La conservación de naturaleza en España, el país con más biodiversidad de Europa, está retrocediendo en algunos casos a niveles de hace 30 años. Así lo destaca Roberto Lozano, presidente de la Asociación de Fundaciones para la Conservación de la Naturaleza (AFN), una de las principales entidades conservacionistas españolas al reunir a una quincena de organizaciones y unos 100.000 simpatizantes en todo el país. Lozano reconoce los avances de los últimos años, pero critica la “falta de un plan de Estado sobre medio ambiente” o que “muchos millones de euros de la Unión Europea (UE) destinados a protección de la naturaleza y desarrollo rural se hayan utilizado para otros fines”.
Se han conseguido hitos muy positivos con especies emblemáticas, como el oso, el lince o el quebrantahuesos, o con espacios muy concretos como los fondos marinos. No obstante, no se ha logrado un cambio global y real, porque no hay un plan de Estado sobre medio ambiente ni sobre conservación de la naturaleza. Las políticas ambientales no se han integrado en las áreas de la Administración por igual, sean estatales, autonómicas o locales, y se las ha restado protagonismo, presupuesto e importancia en un país con la más alta geo y biodiversidad de Europa.
“España ha retrocedido en algunos casos a niveles de protección de la naturaleza de hace 30 años”En España se ha hecho un gran esfuerzo en los últimos años por declarar espacios naturales protegidos y dotarlos de normativa, protección y desarrollo, pero cada comunidad autónoma ha ido a una velocidad y los avances se han paralizado por falta de decisión y presupuestos, retrocediendo en algunos casos a niveles de protección similares a hace 30 años. Los verdaderos protagonistas de la conservación y dinamismo de un espacio natural son sus habitantes, que se sienten engañados si los proyectos y expectativas de desarrollo económico y protección no se cumplen, hecho este que influye en la presión social sobre algunas especies o espacios. La UE ha dirigido muchos millones de euros a la conservación de la naturaleza y el desarrollo rural en España, y se han utilizado para otros fines o no se han invertido bien. Como no se han conseguido los objetivos marcados, desde Europa nos piden ahora cuentas sobre esos fondos.
Hay varios aspectos sobre los que sería urgente actuar:
- El poco interés político, como se ha apreciado en los programas de todos los partidos en las últimas elecciones, agravado por una visión diferente de cada administración estatal y autonómica.
- Los delitos ambientales, que deben perseguirse con mayor ahínco y medios.
- La escasez de recursos para educación ambiental, esencial para provocar cambios duraderos.
- La fiscalidad y legislación sobre mecenazgo, que está por regular, necesaria para alentar a personas y empresas que quieran colaborar con el medio ambiente.
- Los presupuestos dedicados a la conservación e investigación de la biodiversidad, que son muy escasos.
- Nuestra forma de consumir, que marca el modelo de producción y reutilización de los recursos naturales.
“España, el país con la más alta biodiversidad de Europa, carece de un plan de Estado sobre medio ambiente”El consumidor es la clave de la conservación de la naturaleza. Todo lo que consumimos proviene en mayor o menor medida de un entorno natural y, al terminar de usarlo, lo devolvemos al medio ambiente. Por ejemplo, podemos consumir preferentemente verduras de nuestra provincia o provincias cercanas, produciendo así menos gasto de combustible, menos contaminación y menos cambio climático. Si compramos carne de una ganadería familiar extensiva, contribuimos a mantener la población en el medio rural, el paisaje y la biodiversidad. Si seleccionamos productos con menos envase, reducimos el plástico contaminante. El consumidor a la hora de comprar, y los supermercados y la tienda de barrio al elegir a sus proveedores, marcamos nuestro grado de compromiso social y ambiental, y estamos educando. Todo esto es también comercio justo, con las personas y el medio ambiente.
Debe ponerse en marcha un gran plan entre administraciones sobre corredores ecológicos para todos los rincones del país. Debería aplicarse a decenas de hábitat prioritarios para la UE (Red Natura 2000), a cientos de especies de fauna y flora, a pueblos y ciudades, que incluyan todos los espacios naturales protegidos urbanos, periurbanos y rurales, las vías pecuarias, los montes públicos, las costas y las áreas marinas, los bosques centenarios, los espacios agrícolas con gestión sostenible (que albergan la mitad de la biodiversidad) y los espacios degradados que deben restaurarse.
“El consumidor es la clave de la conservación de la naturaleza”Es insuficiente. Se ha supeditado el sentir social y la necesidad real, científica e imperiosa de luchar contra el cambio climático, a los intereses del sector de los combustibles fósiles. Seguimos pensando en el ahora y nada en el futuro del planeta, en el que además de nuestros hijos también viviremos nosotros, aunque algunos no lo crean. No se ha apostado por modelos ya más que contrastados, justos y responsables, donde primen las energías renovables, la agroganadería y el transporte sostenible.