La micción es un acto normal que se realiza varias veces al día. No es habitual darle importancia, a no ser que se observen cambios en su frecuencia, cantidad o características de la orina excretada o que provoque síntomas molestos. Pero, ¿cómo debería ser una orina normal? ¿Cuál es su color y olor característico? ¿Qué aspectos pueden poner en alerta de que hay alguna alteración? ¿Cómo hay que proceder para recoger una muestra? En este artículo se dan respuestas a estas y otras cuestiones sobre la orina.
1. Qué es la orina y cuál es su función
La orina es el líquido que segregan los riñones, almacena la vejiga y se expulsa al exterior a través de la uretra. Tiene diversas funciones: eliminar las sustancias de desecho producidas por el metabolismo celular y las sustancias tóxicas para el organismo (como las provenientes de los medicamentos); y participar en el equilibrio electrolítico, acabando con los iones de sodio y potasio, en la regulación hídrica que controla la presión arterial y en el control del equilibrio ácido-base.
2. Los colores de la orina
La orina normal es clara y tiene un color amarillo pajizo. Sin embargo, puede cambiar de color según la cantidad y los alimentos que se ingieren, ante determinados medicamentos o patologías. A continuación se apuntan algunos colores y la causa:
- La orina turbia es un signo de una infección urinaria (también puede causar un olor desagradable).
- Un aspecto lechoso puede ser provocado por bacterias, cristales, exceso de glóbulos blancos o mucosidad.
- Si es transparente pero de color marrón oscuro -parecido a una bebida de cola- puede ser: por una alteración hepática que produce exceso de pérdida de bilirrubina, como sucede en la hepatitis o la cirrosis, por ejemplo; por una ligera pérdida de sangre; o, incluso, por haber comido espárragos.
- Si el color es rosado o rojo, es señal de pérdida de sangre, sea por menstruación, trastorno de la vía urinaria que origine sangrado, anemia hemolítica o porfiria (enfermedad congénita metabólica). Aunque hay ciertos alimentos que también pueden provocarlo: moras, remolachas o colorantes alimentarios.
- El color naranja o amarillo oscuro se asocia a fármacos (como la rifampicina), el uso reciente de laxantes, la toma de suplementos de vitaminas del complejo B o la ingesta excesiva de alimentos ricos en carotenos (pigmentos vegetales) que se encuentran en naranjas, mandarinas, calabaza o zanahoria, entre otros.
- Si la orina es de tonalidad verdosa o azulada, puede ser por la ingesta de colorantes artificiales, por una infección de orina, por algunos medicamentos (como la Viagra) o por una enfermedad rara denominada hipercalcemia familiar benigna.
- Y, para terminar, el color púrpura se relaciona con patógenos que alcalinizan la orina, como Klebsiella pneumoniae, la Pseudomonas aeruginosa o algún enterococo, entre otros.
3. Cuál es el olor normal de la orina
Si una persona tiene un estado de salud bueno y bebe una cantidad de agua adecuada, el olor de la orina no es fuerte
Por norma general, si una persona tiene un estado de salud bueno y bebe una cantidad de agua adecuada, la orina no desprende un olor fuerte. Sin embargo, de igual manera que sucede con el color, hay alimentos (espárragos, ajo, café o setas) y fármacos (algunas vitaminas) que pueden variar sus características habituales. No obstante, hay que tener en cuenta que un olor fuerte puede indicar la presencia de deshidratación, alteración hepática o infección de orina, igual que un olor fétido, que también puede ser señal de presencia de microorganismos patógenos, un olor dulzón puede ser debido a diabetes (por elevados niveles de glucosa en orina) y un olor a moho, a alguna enfermedad del metabolismo.
4. Infección de orina: ¿cuáles son sus síntomas?
Según la ‘Guía de Práctica Clínica: Cistitis no complicada en la mujer’, de la Asociación Española de Urología, el segundo proceso infeccioso en atención primaria son las infecciones del tracto urinario (ITU). Las cistitis representan el 90% de todas estas infecciones en la mujer, pero, a partir de los 65 años, la incidencia se iguala en ambos sexos. La razón hay que buscarla en su anatomía, puesto que el conducto que va desde la vejiga hasta el exterior (uretra) es más corto que en los varones y facilita la entrada de bacterias. Se estima que alrededor del 34% de las mujeres sufrirá una infección de orina a lo largo de la vida.
Según estos especialistas, en mujeres jóvenes, la bacteria culpable en el 70%-80% de los casos es Escherichia coli, que proviene de la zona distal del tubo digestivo, y el mayor factor de riesgo es el coito, por lo que es más frecuente en aquellas sexualmente activas.
Hay otros factores que pueden aumentar la probabilidad de infección (diabetes, deficiencias en el sistema inmunológico, embarazo o ancianidad), además de otras condiciones que dificulten el vaciado de la vejiga, como alteraciones en la próstata, alteraciones medulares o ser portador de una sonda vesical.
Pero, ¿qué puede poner en alerta de que se sufre una infección de orina? Los principales síntomas son: escozor, quemazón o dolor al orinar y necesidad de ir al baño con frecuencia. A veces, la orina puede tornarse de un color turbio, lechoso o rojizo (que indica pérdida hemática) y desprender un olor desagradable. En general, no provoca aumento de la temperatura corporal. Si aparece fiebre alta junto con dolor lumbar, puede ser que la infección haya alcanzado las vías urinarias altas y el riñón (pielonefritis).
Ante alguna de estas características se recomienda consulta al profesional de referencia. El diagnóstico de una infección de orina se obtiene a través de un análisis de orina, que también informa sobre el patógeno causante y a qué antibiótico es más sensible.
5. Cómo recoger una muestra de orina y para qué sirve
Para un análisis de orina no es necesario estar en ayunas. La mejor muestra para el examen es la primera de la mañana. Se recomienda no beber una hora antes de recoger la muestra para no alterar los resultados. Para proceder a la recogida y evitar la contaminación con otros microorganismos presentes en la zona, hay que lavar y secar bien los genitales y desechar el primer chorro de micción. Seguidamente, si se alarga el tiempo entre la recogida y la entrega al profesional de salud encargado, lo conveniente es dejar la muestra en la nevera.
En un análisis de orina se puede determinar la presencia de células, microorganismos o cristales o moco, pero también de glucosa, proteínas, cetonas y pigmentos como la bilirrubina, entre otros.