El amor cura. Es un dicho popular, pero según los expertos, también hay mucha ciencia en esta afirmación. Los científicos dicen que estar enamorado es bueno para el corazón, reduce la presión arterial e, incluso, proporciona una actividad física a través del sexo no solo divertida, también muy saludable.
1. Es bueno para el corazón
El sexo representa una práctica muy completa para la salud: produce placer y es un ejercicio físico beneficioso en el que se queman unas 150 calorías en cada relación
El corazón tiene un cancerbero formidable: el amor. Tres hormonas (la oxitocina, la dopamina y la adrenalina) se encargan de favorecer la salud de los vasos sanguíneos y de proteger el sistema cardiovascular en general. Se segregan al estar enamorado y también en el orgasmo. «El efecto salutogénico del placer se resume en una idea: no hay nada que nos haga estar mejor que pasarlo bien y, al contrario, nada nos hace estar peor que pasarlo mal», explica Manuel Castillo, catedrático de Fisiología de la Universidad de Granada y presidente del comité científico de la Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad (Semal).
Cuando el profesor Castillo habla de los efectos saludables del placer puntualiza que es un tipo, el eudaimónico, el que más beneficios produce: «Es el placer de proporcionárselo a otra persona, el que surge al ver que está disfrutando, que es feliz gracias a uno o a una, y no solo a través del sexo, sino con la mera compañía». Esa modalidad es la propia del enamoramiento, de los vínculos estables y felices, y también de muchas relaciones eróticas, no todas.
2. Harás ejercicio placentero
El sexo representa, desde la perspectiva de sus consecuencias para la salud, una práctica muy completa: produce placer, es un ejercicio físico beneficioso en el que se queman unas 150 calorías en cada relación -el equivalente a media hora nadando o a 20 minutos haciendo pesas-, y además lleva consigo un intercambio social.
3. Vivirás más años
Los especialistas en antienvejecimiento siempre lo chequean en sus pacientes porque se ha demostrado que aumenta la longevidad. Entre las hormonas que se emparentan con las relaciones sexuales figura la dehidroepiandrosterona (DHEA), un factor protector contra la depresión y los trastornos neurodegenerativos.
4. Te relajarás
Para que el sexo tenga efectos en la salud, mucho más importante que la cantidad es la calidad. El psiquiatra Jesús Ramos Brieva, del Hospital Ramón y Cajal (Madrid), estudió los efectos de una modalidad erótica, la masturbación, entre las chicas y recogió una veintena de testimonios en el libro ‘Mujeres a solas’. Una de ellas, Rocío, explica que recurría al autoerotismo cuando le dolía la cabeza, como alternativa al analgésico. Otras cuentan sus efectos relajantes o como somnífero.
«¿Quién no ha intentado alguna vez vencer el insomnio sumiéndose en brazos de Morfeo de la mano de Eros?», se pregunta el autor en el libro. Según el divulgador científico y psicólogo Morton Hunt, el 30 % de las personas lo utilizan en vez de echar mano del botiquín. La masturbación es una posibilidad inmediata de disponer de sexo, pero las relaciones compartidas son mucho más positivas para la salud, según los especialistas.
«Se ha comprobado que la tensión arterial sube menos, si se tiene sexo con otra persona que si te procuras autoplacer o no tienes ningún tipo de relación», apunta Castillo, quien recomienda practicar sexo como desestresante la noche antes de una reunión que se prevé difícil o, como el caso que recuerda de una oposición a cátedra de universidad, antes de enfrentarse al tribunal.
5. No habrá quién te pare
Estar enamorado también puede ayudar, y mucho, a conseguir la plaza o en otros fines. El terremoto bioquímico que produce este estado en el organismo representa un lubricante vital que multiplica las cualidades de una persona, hasta el punto de que puede llegar a desarrollar capacidades y mostrar facetas insospechadas hasta entonces.
El subidón típico del enamoramiento se debe a la noradrenalina, la hormona del estrés bueno, el que nos mueve a ponernos en marcha. «El estado de euforia que proporciona es el responsable de que un enamorado haga cosas que, sin estarlo, no sería capaz de llevar a cabo: recorrer distancias enormes sin cansarse, trabajar a pleno rendimiento sin apenas dormir o comer, escribir libros o pintar cuadros», explica el profesor Castillo.
El enamoramiento también proporciona una alegría desbordante y mejora la libido al aumentar la secreción de testosterona, la hormona relacionada con el deseo sexual tanto en hombres como en mujeres.