Las Navidades pueden tener un impacto ambiental considerable: aumento de la generación de residuos, desperdicio de alimentos y energía, etc. Para evitarlo sin renunciar a disfrutar de este tiempo, los consumidores tienen la posibilidad de asumir diversos consejos como los que se ofrecen en este artículo. Las fiestas navideñas también pueden ser ecológicas.
1. Hacer regalos ecológicos
Los regalos y las Navidades son como un tándem que puede ser también «verde». Los Reyes Magos, Santa Claus o personajes como el Olentzero vasco pueden traer a los niños juguetes ecológicos: cada vez hay más variedad entre los que se elaboran de forma respetuosa con el medio ambiente. En caso de decidirse por un juguete convencional, conviene elegir uno con valores educativos, sin embalaje excesivo, sin pilas y elaborados con materiales no contaminantes y reciclables. La página web Infojuego de EROSKI puede ser de gran ayuda para acertar. Y siempre hay que recordar que, para un niño, el cariño y la compañía de sus adultos y amigos y el uso de la imaginación se encuentran entre los mejores regalos posibles.
Los regalos y las Navidades son como un tándem que puede ser también «verde»En cuanto a los mayores, también pueden regalar una gran variedad de productos ecológicos: alimentos «delicatesen» con certificado verde, bicicletas, colonias y cosméticos ecológicos, electrónica y tecnología ecológica, libros, películas y revistas de contenido medioambiental, mascotas abandonadas, productos de comercio justo, ropa ecológica y solidaria, viajes ecológicos, etc.
2. Adornos navideños sí, pero sin destruir el medio ambiente
La utilización de musgo para el belén o de un acebo como árbol navideño está prohibida por ley, tras los excesos sufridos en las últimas décadas.
La elección de un abeto natural o artificial tiene, en ambos casos, ventajas e inconvenientes ambientales. Por ello, el consejo es hacer un uso responsable. Si se elige uno natural, que sea con suficientes raíces y cepellón (tierra adherida); se debe regar y alejarlo de la calefacción para que dure lo suficiente, hasta que se pueda llevar a un punto de recogida donde lo trasplanten. Y si se utiliza uno artificial, que sea de buena calidad para que pueda conservarse durante muchos años.
El resto de símbolos navideños también pueden ser más respetuosos con el medio ambiente: adornos y tarjetas de felicitación reutilizadas y elaboradas con materiales reciclados, luces de bajo consumo y con temporizador, etc.
3. Evitar los despilfarros
La tercera parte de los alimentos producidos al año en el mundo para el consumo humano (unos 1.300 millones de toneladas) se pierden o desperdician, según la ONU. Este problema medioambiental, económico y social se acentúa en las fiestas navideñas: se tiran hasta un 40% de los alimentos producidos según Ecologistas en Acción. La idea no es privarse de alimentos, sino de consumir de forma sostenible: estudiar la lista de la compra para no llevarse excesivos productos, organizar en casa los alimentos de manera que se consuman todos, conservar en el congelador los productos perecederos, etc.
La energía es otro recurso que no se debe despilfarrar, sobre todo en Navidades: se estima que su consumo se incrementa hasta en un 20% por un mayor uso de la calefacción y la luz. Diversos consejos ayudarán a reducir este gasto y, de paso, su impacto ambiental: utilizar bombillas de bajo consumo, sistemas basados en energías renovables, electrodomésticos eficientes, desplazarse en transporte público o bicicleta, etc.
4. Consumir productos ecológicos, locales y de temporada
Los productos elaborados de forma local, frescos y de temporada tienen una menor huella ecológica y suelen ser más económicos y sabrosos. Por su parte, los productos con certificación ecológica garantizan que se han elaborado con unos métodos respetuosos con el medio ambiente. Son, por tanto, una opción más que recomendable para consumir en Navidades.
5. Generar menos basura y reciclarlo todo
En Navidades, la producción de basura se dispara: se generan dos kilos al día, de los cuales la mitad son envoltorios y embalajes, según Ecologistas en Acción. Por ello, la práctica ecológica de las tres erres tiene que estar todavía más presente entre los consumidores: hacer un consumo ajustado a nuestras verdaderas necesidades que prescinda de productos con empaquetados excesivos y de «usar y tirar» (reducir); reutilizar los productos y materiales en buen estado que ya no se usan y alargar su vida útil; y reciclar los residuos de manera adecuada.
6. Y después de las Navidades, también ecológicos
La conciencia ecológica tiene que estar presente también una vez que se hayan acabado las fiestas. La generación de más residuos que en la media del resto del año, los regalos que no han gustado, los alimentos sobrantes de las celebraciones o el abeto navideño tienen solución ambiental con una organización adecuada.