En las olas de calor, los aparatos de aire acondicionado se convierten en grandes aliados para refrescarse. Pero también su puesta en funcionamiento en verano da pie a conflictos en casa, los medios de transporte y, sobre todo, en los centros de trabajo: algunas personas se mueren de frío, mientras otras, de calor. Y por si fuera poco, coger un resfriado o quedarse sin voz por culpa del aire acondicionado es bastante frecuente. ¿Hay una temperatura idónea que puede evitarlo? Más que unos grados en concreto, un uso adecuado, como veremos a continuación.
Cuando el calor aprieta, podemos recurrir a distintos métodos para estar frescos en casa sin utilizar aire acondicionado: toldos en el balcón, un ventilador en el techo de la habitación con el que notar un descenso de la temperatura de entre 3 y 5 ºC o hasta construir aires acondicionados caseros son algunas de las fórmulas.
Pero, aunque huyamos de él y no lo tengamos instalado en nuestro hogar, el aire está puesto en comercios, cines, restaurantes, el autobús, el metro, la oficina… Y en cada sitio, a una temperatura distinta. O, al menos, la sensación térmica es diferente. Y eso que, por lo menos hasta noviembre de 2023 por el plan de choque de ahorro y gestión energética en climatización, en espacios públicos cerrados la temperatura mínima del aire acondicionado debe fijarse en 27 ºC, manteniendo la humedad relativa entre el 30 % y el 70 %.
Qué enfermedades puede causar el aire acondicionado
Tanto frío y tanto cambio brusco de temperatura, que hace que nuestro cuerpo no tenga tiempo de aclimatarse, repercute en nuestra salud. Según los expertos, hasta un 20 % de los cuadros catarrales, laringitis, faringitis o procesos bronquíticos se producen en verano a causa del uso inadecuado del aire acondicionado. «El aire frío nos predispone a estos cuadros, pero la mayoría son leves», indican fuentes de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). Estornudos, tos, carraspeo, disfonía (ronquera), congestión nasal y rinorrea (goteo nasal) son los síntomas más conocidos.
➡️ Cuando el aire acondicionado está muy frío
Si estos sistemas de aire acondicionado no tienen bien regulada la temperatura y es muy fría, provocan sequedad en el ambiente y, por lo tanto, al respirar el aire frío y poco húmedo, las vías respiratorias se irritan y las mucosas se inflaman y causan problemas como rinitis, faringitis, amigdalitis, laringitis o bronquitis.
El uso inapropiado del aire acondicionado también puede ocasionar síntomas del síndrome de ojo seco (pesadez en los párpados, irritación ocular, sensación de un cuerpo extraño, visión borrosa), sequedad de la piel o dolores musculares, como dolor de espalda.
- ¿Qué hacer? Se recomienda mantener un nivel adecuado de hidratación corporal mediante la ingesta de suficiente agua, en torno a 1,5 litros al día. También puede resultar útil el uso de lubricante ocular para hidratar los ojos y de una crema hidratante para evitar la sequedad.
➡️ Cuando el aire acondicionado está sucio
Pero los mayores riesgos vendrán en el caso de que el aparato de aire acondicionado no esté en condiciones óptimas. Si no se limpian bien los filtros del aire, se acumularán en su interior pólenes, ácaros y otros contaminantes que pueden complicar la vida de los alérgicos.
El aire acondicionado también es refugio de bacterias, virus y hongos, por lo que si los filtros de este aparato están sucios, estos microorganismos lo tendrán más fácil para propagarse y originar problemas infecciosos como resfriado, gripe, bronquitis, afonía o la temida neumonía, causada por la bacteria Legionella pneumophila.
- ¿Qué hacer? Por prevención, cada año antes del verano conviene hacer una revisión del climatizador por salud, pero también para que su funcionamiento sea eficiente.
Y, sobre todo, hay que tener cuidado con los grupos de población más vulnerables. La exposición al aire frío puede resultar especialmente perjudicial en pacientes con asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), pues podría agravar sus patologías. También con las personas mayores y los niños hay que ser cautos en el uso de estos dispositivos.
Temperatura idónea del aire acondicionado para evitar resfriados
¿A cuánto tiene que estar el aire acondicionado en verano para no resfriarse? Como señalan desde la SEPAR, la temperatura idónea para el cuerpo, desde el punto de vista de la salud, oscila entre los 22 y los 24 ºC, aunque al principio parezca calor. «Por debajo de los 21 no es adecuado», sentencian los neumólogos. Y por la noche, lo mismo. La humedad relativa del aire deberá mantenerse entre un 35 % y un 60 %. De este modo se evitan los cambios bruscos y frecuentes de temperatura para permitir que el organismo se adapte de forma gradual.
También es importante que la corriente de aire no apunte directamente al cuerpo, pero si esto ocurre, habrá que cambiar de posición o redireccionar la rejilla por la que sale el aire.
Por su parte, el IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía) aconseja fijar el aire acondicionado en no menos de 27 ºC y advierte que «una diferencia de temperatura con el exterior superior a 12 ºC no es saludable». Sin embargo, según este estudio y los criterios de ergonomía del Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE), la temperatura recomendada en un ambiente cerrado y sedentario en verano está entre los 23 y 25 ºC.
➡️ En el coche
¿A cuántos grados hay que poner el aire en verano? Lo conveniente en los vehículos, según apuntan los especialistas, es que cuando el coche esté caliente, se abran las ventanas para dejar que ventile. Una vez ventilado el automóvil, no hay más que poner el aire acondicionado a la temperatura recomendada: entre 22 y 24 ºC.
➡️ En los centros de trabajo
El RITE fija que la temperatura de aire acondicionado en recintos y locales de uso administrativo, comercial y de pública concurrencia (culturales, restauración, estaciones y aeropuertos) no sea inferior a 26 ºC, con una humedad relativa comprendida entre el 30 % y el 70 %.
Y según el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT), en su ‘Guía técnica para la evaluación y prevención de los riesgos relativos a la utilización de los lugares de trabajo’ (2015), recoge que, para evitar el malestar térmico, la temperatura en los locales laborales cerrados varía según el tipo de empleo:
- En trabajos sedentarios propios de oficinas o similares, la temperatura estará comprendida entre 17 y 27 ºC (en verano, la óptima se situaría entre los 23 y los 26 ºC).
- En trabajos ligeros, la temperatura de los locales donde se lleven a cabo estará comprendida entre 14 y 25 ºC (un rango en la época estival entre los 21 y 25 ºC).
De nuevo la humedad relativa se establece que estará comprendida entre el 30 % y el 70 %.
Trucos para estar fresco en casa sin utilizar el aire acondicionado
En función del tiempo que se esté en casa y de las altas temperaturas a lo largo de todo el verano, se determinará la necesidad de adquirir un aparato de aire acondicionado o de seguir unos cuantos trucos que contribuirán a aliviar el calor, además de optar por otras vías, como el efecto botijo. Son los siguientes:
- Utilizar ventiladores. Los comercializan de todos los tamaños y potencias y pueden llegar a reducir el calor hasta tres o cuatro grados.
- Usar persianas, cortinas y toldos. Las cortinas de mayor grosor aíslan mejor de las altas temperaturas. En cuanto empiece a hacer calor, hay que poner el toldo para que no entre en la vivienda, así como bajar las persianas en las horas punta.
- Crear corrientes de aire. Es importante que antes de que salga el sol y empiece a hacer mucho calor, el piso o la casa se mantenga en corriente abriendo puertas y ventanas. Pero ¡cuidado con esas corrientes!, porque, como hemos visto, aunque sea verano también podemos resfriarnos.