No hay que dar por sentado que se sabe controlar un vehículo porque se aprobado un examen de conducir. Es cierto que en la autoescuela se enseña el significado de las señales de tráfico, así como las nociones básicas generales para manejar un coche, conocer cómo funciona un motor y distinguir qué se hace bien o mal al volante. Pero para saber controlar un coche en situaciones delicadas hace falta mucho más. Las clases complementarias de perfeccionamiento enseñan a conducir el vehículo en circunstancias difíciles y son un medio para evitar accidentes de tráfico. Además, obtener un diploma de perfeccionamiento puede servir para que las aseguradoras contemplen descuentos en la contratación de una póliza.
Por seguridad
Son miles los usuarios con permiso de conducir, pero no todos saben cómo controlar un coche cuando hay agua en la carretera, qué se debe hacer cuando se pierde el control en una curva o cómo se conduce sobre nieve o asfalto deslizante. Todas estas cuestiones no se enseñan en una autoescuela, pero es necesario aprenderlas. De ello podría depender la vida del conductor y de sus acompañantes en más de una ocasión.
Enseñar a conducir en todos estos supuestos no es posible en 20 horas, el mínimo que dedican las autoescuelas a las clases prácticas antes de que un alumno pueda examinarse. No obstante, estos centros de enseñanza son lugares donde se imparten clases, pero también negocios. Si la Dirección General de Tráfico les permitiera extenderse más en la enseñanza, lo más probable es que lo hicieran.
Si se obligara a los conductores a pasar por un curso de este tipo, se evitaría un elevado número de accidentes
Esa complementación de la conducción debería ser, al menos en parte, soportada en su aspecto económico por los poderes públicos, que recaudan del automóvil un buen número de impuestos. Quizá si se obligara a los conductores a pasar por un curso de este tipo antes de obtener el carné, se evitarían muchas desgracias y numerosos accidentes en carretera.
Su precio ronda los 220 euros y, en opinión de quienes imparten estos cursos, sería necesario acudir a uno de perfeccionamiento, como mínimo, una vez al año. Así no se perderían los conocimientos adquiridos.
El contenido de las clases
Los cursos consisten en aprender los fundamentos básicos del coche, primero de manera teórica y luego de forma práctica. Son actividades que apenas duran más de una jornada y abarcan los aspectos más importantes de la conducción, aunque también simulan las situaciones de peligro que pueden darse de manera habitual. Se cuenta con circuitos cerrados o pistas de asfalto privadas, acondicionados para imitar los diferentes peligros a los que se puede enfrentar un conductor: agua, asfalto deslizante, maniobras de evasión…
Lo habitual es comenzar por aprender la mejor postura al volante y cómo se deben mover las manos. También se enseña de qué modo se debe acelerar, reducir velocidad, frenar, hacer «slaloms» para comprobar la dinámica de los vehículos y trayectorias. Muchos de estos ejercicios son un recordatorio de lo aprendido en la autoescuela y sirven para corregir manías.
Una vez superada esta etapa, se pasa a la realización de ejercicios más complicados: cómo trazar curvas complejas de diferentes radios, de qué manera actuar en situaciones de emergencia y cómo se pueden controlar derrapajes. En algunas escuelas se realizan videotest. Gracias a este sistema, las ejecuciones del alumno se graban en vídeo para después analizar las imágenes y profundizar en su técnica y estilo.
Los precios de los cursos rondan los 220 euros y se imparten en las principales ciudades españolas
En caso de que algún alumno desee realizar cursos específicos, algunas escuelas ofrecen la posibilidad de practicar conducción ecológica o ecoconducción, así como un «máster». Los primeros -impartidos por el Comisariado Europeo del Automovilista (CEA)- consisten en la enseñanza de técnicas que permiten lograr un bajo consumo de carburante. Los segundos son cursos de perfeccionamiento para quienes ya tienen experiencia o han pasado antes por un curso. Otro de los cursos con mayor demanda es el de derrapaje sobre asfalto deslizante o mojado.
Ventajas en el seguro
Ciertas escuelas que enseñan a perfeccionar la conducción acreditan con un diploma que el alumno ha superado todas las dificultades. Lejos de ser un mero adorno, este documento puede servir para que algunas aseguradoras realicen un descuento en el momento de contratar el seguro del vehículo.
No todas las escuelas tienen acuerdos con aseguradoras para realizar descuentos
Eso ocurre con el RACE (Real Automóvil Club de España), que cuenta con acuerdos con varias aseguradoras. No obstante, es posible que no sirva con la mayoría de escuelas, que desconocen este hecho. Nunca está de más consultar con la aseguradora en la que se esté interesado para saber si sigue esta política de descuentos.
Los todoterrenos o todocaminos han experimentado un considerable aumento de ventas durante los últimos años. Son espaciosos, resistentes y, en la mayoría de los casos, no importa lo difíciles que sean los caminos, ya que los atraviesan sin dificultad. Pero la conducción de este tipo de vehículos no es sencilla. Hay que olvidarse de cómo se maneja un turismo convencional, ya que estos coches tienen unas características particulares.
Conducir vehículos todoterreno en ciudad y carretera requiere ciertos conocimientos mínimos. Su mayor peso y, en consecuencia, su mayor inercia y la velocidad que es capaz de alcanzar cualquiera de los modelos actuales, hacen que resulte imprescindible tener unos conocimientos y una práctica que no se adquiere en las autoescuelas. Por tanto, los cursos serían necesarios.
En general, las clases se imparten en un solo día, en jornadas de ocho horas. Combinan la enseñanza teórica con las prácticas en terrenos “off road”. La teoría se prolonga durante cerca de dos horas y en ella se incluyen materias como mecánica y comportamiento del vehículo, además de aspectos tan básicos -y en ocasiones desconocidos-, como cuál es la mejor posición al volante o cómo regular los reposacabezas o los sistemas de seguridad activa y pasiva, que pueden ser vitales para salvar vidas en caso de accidente.
En la clase práctica hay más diversión: descenso de pendientes, vadeo de ríos, inclinaciones, terrenos pedregosos o de barro… La optimización de las prestaciones del coche en el campo es, en la mayoría de los casos, desconocida por sus usuarios cuando se aventuran en terrenos difíciles, por falta de enseñanza y de práctica. Con una sola jornada de conducción sobre terrenos adecuados, el conductor puede descubrir los límites y las técnicas sin correr riesgos. No osbtante, es recomendable practicar con el vehículo propio.