Una casa de cartón de tres habitaciones por unos 25.000 euros y que se monta en un día. Es la propuesta de una empresa holandesa que utiliza de forma innovadora este material, más ecológico que los de construcción convencionales. Este artículo señala que residir en una vivienda de cartón es posible, cómo se fabrica y por qué es importante usar y reciclar bien el cartón.
Vivir en una casa de cartón es posible
El cartón puede parecer un material frágil para hacer una vivienda, si se piensa que solo sirve para hacer cajas. Sin embargo, como explica Roberth Rojas Zambrano, arquitecto y creador de muebles de cartón, «posee unas características mecánicas muy parecidas a la madera. Todo está en saber cómo tramarlo y cómo estructurarlo para darle rigidez y fuerza en los puntos donde necesita ser fuerte. Es ligero, muy fácil de manipular. Solo hay que tener claro cómo ha de ser la pieza para transformarlo y puede valer para muchas más cosas que para embalar objetos».
El cartón puede valer para muchas más cosas que para embalar objetos, como construir una casaEl estudio de arquitectura Fiction Factory, con sede en Ámsterdam (Países Bajos), tiene también claras las propiedades del cartón. Tras cuatro años de investigaciones, ha desarrollado la Wikkelhouse («casa envoltura» en holandés), una vivienda hecha por completo de cartón 100% reciclable obtenido de árboles escandinavos. Sus responsables garantizan una vida útil de al menos 50 años más respetuosa con el medio ambiente que el resto de edificios construidos con materiales convencionales. Las características de sus paredes hacen que la casa tenga un aislamiento acústico y térmico «óptimo», de manera que se ahorra en climatización y se reducen los ruidos tanto provenientes del exterior como los que pueden producirse en su interior. En este vídeo, sus creadores ofrecen una explicación e imágenes de la vivienda:
La Wikkelhouse se ha concebido con una estructura modular, de modo que se puede fabricar con más o menos habitáculos, en función de las necesidades del cliente, y de manera muy rápida: en un día puede instalarse. Además de una casa, puede concebirse como un local comercial, una oficina o una sala de exposiciones. Cada módulo tiene unas dimensiones de unos 5 m2 y el precio mínimo asciende a 25.000 euros por una vivienda de tres módulos, transporte y montaje no incluidos. En ella se pueden incluir todas las instalaciones domésticas básicas, como cocina, ducha, baño, salón o dormitorio.
Sus responsables explican que, de momento, solo realizarán 12 casas al año provenientes de países cercanos (Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Francia, Reino Unido y Dinamarca) para garantizar su calidad y sostenibilidad. No obstante, aseguran que su idea es ampliar la producción y las zonas de envío a medida que aumente el interés, cuestión que parecen haber conseguido al haber cubierto todos los pedidos y tener lista de espera.
Cómo se fabrica la casa de cartón
La Wikkelhouse está formada por secciones o módulos, como si fuera una barra de pan que se corta en rebanadas y luego se ensamblan unas con otras. Cada sección está compuesta por 24 capas de fibra virgen de cartón, que se adhieren entre sí con un pegamento sostenible, de manera que se genera una estructura que ofrece resistencia y aislamiento. Para sellar los módulos se utiliza una carcasa exterior de madera y aluminio que la protege de las inclemencias meteorológicas.
La estructura final se construye sobre un armazón de metal que da vueltas depositando cada capa hasta obtener el molde que da forma a la vivienda. Su tamaño se puede ampliar, pero siempre de manera longitudinal, ya que todos los módulos son iguales.
El sistema de fabricación de la casa sigue la idea de otra empresa holandesa que creó un molde para envolver cajas de frutas y verduras con múltiples capas que aumentan su solidez. Fiction Factory nació en 1989 y, además de esta vivienda de cartón, se dedica a hacer estands para ferias y exposiciones e interiores de oficinas.
Por qué es importante usar y reciclar bien el cartón
El cartón bien usado puede ser un material ecológico. Además de emplearlo solo para lo imprescindible, se puede reutilizar. Las cajas o bolsas pueden tener más vidas si se cuidan bien e, incluso, aprovecharlas para hacer otras cosas distintas como manualidades.
Y una vez que ya no se puede aprovechar más, el siguiente paso consiste en reciclarlo. Por cada tonelada de papel y cartón que se recoge y se recicla en el contenedor azul, se ahorran dos metros cúbicos de vertedero, 140 litros de petróleo, 50.000 litros de agua y la emisión de 900 kilos de dióxido de carbono (CO2), uno de los gases de efecto invernadero causante del cambio climático.
Los consumidores pueden encontrar en el mercado papel y cartón reciclado cuya calidad ha mejorado ostensiblemente con respecto a las primeras producciones, por lo que se puede emplear con total normalidad para cualquier uso.