Los conductores españoles renuevan las escobillas cada cuatro años, según recogen numerosas estadísticas; un periodo largo en exceso, señalan los mecánicos. Más aún si se tiene en cuenta que a los seis meses comienzan a deteriorarse y pierden efectividad. Por esta razón los expertos recomiendan que, tal y como se revisa de manera periódica el estado de las ruedas del coche o el aceite, cada año se cambien estos componentes. Como se apunta en el reportaje es el sol y, por tanto, el verano, el peor enemigo de los limpiaparabrisas, porque la exposición a los rayos solares hace que el caucho, material con el que se elabora este componente del coche, pierda flexibilidad y capacidad para evacuar el agua.
Rápido deterioro
Los limpiaparabrisas se estropean con rapidez y facilidad. Además de por la acumulación de agua en el ángulo principal de visión del conductor, su deterioro se debe a la cantidad de insectos, suciedad y barro que tienen que eliminar. Pero su mayor enemigo son los rayos solares, ya que hacen que el caucho, material con el que se elabora este componente del coche, pierda flexibilidad y capacidad para evacuar el agua.
El deterioro de una escobilla en un año equivale a una pérdida de agudeza visual de dos a tres décimas
Hay que tener en cuenta que un limpiaparabrisas, antes de ser retirado, realiza cerca de medio millón de barridos, el equivalente a 800 kilómetros. El deterioro de una escobilla en un año equivale a una pérdida de agudeza visual de dos a tres décimas, según apuntan los expertos. Alarmante es también la consecuencia de conducir un coche con un limpiaparabrisas en mal estado: la pérdida de visibilidad alcanza entre un 20% y un 30%.
Una vez aclaradas estas cuestiones conviene recordar la necesidad de cambiar los limpiaparabrisas del coche una vez al año por lo menos (en España, según las estadísticas se sustituyen de media cada cuatro años).
Cuándo sustituir un limpiaparabrisas
El mejor momento para sustituir estos brazos de caucho es el otoño, antes de la llegada del invierno y de las fuertes lluvias, aunque depende de cada comunidad autónoma y del uso que se dé al vehículo. En las regiones donde las condiciones atmosféricas sean muy adversas (donde nieve o granice mucho, etc.) se deberá revisar esta pieza cada seis meses y valorar su sustitución por limpiaparabrisas nuevos.
La mayoría de conductores asegura que es uno de los componentes que más desapercibido pasa. Sin embargo, hay que fijarse en los «avisos indirectos» que los propios limpiaparabrisas emiten:
- Ruidos chirriantes: si las lunas están limpias y las escobillas hacen ruido, es la prueba evidente de que los limpiaparabrisas están gastados.
Falta de uniformidad
: otra de las señales inequívocas de que ha llegado la hora de sustituir los limpiaparabrisas es que su barrido no es uniforme, limpiando bien solo en algunas zonas y sin quitar la suciedad.
Medidas para evitar su deterioro
Es importante que cuando se deje el coche aparcado en la calle durante una nevada o una fuerte granizada se mantengan levantados los limpiaparabrisas, así el caucho no se pegará al cristal y no se deteriorará la luna ni la escobilla.
Durante fuertes heladas conviene colocar un cartón entre el cristal y los limpiaparabrisas, así se protegerán mejor los cristales.
Es necesario limpiar la suciedad que no se ve pero que se acumula en la parte interior de los limpiaparabrisas. Se puede utilizar para ello un trapo húmedo o seco e incluso alcohol.
Como se hace con las ruedas, es importante llevar en el maletero unos limpias de repuesto. Y no solo es crucial por su fácil deterioro ante las inclemencias meteorológicas, sino porque cada vez es más habitual encontrarse el automóvil con los limpias rotos, sobre todo si pasa la noche en la calle.
Los conductores que alegan no darse cuenta del momento en el que tienen que cambiar los limpias pueden incorporar un indicador de desgaste. Se trata de un chivato, situado en el interior del coche, que avisa al conductor de la necesidad de cambiar estas escobillas.
El sistema es sencillo. Una pastilla redonda, pegada a la armadura de la escobilla, se coloca ante los ojos del conductor y ésta irá cambiando de color -del negro al amarillo- a medida que la goma se vaya deteriorando. Una vez que alcanza el color amarillo, se entiende que los limpias son inservibles.