Ni las aplicaciones ni los accesorios sustituyen a ningún profesional de la salud, pero algunos gadgets y apps son una herramienta eficaz para controlar diversos aspectos que conciernen a la salud: desde hacer consciente al usuario de lo poco o mucho que se ha movido o conocer el nivel de estrés al que está sometido, hasta mejorar el control de una enfermedad crónica. A continuación se explican algunas apps que pueden ayudar a seguir un estilo de vida más saludable y cómo también pueden resultar un instrumento útil para los pacientes en el control de su enfermedad.
Con la inclusión de tabletas y smartphones en la vida diaria, el desarrollo de aplicaciones móviles y gadgets en el mercado de la salud no ha dejado de aumentar. Según el último informe del Institute for Healthcare Informatics (IHM), ‘Patient Adoption of mHealth: Use, Evidence and Remaining Barriers to Mainstream Acceptance’ (2015), el número de apps de salud supera las 165.000: el 70% corresponde a aplicaciones de bienestar y ejercicio físico y el 30% está dirigido a profesionales de la salud y sus pacientes. Desde la perspectiva de salud pública, este escenario supone una oportunidad en la promoción de hábitos de vida saludable, a la vez que potencia la cultura de la prevención y de la responsabilidad individual tanto en la salud como en el control de enfermedades.
Además, según la publicación del IHM, una de cada diez apps tiene la capacidad de conectarse a un dispositivo o sensor que facilita su empleo y la recopilación de datos del usuario. Otro elemento destacable es la importancia de las redes sociales: en los últimos dos años, el porcentaje de aplicaciones de salud con la capacidad de conexión a las redes aumentó de un 26% a un 34%.
Menos sedentarismo con aplicaciones móviles
Para conseguir que el usuario se mantenga activo las apps incluyen elementos de motivación como los mensajes de ánimoEndomondo, Strava, Runtastic, Pedometer, MySwimPro o Google Fit son algunas de las apps más populares para llevar un control de la actividad física regular. La mayoría de ellas son gratuitas, aunque disponen también de opciones avanzadas que hay que pagar. Pero no solo hay aplicaciones, sino que existen en el mercado distintos accesorios -como las pulseras de fitness o los relojes inteligentes- que facilitan la tarea de ponerse o mantenerse en forma.
Estas apps, dirigidas al deporte en general o especializadas en cada una de las modalidades deportivas (correr o andar, musculación de abdominales, ejercicios de entrenamiento, Pilates, etc.), registran tiempo, distancia, velocidad, altitud y, si la actividad lo permite, el mapa del recorrido. Otras cuentan con planes de entrenamiento o rutinas establecidas. Para conseguir que el usuario se mantenga activo, incluyen elementos de motivación como los mensajes de ánimo -mediante voz o mensaje escrito- que lo animan conforme alcanza los retos establecidos o notificándole que lleva demasiado tiempo sin moverse. Y, por supuesto, la mayoría deja compartir el ranking personal en redes sociales o enviarlos por WhatsApp o correo electrónico y, así, competir con sus seguidores, que siempre ayuda a mejorar el propio registro.
En esta línea, hay estudios científicos que sostienen que estas aplicaciones y dispositivos resultan útiles. La revisión ‘El uso de podómetros para incrementar la actividad física en población adulta’ (2015), llevada a cabo por expertos de la Universidad de Valencia, Red de Excelencia de Promoción de la Salud Mental (PROMOSAM), la Universidad Jaime I de Castellón y el CIBER de Fisiopatología, Obesidad y Nutrición (CIBEROBN) del Instituto Carlos III, concluye que son una herramienta eficaz en la lucha contra el sedentarismo y la obesidad, además de que facilitan el autocontrol y aumentan la motivación del usuario para lograr los objetivos marcados.
Cuidar la salud y el bienestar con apps
También se han desarrollado apps que ayudan a adquirir o mantener otros hábitos saludables, aparte de la práctica de ejercicio físico, como las que animan a dejar de fumar o que conciencian de la importancia de un buen descanso nocturno -controlan cuánto y cómo se duerme y calculan el mejor momento para despertarse-.
Hay otras que ayudan a mantener a raya el estrés entre la vorágine del día a día, como Checking Stress, a través de la cual el usuario puede visualizar de forma clara cómo está y qué grado de estrés tiene. Resulta muy útil para tomar conciencia, el primer paso para reconocer que algo no anda bien y ponerle remedio.
Dentro del apartado de bienestar, tienen mucha aceptación las apps diseñadas para llevar una alimentación sana y controlar el peso, entre las múltiples opciones que hay disponibles en el mercado. Hay que tener claro que no sustituyen las pautas dietéticas que pueden ofrecer los dietistas-nutricionistas, de la misma manera que a ningún otro profesional de la salud, pero son útiles para llevar un control de las comidas diarias. Eso sí, se debe huir de las que prometen perder peso de forma fácil y en pocos días, ya que estas dietas milagro pueden comprometer la salud.
No obstante, la lista de aplicaciones que pueden ser beneficiosas para cuidar la salud es interminable. Las hay para todas las edades y condiciones: para el embarazo, la lactancia materna -de la Asociación Española de Pediatría– e, incluso para estimular la higiene dental entre el público infantil.
Apps como herramienta útil para pacientes y profesionales de la salud
Aunque la mayoría de las apps se centran en el bienestar, los profesionales de salud y las sociedades científicas muestran cada vez más interés por estos programas como herramienta útil, sobre todo, en aspectos de control y tratamiento de enfermedades crónicas. Pero, hay que tener en cuenta que, pese al valor añadido que suponen, nunca reemplazan el papel de los profesionales de la salud.
Así, la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica ha creado Polen Control y Polenes Móvil, que permiten saber en todo momento la cantidad de polen que hay en el ambiente y evitar los ataques de alergia. A su vez, el profesional médico puede seguir la evolución de los síntomas de los pacientes y relacionarlos con los niveles polínicos.
Para la diabetes se han desarrollado algunas aplicaciones -como SocialDiabetes -que posibilitan controlar las ingestas, el nivel de glucemia y las pautas de insulina, entre otras, aspectos que confieren al usuario mayor control y autonomía.
Otras, como Instant Heart Rate, son capaces de medir la frecuencia cardiaca a través de la pantalla y analizarlo. Además, muchas ofrecen la opción de que el registro quede incluido en la historia clínica del paciente.
En el ámbito de la pediatría también se han creado programas dirigidos a la salud infantil, como las desarrolladas por profesionales del Hospital Sant Joan de Déu (Barcelona) o recomendadas por la Academia Americana de Pediatría: iPediatric -con un práctico identificador de síntomas del bebé- o Kids Doc.
Algunas son de gran ayuda para aumentar la adherencia terapéutica, ya que organizan la pauta médica prescrita y, a modo de recordatorio, envían mensajes o avisos cada vez que hay que tomar una. Medsontime, además, incorpora una foto de la medicación y de su envase acompañado del mensaje «ya la he tomado» para descartar recordatorios repetidos.
Las apps en salud son un recurso útil y eficaz, y una oportunidad para mejorar los hábitos de salud y llevar un mejor control de las enfermedades crónicas, y vista la velocidad del desarrollo tecnológico, no dejarán de aumentar. Sin embargo, no hay que olvidar que algunas no tienen ningún control ni aval sanitario. Por ello, ante determinada afección o enfermedad, lo mejor es pedir consejo al profesional de salud de referencia para que recomiende aplicaciones fiables y útiles en cada caso.