Salir de excursión a la montaña es una actividad muy gratificante que se puede practicar a todas las edades, pero sin olvidar unas normas de seguridad. Las medidas de prevención en el monte son fundamentales para reducir los riesgos asociados y, así, minimizar los accidentes que se puedan ocasionar. En este artículo se describen algunos de los accidentes más habituales en la montaña y qué aspectos son imprescindibles tener en cuenta antes de ir de excursión.
Aunque la práctica de senderismo no conlleva, en principio, mucha dificultad técnica, la naturaleza es imprevisible y hay que tener en cuenta muchos factores antes de ponerse la mochila y salir de excursión. Aspectos como el tiempo que llevará una salida, la dureza del camino o lo largo que sea el trayecto son clave al organizar la excursión y el material necesario para realizarla a fin de minimizar los posibles riesgos de sufrir accidentes.
Accidentes en la montaña: toda prevención es poca
No conocer el camino lo suficiente y perderse es uno de los accidentes más frecuentes en la montaña, más si media el mal tiempo
En los accidentes más habituales en la montaña, incluso al practicar senderismo, suelen estar implicadas personas inexpertas que, a menudo, no llevan consigo el material adecuado. No conocer el camino lo suficiente y perderse es uno de los más frecuentes, más si media el mal tiempo. Pero también lo son los traumatismos o lesiones del sistema músculo esquelético, la deshidratación y el agotamiento. Por este motivo es importante, antes de salir, conocer los senderos o lugares por donde discurrirá la excursión y calcular el tiempo de luz disponible.
A pesar de que el móvil es una herramienta fantástica, en muchos lugares todavía la cobertura es escasa y no hay posibilidad de contactar con familiares o conocidos ante un contratiempo. Si ocurre un accidente, hay que llamar al 112. Si no hay disponibilidad (por falta de batería o de dispositivo), alguien debería quedarse con la víctima a la vez que otra persona busca ayuda.
Por este motivo, lo mejor es nunca ir solos, no separarse del grupo y, por supuesto, es primordial conocer los primeros auxilios, ya que el tiempo que pasa desde el momento del accidente -o un paro cardiaco- hasta que se practican es de vital importancia para la supervivencia de las víctimas, más aún en un escenario donde la ayuda puede tardar en llegar.
Los siete imprescindibles antes de salir de excursión
A pesar de que hay que tener la suficiente capacidad física y técnica, como en cualquier práctica deportiva en la naturaleza, hay otros aspectos que ayudan a que la salida al monte sea todo un éxito. A continuación se resumen en siete consejos:
- 1. La planificación de la salida. Saber cuántas personas y cuáles son sus capacidades, cuál será el recorrido y el tiempo de duración que está previsto que dure la salida (teniendo en cuenta a la persona con menos capacidad o experiencia).
- 2. El material indispensable. Los mapas de la zona, GPS o brújula, navaja, linterna, teléfono (con batería completa o una de repuesto) y silbato son imprescindibles.
- 3. Las previsiones meteorológicas. Pero no hay que conformarse solo con el tiempo de las noticias. Lo conveniente es utilizar los soportes de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y revisar los avisos meteorológicos (Meteoalerta) que aporta todos los fenómenos atmosféricos adversos hasta un plazo máximo de 60 horas y su evolución.
- 4. La indumentaria. Al salir a la montaña no solo es importante llevar una mochila cómoda y con la capacidad adecuada. Es imprescindible, más cuando la ruta transcurre por alta montaña, no olvidar gorra o gorro, buff o bufanda, guantes y gafas para protegerse del viento y del sol, además de utilizar botas o calzado apropiado (si es posible, que cubran la zona del tobillo) con calcetines que absorban la humedad (mejor llevar un par de recambio). Para mantener el frío a raya (incluso en verano, dependiendo de la altitud), la premisa es vestirse por capas: la primera con una camiseta transpirable y térmica, ropa de protección -que también puede ser térmica- y un cortaviento impermeable, aunque no está de más llevar una camiseta térmica de repuesto, si el esfuerzo se prevé intenso, y otra capa de abrigo.
- 5. La comida. Es necesario llevar tentempiés para recuperar fuerzas, según la intensidad y el recorrido. Lo idóneo es combinar alimentos ricos en hidratos de carbono simples con complejos, con el objetivo de obtener energía y de recuperar parte de las reservas de glucógeno utilizadas, pero que sean de fácil digestión. Algunas opciones son galletas, barritas energéticas, una mezcla de fruta fresca, desecada y frutos secos.
- 6. La bebida. Es esencial el agua para no deshidratarse, aunque el clima sea frío. Si la salida ocupa un día completo, hay que llevar consigo unos dos litros por persona. El agua, los zumos de frutas diluidos en agua o las bebidas isotónicas -reponen las sales minerales perdidas por el sudor- o energéticas -que aportan energía a la par que hidratan- son una buena opción.
- 7. El botiquín. Una persona que practica senderismo debe llevar siempre consigo un botiquín de primeras curas que contenga pinzas, tijeras, guantes, monodosis de suero fisiológico, un producto para desinfectar (como clorhexidina), gasas, esparadrapo, tiritas y venda autoadhesiva. Para casos de esguinces o dolor de cabeza, antiinflamatorios o analgésicos, y cremas para tratar picaduras o mordedura de insectos. La manta isotérmica es otro de los artículos básicos en un botiquín de primeros auxilios, de ayuda para conservar el calor corporal en un ambiente poco agresivo, ya que bajo condiciones de lluvia o frío extremo, es necesario aplicar otras medidas de aislamiento.
Y, por último, si el tiempo se tuerce, alguien se siente indispuesto o muy agotado, lo mejor es dar media vuelta y volver otro día.
En la montaña no debe faltar, ni en verano ni en invierno, la protección solar. Aunque el cielo esté nublado, hay que recordar que las radiaciones solares tienen más penetración debido a la altura. Cuanto a más altitud se está, mayor es el peligro de sufrir quemaduras por el sol. La crema solar idónea debe contar con filtros de protección solar (FPS) que protejan frente a los rayos UVA y los UVB. Pero no solo hay que proteger la piel, es imprescindible utilizar gafas de sol -para prevenir cataratas y cáncer de piel alrededor de los ojos- y usar protector labial con FPS, ya que, debido al sol y a la sequedad de la mucosa, es fácil que se corten y aparezcan herpes. Además, hay que aplicar el fotoprotector cada dos o tres horas, o menos, si se suda en exceso.