En España el cáncer de mama es el tumor que con más frecuencia se diagnostica en las mujeres. Por fortuna, conforme pasan los años, la supervivencia a este tipo de cáncer se va incrementando. En la actualidad, más del 80 % de las pacientes diagnosticadas están libres de la enfermedad a los cinco años de haberla sufrido. Existen factores que aumentan el riesgo de padecerlo y que no podemos modificar, como la edad (hasta los 75 años), el sexo o los factores hereditarios, pero hay otros que sí dependen de nosotros y que podríamos trabajar para no incrementar nuestro riesgo. A continuación, damos siete consejos sobre factores que sí están en nuestras manos para disminuir el riesgo de cáncer de mama.
1. Lactancia materna
La lactancia materna disminuye el riesgo de cáncer de mama, en especial en mujeres que dan de mamar durante más de un año. Existen distintas teorías que podrían explicar el efecto protector de la lactancia materna sobre el cáncer de mama. Algunas plantean que la producción constante de leche materna tiene a las células de la mama ocupadas y, por lo tanto, disminuye la probabilidad de trastornos celulares. También aseguran que las mujeres que están dando de mamar tienen menos ciclos menstruales y, por lo tanto, menos niveles de estrógenos. Finalmente, hay relación entre dar de mamar y seguir estilos de vida más saludables, lo que disminuiría el riesgo de cáncer.
2. Realizar actividad física
Las investigaciones que demuestran que la realización de actividad física vigorosa, tanto en la premenopausia como en la postmenopausia, es un factor que disminuye el riesgo de cáncer de mama son muy sólidas. En general, hacer actividad física con regularidad es un elemento fundamental de un estilo de vida saludable y reduce el riesgo de padecer muchas enfermedades (sobre todo cáncer, enfermedad cardiaca, diabetes y osteoporosis), contribuye a mantener un peso saludable y nos ayuda además con nuestra salud mental.
3. No beber alcohol
Varios estudios confirman que el riesgo de cáncer de mama aumenta en función de la cantidad de alcohol que toma una mujer. A pesar de que es una práctica muy normalizada en nuestra sociedad, cada vez existen más investigaciones que nos hacen conscientes del tremendo efecto nocivo que el alcohol tiene en nuestro organismo. A pesar de lo que podamos escuchar en algunos anuncios (claramente guiados por fines comerciales y de consumo), no hay ninguna cantidad de alcohol que podamos beber y sea sana. Para la prevención del cáncer, sobre todo, la mejor cantidad de alcohol es nada de alcohol.
4. Alimentación equilibrada y variada
No existen «dietas milagro». Ninguna dieta por sí sola cura ni evita el cáncer. Lo que sí sabemos es que una alimentación basada en verduras, frutas, legumbres y cereales ayudará a mantener este riesgo lo más bajo posible. Hay que intentar comer cinco raciones de frutas o verduras al día y tener en cuenta que el zumo de fruta, por más que sea natural, no se considera como una pieza.
5. Cuidar el peso
El sobrepeso y la obesidad están directamente relacionados con el riesgo de cáncer de mama e, inclusive, con el riesgo de recurrencia una vez diagnosticado y tratado. Las personas con sobrepeso u obesidad tienen mayor riesgo de ser diagnosticadas de cáncer de mama en comparación con las personas con un peso adecuado para la talla. No hay que olvidar que la alimentación es un pilar fundamental en el control de peso y que los alimentos ricos en grasas saturadas y azúcares son los que hacen ganar peso con mucha rapidez y, por lo tanto, incrementar el riesgo de cáncer de mama.
6. Buscar consejo genético
Si han existido varios casos de cáncer en la familia, sobre todo familiares de primer grado o diagnósticos en edades muy tempranas, vale la pena que se valore la posibilidad de asistir a una unidad de consejo genético. En estas unidades, se hace un estudio del patrón genético de un tumor, historia familiar y estudio sanguíneo, ya que hay algunas alteraciones genéticas que están estrechamente relacionadas al cáncer de mama y algunos otros. Quienes creen que esta puede ser su situación deberían consultar con su médico de atención primaria o médico especialista, quienes valorarán el caso y derivarán al paciente a la unidad de consejo genético si lo creen oportuno.
7. Atentas a la terapia hormonal sustitutiva
La terapia hormonal se utiliza desde hace años para aliviar los síntomas y molestias producidos por la menopausia y ayudar a prevenir la osteoporosis. La terapia hormonal puede ser solo de estrógeno o combinada (estrógeno más progesterona). La terapia hormonal combinada, principalmente, incrementa el riesgo de cáncer de mama a partir de tan solo dos años de tratamiento. Seguir un tratamiento de terapia hormonal combinada puede también tener beneficios para la salud. Si se tiene alguna preocupación o duda sobre seguir este tratamiento, lo recomendable es preguntar al médico y evaluar juntos la situación particular.
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