La mochila es uno de los aspectos básicos que hay que preparar cuando se practica senderismo o cualquier otra actividad o excursión que implique estar en plena naturaleza. Elegir entre los diferentes modelos y saber qué elementos básicos llevar y cómo organizarlos no es complicado, si se siguen las cuatro claves que ofrece este artículo.
1. Elegir bien la mochila
En la actualidad se pueden encontrar gran cantidad y variedad de mochilas, así que para no agobiarse, conviene tener claro para qué se utilizará. Las más modernas vienen con su propio cubremochilas para la lluvia o con panel trasero curvado y una rejilla que se pega a la espalda, de manera que se ventila y reduce la sudoración. Otra opción, sobre todo en días soleados y para salidas cortas, es llevar riñoneras para transportar agua, llaves, documentación o móvil. Asesorarse en la tienda o con algún amigo «mochilero» y gastar lo imprescindible (lo más caro no siempre es lo que se necesita) ayudarán a elegir.
La expresión «menos es más» debería estar en nuestra mente para elegir mochila y qué incluir en ellaUna buena idea es contar con dos mochilas: una pequeña para las cosas de diario y de valor y otra grande para la ropa. La pequeña es útil que lleve por fuera portabotellas laterales para tener fácil acceso al agua y amarres para llevar las prendas que sobran durante la caminata. Las grandes pueden tener varios tamaños, si bien se recomiendan capacidades de unos 40 litros.
2. Planificar la excursión antes de salir
No es lo mismo una excursión de día que una travesía de un mes o si se duerme en tienda o en un alojamiento. Tenerlo en cuenta ahorrará pesos innecesarios o, por el contrario, echar de menos algún elemento. Ahora bien, la expresión «menos es más» debería estar en nuestra mente para elegir la mochila y qué elementos incluir en ella, pues cuanto menos peso, la espalda y, en general, el estado físico lo agradecerán. Si se viaja en grupo es recomendable compartir objetos para reducir peso.
3. Incluir los elementos básicos
Agua. Llevar entre uno y dos litros de agua por día, que puede transportarse en botellas reutilizables que mantienen la temperatura y son resistentes a golpes. Otra opción son los zumos de frutas o las bebidas isotónicas, que reponen las sales minerales perdidas al sudar.
Comida. Galletas, barritas energéticas, fruta fresca y frutos secos sirven para recuperar fuerzas y ofrecer energía extra para continuar. El clásico bocadillo al llegar a la meta es un placer que además alimenta.
Navaja multiusos. Una sencilla, pero de calidad, con una o dos hojas, sacacorchos, abrelatas y tijeras puede sacar de más de un apuro.
Crema solar. Hay que darse a menudo, incluso en días que no son soleados, sobre todo en cara y brazos.
Botiquín con suero fisiológico, desinfectante tipo clorhexidina o similar, gasas, esparadrapo, tiritas, venda autoadhesiva, antiinflamatorios o analgésicos, cremas para picaduras de insectos y una manta isotérmica puede ayudar a mantener la temperatura corporal.
Pañuelos de celulosa, que son más prácticos y para más usos que el papel higiénico. Eso sí, cuando se hayan utilizado, no abandonarlos en el entorno y mucho menos quemarlos a fin de evitar un incendio forestal.
Móvil inteligente. Para llamar al 112 en caso de accidente o problema grave, ofrecer un mapa de la zona (llevarlo descargado por si falla la conexión) y un sistema de orientación GPS. Para que no falle es recomendable cargarlo al 100% antes de salir y llevar una batería externa también bien cargada.
Bolsa de basura. Los residuos generados pueden contaminar e incluso provocar incendios. Por ello, hay que llevar elementos reutilizables y una bolsa para guardar la basura y depositarla en un lugar adecuado.
Linterna. Si no se quiere estar pendiente de las pilas, las hay con dinamo que se recargan a mano. Un mechero o unas cerillas pueden servir para hacer fuego en casos extremos, no para hacer fogatas en zonas prohibidas.
Ropa. En función de las condiciones meteorológicas y del entorno, resulta útil la ropa de naturaleza utilizada con el sistema de capas, de manera que se mantiene la temperatura corporal y se evitan las inclemencias externas.
Tienda de campaña y saco de dormir. Son básicos si se planean varias jornadas fuera. Como hay muchas posibilidades de materiales y sistemas de montaje, hay que prever su utilización y, en el caso de la tienda, el número de ocupantes. Asimismo, hay que recordar que solo se puede acampar en lugares permitidos.
Productos de higiene personal. Si se está fuera varios días, se puede llevar desodorante de viaje, kit de costura, etc., así como jabón blanco o en polvo para lavar la ropa de noche y tenerla para el día siguiente. Si no se ha secado y hay que marcharse, se puede guardar en una bolsa hasta poder tenderla -siempre en lugares que se pueda lavar para no contaminar el entorno-.
4. Organizar bien todo dentro y fuera
Un buen orden en la mochila ofrece un mejor equilibrio y tener las cosas a mano. Los elementos pesados deberían ir al fondo y cerca de la espalda, después los de poco uso y en la parte de arriba los de uno mayor. Objetos de acceso rápido, como un impermeable o el agua, se pueden poner en la parte externa. Los compartimentos se pueden emplear para cosas sueltas, ropa interior o enseres de aseo.
Las bolsas de compresión reducen el espacio que ocupa la ropa y la mantiene seca, pero al permitir que se puedan meter más objetos, la mochila pesará más. Por ello, se recomienda un sistema más «casero»: enrollar la ropa. Este vídeo explica cómo hacerlo: