No, no deberías blanquearte los dientes en casa. Tampoco con los kits que se venden por Internet. Los odontólogos advierten de que estos métodos caseros son, en el mejor de los casos, ineficaces y, en el peor, pueden echar al traste tu dentadura y hacer estragos en las encías. Si decides apuntarte a la moda de los dientes blancos, lee antes estas preguntas y las respuestas que nos dan los expertos.
1. ¿En qué consiste un blanqueamiento dental?
El procedimiento de blanqueamiento dental dura entre 15 y 30 días, y sus precios varían entre los 300 y los 500 euros
Esta técnica se realiza en dos pasos: uno en la clínica y otro en el domicilio. Antes de comenzar, en la clínica se realiza una limpieza dental profunda para eliminar cualquier resto de suciedad o placa. Una vez terminada, se aplica sobre la superficie de los dientes un gel blanqueador a base de peróxido de hidrógeno o de carbamida, además de un protector gingival en la encía. Se comprueba que toda la zona está bien aislada y se proyecta una luz láser que sirve para activar el blanqueamiento, que a su vez remineraliza y fortalece el esmalte.
En casa, el paciente se lleva una férula a medida en la que, cada noche, pone una dosis de blanqueador sobre los dientes limpios y deja actuar durante el sueño. A la mañana siguiente se lava los dientes y hace una vida normal. Todo el procedimiento dura entre 15 y 30 días y sus precios varían entre los 300 y los 500 euros.
2. ¿Todos los dientes se pueden blanquear igual?
Por desgracia, no. Este tipo de tratamiento de estética dental no funciona con la misma eficacia en todas las dentaduras. «Donde menos efectos se consiguen es en aquellas que sufren una tinción [teñido] de tetraciclina -un antibiótico que, ingerido en la infancia, impregna los dientes del adulto de un tono amarillento para toda la vida, dejando una especie de bandas muy peculiares sobre las piezas-«, explica la odontóloga Débora Reuss.
Estas tinciones son intrínsecas del diente, es decir, que no son manchas creadas con el paso del tiempo como las que se deben al té, el café, el vino y otros alimentos, y son más complicadas de corregir (pero no imposibles). Dependerá de si son más o menos oscuras y del color que tengan: marrón, gris o amarillo.
Aunque el tratamiento no está contraindicado, requiere un buen diagnóstico. En cualquier caso, cada 12 meses conviene hacer una sesión de mantenimiento y llevar siempre una correcta higiene dental.
3. ¿Nos podemos fiar de los kits de blanqueamiento que se venden por Internet?
«No, nos arriesgamos a lesionar nuestras encías por una mala adaptación de férulas o a que el tratamiento sea ineficaz», afirma la estética dental María Ciudad Cano. Para blanquear, necesitamos que un agente químico blanqueador esté en contacto con la superficie del diente. Se puede realizar a altas concentraciones en una clínica, protegiendo correctamente la encía para evitar quemaduras, o a concentraciones medias con unas férulas hechas a medida para cada paciente.
Como la normativa actual obliga a que las concentraciones medias y altas de los principios activos encargados de blanquear sean usadas exclusivamente por un odontólogo, las que pueden adquirirse por Internet son de muy baja concentración y, por tanto, no van a ser capaces de proporcionar los resultados deseados.
4. ¿Y qué hay de los kits que combinan cepillos dentales y un líquido blanqueador?
Ocurre lo mismo. En el mercado se utiliza la palabra blanqueador de manera incorrecta. En muchas ocasiones, estos productos no blanquean porque no contienen ningún agente con esa capacidad, sino que son abrasivos y solo retiran pequeñas manchas.
5. ¿Un dentífrico puede eliminar las manchas de los dientes?
Una pasta de dientes puede limpiar de forma superficial. Si pudiera eliminar cualquier tipo de mancha, sería muy abrasiva y podría dañar los dientes y aumentar la sensibilidad.
6. ¿Qué estrategias se pueden seguir para mantener los dientes impolutos?
Al igual que ocurre con el resto del organismo, la dentadura y las encías sufren con el paso del tiempo. Manchas, caries, desgaste de piezas, enfermedades de las encías, sangrado, roturas… Prevenir el envejecimiento prematuro es la mejor herramienta para mantener la sonrisa impoluta.
¿Cómo? En primer lugar, haciendo de la higiene bucodental un hábito desde la infancia, un ritual diario y preventivo que preserve la salud de dentadura y encías. En segundo lugar, corrigiendo los defectos de fábrica con la ayuda de las técnicas odontológicas y médicas. Cepillarse los dientes de modo correcto tres veces al día (mejor con un cepillo eléctrico) y emplear seda interdental son dos gestos sencillos y asequibles.
Además, hay que ser muy estricto con la higiene si se fuma, se toman bebidas como el café, el té o el vino tinto, o se comen alimentos como la remolacha, el brócoli, la lombarda, los arándanos, las moras o la tinta del calamar. Y en cuanto a la seda dental, si se tienen las encías sensibles, hay que consultar al odontólogo, ya que en muchos casos no es recomendable y es mejor el uso de cepillos especiales.