La siniestralidad en las carreteras españolas creció en el primer trimestre de 2015 por primera vez desde el año 2002. Este dato preocupante cobra más relevancia pocos días antes del primer fin de semana largo, el de la festividad del 1 de mayo. Con la bonanza climática de la primavera, miles de familias se lanzarán a la carreteras camino de la playa o la montaña para disfrutar del puente. Pero, con esta estación también llegan las alergias y, con ella, los estornudos y el incómodo lagrimeo, además de la somnolencia provocada por algunos medicamentos antihistamínicos. Además, esta época se caracteriza por su climatología cambiante. ¿Cómo coger el coche estos días y llegar con bien al lugar de destino? En el siguiente artículo se desgranan algunas soluciones para los alérgicos, así como para sortear los chaparrones que puedan sorprender en el trayecto.
Primavera y alergia, un peligro para la conducción
Las alergias provocan cansancio intenso, picor de ojos, lagrimeo, estornudos continuados… Si estos síntomas se producen mientras se lleva un coche, la conducción puede ser muy peligrosa. Por ello, conviene tener en cuenta los principales problemas que pueden padecer los alérgicos y qué medidas deben tomar estas personas al volante de un automóvil:
Problemas de los conductores alérgicos :
Los estornudos: los alérgicos pueden encadenar hasta siete u ocho estornudos que obligan a cerrar los ojos. Este inconveniente conlleva un grave peligro, ya que a 90 kilómetros por hora, cuando se cierran los ojos durante segundos al estornudar, se puede llegar a recorrer hasta 125 metros sin poder atender a la carretera.
Somnolencia: la ingesta de medicamentos específicos para aliviar los síntomas de la alergia producen, en la mayoría de ocasiones, somnolencia. Nunca hay que conducir si se ha tomado una medicación que pueda dar sueño.
Picor de ojos y lagrimeo: provocan la disminución de visibilidad al volante.
Cansancio y malestar: algunas sseñales de las alergias al polen -además de la conjuntivitis, rinitis o problemas bronquiales- son el malestar general, un gran cansancio e incluso depresión. Si se tienen estos síntomas, no es conveniente ponerse al volante.
Soluciones sencillas de poner en práctica:
Hay que llevar las ventanas del coche siempre subidas, aunque se haya estropeado el aire acondicionado, se desee respirar aire fresco o ventilar el vehículo unos segundos.
Conviene instalar un filtro especial para el polen en el aire acondicionado. No supone un gasto extraordinario y es eficaz para impedir la entrada de pólenes indeseados.
Nunca hay que coger el automóvil, si se han ingerido antihistamínicos cuyos efectos sobre la conducción se desconozcan. Siempre hay que asegurarse en el médico o en la farmacia de que no provoquen somnolencia u otros efectos secundarios que alteren la capacidad de conducir.
El coche debe estar muy limpio. El interior del vehículo debe lavarse a conciencia -más aún si la tapicería es de tela- y si es posible, con vapor o con agua caliente y una esponja. Respecto al exterior, no hay que dejarlo nunca aparcado en zonas donde haya mucho polen.
Al salir en automóvil en primavera hay que evitar las primeras horas de la mañana y el atardecer, pues es cuando las plantas arrojan más polen.
Conviene, además, intentar viajar sin animales, ya que su pelo afecta mucho a los alérgicos (retiene parásitos, suciedad y polen). Si no queda más remedio o se desea viajar con la mascota a pesar de todo, hay que lavarla muy bien y llevarla en el maletero.
Hay que informarse antes del viaje y consultar los niveles de polen en la Red Española de Aerobiología, por ejemplo. Además, conviene saber que Madrid, Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía son las comunidades autónomas con mayores niveles de polen en primavera.
Cambios meteorológicos radicales
La primavera es una estación muy inestable y las inclemencias del tiempo propias de esta época hacen que sea preciso extremar la precaución al volante. A continuación, se enumeran algunos peligros que pueden sobrevenir y cómo solucionarlos:
Lluvia o neblina: si se está en la carretera y empieza a llover o hay niebla, siempre hay que reducir la velocidad.
Se debe tener cuidado si se forman charcos grandes en la calzada. El agua que se salpica podría afectar a los frenos y perjudicar la visión de otros conductores. Hay que reducir la velocidad en lo posible, para evitar problemas a otros automovilistas y a uno mismo.
El hielo en esta época es muy traicionero. Son frecuentes las heladas causadas en zonas de umbría tras las lluvias de primavera o la neblina, sobre todo en puentes y pasos elevados. Conviene tener presente la posibilidad de que la carretera esté helada y extremar la precaución.
En caso de que haya mucha humedad, hay que encender la ventilación para evitar la humedad en la parte interior del parabrisas.
Se debe tener mucho cuidado al atravesar pueblos o ciudades, ya que cuando hay lluvia o niebla, es muy difícil ver a los peatones que transitan por la calzada. Por ello, conviene respetar las normas y circular a baja velocidad mientras se conduce por estas zonas.