Los españoles pagamos 265 euros de impuestos al año para tratar los problemas de salud generados por la obesidad y el sobrepeso, según datos de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). Un coste para nuestros bolsillos que seguirá creciendo si no se reducen las alarmantes cifras de obesidad infantil. Según el último informe Aladino, el 40 % de los menores de entre seis y nueve años tienen una acumulación excesiva de grasa en su cuerpo que les puede provocar patologías graves normalmente asociadas a adultos, como la hipertensión, la diabetes o enfermedades cardiovasculares. Repasamos cuánto cuesta tratar estas patologías relacionadas con el exceso de peso y qué puede hacer el sistema sanitario para paliar esta “pandemia”.
«La obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI», sentencia la Organización Mundial de la Salud (OMS). De esta epidemia no se salva ningún país (tampoco España) y cada vez va a peor. Según el último estudio Aladino, este problema afecta al 40 % de los niños y las niñas de entre seis y nueve años. Algo que, tarde o temprano, les puede provocar patologías graves normalmente asociadas a adultos como la diabetes de tipo 2, enfermedades cardiovasculares e incluso algunos tipos de cáncer. Todas ellas, dice la OMS, son prevenibles si se ataja su origen.
En España, el gasto público destinado al tratamiento de esta enfermedad y las patologías asociadas asciende a 2.500 millones de euros, según el ‘Libro Blanco: Costes sociales y económicos de la obesidad y sus patologías’. Y va en aumento: la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad (EASO) estima que, en 2030, la obesidad supondrá un gasto de 3.081 millones de euros anuales para los españoles.
Sin dietistas-nutricionistas en Atención Primaria
El gran problema es que en materia de prevención fallan cuestiones estructurales. En opinión de Nancy Babio, vicepresidenta de la Sociedad Española de Dietética y Nutrición, “la administración no ha dimensionado realmente el grave problema que supone la prevalencia de la obesidad infantil”. Por esto, siguen faltando medidas fundamentales.
Por ejemplo, seguimos sin contar con dietistas-nutricionistas en la Atención Primaria, una figura que los expertos consideran fundamental para reducir el problema. Según el Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas- Nutricionistas (CGCODN), incorporar a estos profesionales en Atención Primaria puede ahorrar al sistema de salud de 5,8 a 105 euros en tratamientos posteriores por cada euro invertido. Para el pediatra José Serrano, miembro de la Asociación Española de Pediatría (AEP), los dietistas-nutricionistas deberían tener sus consultas “puerta con puerta” con las de los pediatras en los centros de salud para trabajar mano a mano cada día. Además, falta educación nutricional tanto para los niños como para los adultos.
Las asociaciones del sector sanitario hacen campañas constantes y llamamientos a mejorar la situación de la Atención Primaria para no solo poder atender los problemas derivados de la obesidad infantil, sino atajarla de raíz a través de políticas de prevención. En 2013, por ejemplo, el Colegio de Médicos de Bizkaia puso en marcha una campaña formativa para educar a los menores, pero sobre todo a los padres, sobre la importancia de una buena alimentación y los peligros que conlleva no seguirla. Otro caso similar es el de las farmacias coruñesas, que en 2017 lanzaron su propia campaña de prevención de la obesidad infantil.
Estrategias que, para expertos como el pediatra José Serrano, siempre suman: “Este tipo de acciones son un grano de arena más, aunque serían más deseables más medidas legisladoras de gran calado”. Babio coincide en que las administraciones públicas “deben ser el eje central. Si vamos por ahí va a ser muy difícil abordarlo”.
Obesidad: el gasto de los tratamientos
La obesidad repercute en las arcas públicas y en los bolsillos de todos los ciudadanos. De hecho, supone un enorme coste al país. Según el informe de la OCDE ‘La pesada carga de la obesidad’, publicado a finales de 2019, la obesidad y el sobrepeso representan el 9,7 % del total del gasto en salud en España, lo que supone que 265 euros de los impuestos de cada ciudadano están destinados a estos tratamientos. Todo esto se traduce en que el sobrepeso reduce el PIB español en un 2,9 %. Esto es mucho más que la media de los países de la OCDE, que destinan una partida del 8,4 % del gasto sanitario a este problema y cuyo coste en impuestos individuales se sitúa en 181,60 euros por persona al año.
La pregunta inevitable es a qué se destina todo este dinero que nos cuesta la obesidad. Y cuando toca responder, los ministerios que se encargan de todo aquello relacionado con este asunto se pasan la pelota mutuamente. “Este tema lo lleva Consumo”, nos responden desde Sanidad. “Esta cuestión debería ir dirigida al Ministerio de Sanidad”, nos aseguran desde Consumo. A falta de respuesta oficial por parte de las instituciones gubernamentales, el informe de la OCDE da algunas pistas de cómo se divide este dinero. De media el sobrepeso es responsable:
- del 70 % de todos los costes de tratamientos de diabetes.
- del 23 % de lo que cuesta curar enfermedades cardiovasculares.
- y del 9 % del coste de los tratamientos de cáncer.
¿La prevención de la obesidad es la solución?
España cuenta con la estrategia NAOS (para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad). El Ministerio de Consumo y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) también lanzaron, en noviembre del pasado año, la campaña ‘Pon más héroes en tu plato‘ y llena tu vida de superpoderes, con la que pretendía fomentar una alimentación saludable entre los menores. Todo un despliegue de vídeos, carteles, filtros para las redes sociales y una página web con juego incluido en la que los más pequeños pueden aprender qué alimentos no son saludables y los que sí.
Imagen: AESAN
Esta campaña no es la primera —y suponemos que tampoco la última—. Como se puede observar en el histórico de las campañas publicitarias del Ministerio de Consumo, hay otros ejemplos como ¡Despierta y desayuna! (de 2006 y 2007), con la que se perseguía inculcar la importancia de un desayuno saludable y de la práctica frecuente de actividad física.
Pero si hay una medida que aplauden los expertos es, sin duda, el aumento de los impuestos sobre los refrescos que pretende llevar a cabo el Gobierno —en Cataluña ya se hace desde 2017—. “Sabemos que el consumo de bebidas azucaradas es uno de los motivos de la obesidad infantil. Limitarlas a través de políticas nutricionales es una gran iniciativa”, asegura Babio.
Las comunidades autónomas también gestionan y tienen la capacidad de desarrollar sus propios planes sanitarios, y también desarrollan sus metodologías de acción contra la obesidad. Por citar algunas:
- El gobierno del País Vasco ha desarrollado un programa de iniciativas para una alimentación saludable encaminado a reducir en un 20 % la ingesta de sal y azúcares libres en 1.000 días.
- Andalucía cuenta con un Plan Integral de Obesidad Infantil, que se centra en la formación y en la detección precoz.
- La Comunidad de Madrid tiene InfaSEN, que promueve una dieta saludable y hace hincapié en la importancia del descanso y la actividad física.
- Cataluña implementó en 2019 un plan piloto con el que pretendía atajar el problema en las comunidades más desfavorecidas.
Otros ejemplos son el del Departamento de Salud del País Vasco, que cuenta con la estrategia de prevención SANO, a través de la cual promueve un mayor consumo de frutas y verduras, más tiempo de actividad física y menos horas delante de las pantallas. “El sedentarismo es otra de las causas asociadas a la obesidad y hay estudios que muestran una asociación positiva entre ver más de dos horas al día la televisión y el aumento del sobrepeso. Por lo tanto, es otro factor de riesgo sobre el que se tienen que hacer estrategias”, indica la vicepresidenta de la Sociedad Española de Dietética y Nutrición.
Cataluña, además de haber sido pionera en España con el impuesto a las bebidas azucaradas, también tiene su estrategia, en la que se pone el acento en las familias con menos recursos y se cuenta con expertos en ejercicio y en psicología para crear mensajes efectivos que lleguen a los niños. Algo importante, ya que, según el estudio Aladino, la prevalencia de la obesidad infantil es mayor en las rentas bajas. “Es necesario tener esto en cuenta para desarrollar cualquier medida, ya sea de prevención o de tratamiento”, añade Babio.
Desde 2013, la Xunta de Galicia tiene su plan Xermola, a través del que se llevan a cabo controles de nutrición saludable en las escuelas, se da información a través de la asistencia sanitaria y se promueve la actividad física entre los menores.
Cómo reducir estos gastos en obesidad
Todos los expertos coinciden que todas estas campañas son insuficientes para atajar el problema de la obesidad. Para la OCDE es necesario implementar un paquete de políticas que incluya un etiquetado que especifique si un alimento saludable o no, la prescripción médica de actividad y el fomento de programas de bienestar. Según sus cálculos, esto podría suponer un ahorro de 32 millones de euros al año en costes sanitarios. Dice también que lograr una reducción calórica del 20 % en los alimentos con alto contenido en azúcar, sal, calorías y grasas saturadas podría prevenir 472.000 enfermedades no transmisibles en los próximos 30 años y ahorrar 169 millones de euros al año en costes sanitarios.
La Organización Mundial de la Salud apela directamente a los políticos: “Para frenar la epidemia de obesidad infantil es necesario un compromiso político sostenido y la colaboración de muchas partes interesadas, tanto públicas como privadas. Los gobiernos, los asociados internacionales, la sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales y el sector privado tienen un papel fundamental en la creación de entornos saludables y de condiciones de asequibilidad y accesibilidad de opciones dietéticas mejores para los niños y los adolescentes”. De hecho, en 2019, pidió prohibir el exceso de azúcar en los alimentos para bebés y que no se publicitaran comidas y bebidas dulces para este sector de la población.
Dentro de su marco de estrategia, la OMS llevó a cabo entre 2013 y 2020 un plan de acción mundial para la prevención y control de enfermedades no transmisibles. O lo que es lo mismo, una estrategia global para abordar las enfermedades prevenibles y crónicas que derivan de la epidemia de la obesidad infantil. Además, cuenta con una comisión destinada únicamente a acabar con este problema.