La Sociedad Norteamericana de Radiología alertó ayer del abuso de exámenes radiológicos a los que se somete a las mujeres embarazadas. En el congreso anual de esta entidad se presentó un estudio, realizado por la Universidad de Brown, que revela que en los últimos diez años se han duplicado las pruebas de diagnóstico que emiten radiaciones. Las ecografías no exponen ni a la madre ni al feto a radiaciones ionizantes que puedan afectar a sus células.
Sin embargo, las radiografías y los TAC (tomografías computerizadas) liberan una radiación que, aunque es baja, puede llegar a dañar el desarrollo del feto. El equipo de la Universidad de Brown comprobó el número de exámenes de medicina nuclear (TAC y rayos X) utilizados en mujeres embarazadas entre 1997 y 2006 para estimar la dosis de radiación y la frecuencia de las pruebas.
En ese periodo de tiempo, los exámenes realizados en embarazadas aumentaron en un 121%. Se hicieron más radiografías, pero sobre todo más TAC, una prueba que emite el doble de radiación que los rayos X. El 75% de las pruebas realizadas se habían llevado a cabo en zonas del cuerpo alejadas del útero, por lo que se reducía la exposición al feto pero ello no significa que estuviera a salvo.
Riesgo para la salud
Los especialistas desaconsejan los exámenes radiológicos durante la gestación. Sólo se prescriben cuando la madre padece un trastorno grave que puede poner en riesgo su vida. La posibilidad de que se presenten efectos graves en la salud depende de la edad de gestación del bebé en el momento de la exposición y de la cantidad de radiación a la que estuvo expuesto. Elizabeth Lazarus, doctora de la facultad de medicina de la universidad Brown en Providence (Rhode Island) y autora principal de la investigación, reconoce que los niveles de radiación son bajos, pero no inocuos.
La exposición prenatal más peligrosa es la que se produce en las primeras fases de gestación. Los bebés son particularmente sensibles a la radiación durante su desarrollo temprano, entre las semanas dos y 15 del embarazo, antes incluso de que la propia madre sepa que está en cinta.
Los especialistas desaconsejan las pruebas radiológicas durante la gestación; normalmente sólo las prescriben cuando la madre padece un trastorno grave
Si la dosis de radiación es elevada, las consecuencias pueden ser graves: retrasos en el crecimiento, malformaciones, daños neurológicos y cáncer.
La investigación
La sospecha de una hemorragia cerebral en la madre, un trombo en los pulmones o una apendicitis puede obligar a recurrir a un escáner pese al riesgo. La prescripción de estas pruebas es poco frecuente, aunque en la última década los especialistas han recomendado realizar un examen radiológico a un mayor número de mujeres embarazadas, asegura Lazarus.
Los investigadores evaluaron 5. 235 pruebas de 3. 249 pacientes y observaron que durante los 10 años del estudio, el número de pacientes que pasaban por ellas cada año aumentaba de 231 a 447. Además, el número de pruebas aumentaba cada año. Según los autores, esto representa un 89% de aumento en los pacientes y un 121% en las pruebas a lo largo del estudio.
Los resultados mostraron que el uso de rayos X aumentó una media de un 7% al año, y el de pruebas de medicina nuclear un 12% al año desde 1997. Las tomografías computerizadas o TAC -que producen una mayor dosis de radiaciones que las otras técnicas de imágenes médicas- experimentaron el mayor aumento con un incremento anual del 25%, aproximadamente.