Cada recolector de setas tiene fichado su rincón particular en el bosque, un secreto que incluso llega a incluirse en el testamento. En nuestro país, algunas de las zonas más fértiles se encuentran en Cataluña, Castilla y León, Navarra, Málaga, Huelva o Asturias, pero no solo allí. Señalar todos los setales de España resultaría misión imposible. No obstante, en este artículo enumeramos algunas de las zonas donde los rastreadores tienen más papeletas para encontrarlos y conversamos sobre la conservación de esta riqueza natural con Pedro Gómez Turiel, biólogo y director del Museo Micológico de Rabanales (Zamora).
10 lugares para recolectar setas
Imagen: CONSUMER EROSKI
- 1. Bosque de Muniellos (Asturias): se han contabilizado más de 400 especies de setas.
- 2. Parque natural de Gorbeia (entre Álava y Vizcaya): cuenta con gran cantidad de hongos, especialmente de boletus edulis.
- 3. Berguedà (Barcelona): es la capital del rovellò o níscalo.
- 4. Parque Natural del Montseny (Barcelona): presume de sus níscalos, trompetas o negrillas.
- 5. Valle de Hecho (Huesca): usones y setas de prado (primavera), ceps (verano), rebichuelos, setas pino y fongos (otoño).
- 6. Sierra de Guadarrama (Madrid): se pueden encontrar boletus, setas de cardo y níscalos.
- 7. Sendero Micológico de Unzué (Navarra): las más habituales son el rebozuelo amarillento, el hongo royo o la seta de pino.
- 8. Valle de Ultzama (Navarra): aquí hallará trompetas de los muertos, rebozuelos, hongos, gamuzas, setas de marzo, amanitas, palometas y carboneras.
- 9. Navaleno (Soria): hay más de 150 variedades diferentes de hongos. Las más comunes: boletus, níscalos y setas de cardo.
- 10. Rabanales (Zamora): la presencia de boletus edulis es excepcional.
Setas: cómo conservar un tesoro natural
Las setas son un recurso natural muy delicado que debemos cuidar de manera apropiada. Sobre su conservación y explotación hablamos con el director del Museo Micológico de Rabanales (Zamora), Pedro Gómez Turiel.
¿Se están recolectando demasiadas setas?
En la recolección influye más la calidad que la cantidad. Si las personas emplean buenas prácticas, por ejemplo, si usan la cesta, no remueven el suelo o no recogen ejemplares inmaduros, el impacto es mínimo. Incluso se puede estar favoreciendo la dispersión de las esporas y, por tanto, la de los hongos. Pero eso no ocurre siempre.
¿Estamos ante una moda?
En ciertos montes se da una saturación de recolectores, sobre todo en determinados momentos como algunos fines de semana o puentes que coinciden con la temporada de setas. Pero, por otra parte, las setas son un recurso natural renovable que se puede aprovechar de manera sostenible. Sería deseable que la presión recolectora se repartiese, porque hay lugares en los que todas las setas se quedan en el monte.
¿Por qué gusta tanto coger setas?
Se dan cita varios factores. En primer lugar, la calidad gastronómica de algunas especies, como los boletus, el perretxiko o la seta de cardo. Por otra parte, encontrarlas es muy entretenido. A eso hay que sumar el misterio que rodea a este producto: las setas aparecen muchas veces como por arte de magia, solo lo hacen en determinados lugares… Todo eso seduce a muchos recolectores. Y, finalmente, se ha puesto de moda. Eso también influye.
¿Qué opina sobre los cotos y las tasas que imponen en algunos municipios?
La regulación de esta actividad resulta necesaria y hasta imprescindible por una cuestión de conservación del recurso, pero también porque el monte siempre tiene un dueño y este debe beneficiarse. Lo contrario sería injusto. Otra cosa es qué objetivos persigue la regulación en según qué casos y la letra pequeña, pues cada coto establece unas normas.
¿Cómo se puede ser sostenible a la hora de recoger setas?
Lo importante es, por una parte, conocer bien qué son las setas, qué papel juegan en la reproducción de los hongos y la importancia que estos tienen en nuestros ecosistemas. Sabiendo esto, resulta evidente lo que se debe o no hacer en el campo. A la información hay que sumar la conciencia medioambiental, que cada vez es mayor, pero aún no llega a todas partes. En el fondo, se trata de un aprovechamiento como otro cualquiera. Si se es comedido y respetuoso con el entorno, nuestra actividad no causará perjuicio alguno. Algo en lo que hago hincapié, especialmente cuando salgo al monte con la gente, es en no dejar basura en el campo e incluso en retirar la que encontramos. Muchos seteros hacen eso y convierten esta actividad en algo muy positivo para los bosques.