaladas, verduras y frutas frescas.
- Presta especial atención a la medicación crónica: los tranquilizantes, los diuréticos y otros fármacos pueden inducir cambios fisiológicos que recomienden un cambio de pauta. Hay que mantener los fármacos en un lugar fresco para evitar alterar su composición y efecto.
- Presta atención también a síntomas como el cansancio y signos de deshidratación. Si no hacemos nada al respecto, se puede llegar al llamado «golpe de calor», con cefalea intensa, náuseas, somnolencia, convulsiones e, incluso, pérdida de conocimiento y muerte.
Síntomas del golpe de calor
El golpe de calor se produce cuando aumenta la temperatura del cuerpo, ya sea por una exposición prolongada al sol (insolación), por hacer ejercicio en ambientes calurosos o con poca ventilación o por estar en una ola de calor.
Cuando esto ocurre, el cuerpo es incapaz de regular su propia temperatura: los mecanismos de refrigeración (como el sudor y la respiración) no funcionan de modo correcto y se produce un desajuste térmico. Este desajuste se traduce en un incremento brusco y sostenido de la temperatura corporal.
Los principales síntomas del golpe de calor son los siguientes:
- Sudor intenso (que cesa después)
- Sed intensa y sequedad en la boca
- Mareos, confusión y desorientación
- Piel seca
- Agotamiento y cansancio
- Vértigo
- Calambres musculares
- Dolor de estómago y falta de apetito
- Dolor de cabeza
- Agitación
En la mayoría de los casos, estas señales suelen ser leves y es habitual que surjan calambres.
Cuando los trastornos son más graves, puede producirse un fallo en los mecanismos cardiocirculatorios de adaptación al calor. En este caso aparecen síntomas como debilidad, cansancio, dolor de cabeza, mareo, náuseas y vómitos.
Un golpe de calor llega precedido por un aumento de la temperatura corporal (sin llegar a considerarse fiebre) y por un deterioro progresivo de la conciencia. Además, la persona deja de sudar y tiene la piel seca, lo que significa que su sistema de refrigeración empieza a no funcionar de forma adecuada.
Qué hacer ante un golpe de calor
¿Qué hacer en estos casos? Cuando esto ocurre, se debe, por este orden:
- llevar a la persona a un lugar con sombra, lejos de los rayos de sol.
- si es posible, bañarle con agua tibia, entre los 15 ºC y los 20 ºC.
- darle de beber si está consciente.
- y, por último, llamar a los servicios de emergencia.
Pero cuando el golpe de calor es grave, puede producirse un fallo multiorgánico. En este caso es vital llevar al paciente a un centro hospitalario porque el riesgo de mortalidad es elevada, como también lo son las secuelas neurológicas. Durante el traslado, pueden aplicarse compresas de agua fría y dar de beber pequeños sorbos de agua.
_____
(*) ‘Olas de calor en España desde 1975‘, documento completo de la AEMET.