La palabra hospital tiene la misma raíz lingüística que “hospitalidad”, pero ¿se ajustan a este concepto semántico los hospitales de hoy en día? ¿Son acogedores con los niños enfermos, uno de los sectores de la población más vulnerables y dependientes? ¿Qué hacen los centros sanitarios para ser hospitalarios, en vez de un medio hostil para los pequeños? En este artículo se explica cómo son los centros hospitalarios pensados para los niños y algunas iniciativas que se han impulsado con ese objetivo: Hospital sin dolor, Hospital Amigo de los Niños, Child Life y Hospital de Ositos de Peluche, entre otros.
Lo que menos gusta a los niños cuando están hospitalizados, por este orden, son los pinchazos, la comida, los tratamientos, las instalaciones, estar encamados y no poder salir, según el «Estudio sobre el Dolor en niños hospitalizados», efectuado en casi 400 pacientes de 7 a 12 años de 20 hospitales españoles, por la Fundación Grünenthal y la Fundación Antena 3. En cambio, valoran de forma muy positiva el colegio que les ofrecen los hospitales, el trato personal de los profesionales, los juegos, la posibilidad de ver la televisión y las visitas de los familiares, según el mismo trabajo.
Conscientes de este escenario, cada vez hay más hospitales que se suman a la tarea de crear centros amigables para los pacientes más pequeños. Más allá de la decoración infantil, de la presencia de voluntarios y payasos para animar la estancia en el centro, de espacios lúdicos pensados para ellos, de canales de televisión temáticos solo para hospitales -como FAN 3, de Antena 3- o de las visitas de los Reyes Magos y personajes famosos, como deportistas y cantantes, se están implementando iniciativas originales y mucho más ambiciosas con un doble objetivo: disminuir el dolor y el sufrimiento infantil y dar explicaciones adecuadas para amortiguar la ansiedad que los niños sienten ante un tratamiento complejo o una gran operación quirúrgica.
Iniciativa «Hospital sin dolor»
El 80% de los niños ha experimentado dolor alguna vez en el hospital, según el mismo estudio. Para ayudarles a minimizarlo se aplican técnicas de hipnosis, relajación y respiración que distraen su atención. Pero, además, cada vez hay más hospitales que se suman a la iniciativa «Hospital sin dolor», en la que ha tenido una especial implicación el Hospital La Paz (Madrid) a través de su Unidad del Dolor Infantil, que data de 1997, pionera en España y que dirige el doctor Francisco Reinoso.
El «Hospital sin dolor» cuenta con una comisión clínica para la formación de todos los profesionales sobre el dolor y su correcto tratamiento
Un aspecto remarcable del «hospital sin dolor es que cuenta con una comisión clínica encaminada a la formación y concienciación de todos los profesionales sobre la importancia del dolor y su correcto tratamiento en todos los pacientes», informa Mar Serrano, médica y responsable de formación de la Fundación Grünenthal. Un pilar indispensable para poder tratarlo de forma debida es evaluarlo. Al respecto, cabe destacar que la Comisión Hospital Sin Dolor de La Paz ha institucionalizado la evaluación del dolor como quinta constante vital y ha incorporado, entre otras escalas de valoración, la «escala LLANTO», que es la primera herramienta validada en castellano para medir el dolor en bebés.
Child Life: información y soporte emocional a los niños hospitalizados
Mentir a los niños u ocultarles que deberán pasar por un proceso doloroso es contraproducente, puesto que se sabe que provoca un postoperatorio más doloroso y la necesidad de más analgésicos. Así, el 62% de los menores dicen sufrir menos angustia ante un tratamiento médico o quirúrgico si se les explica con anterioridad a qué se enfrentan. Sin embargo, otro dato del estudio destaca que solo la mitad de ellos recibe información al respecto.
Para disminuir esta ansiedad en los niños que deben afrontar una gran cirugía, y en sus familias, el Hospital Sant Joan de Déu, de Esplugues de Llobregat (Barcelona), dispone desde 2004 de una profesional formada para explicar a los afectados las intervenciones complejas que se les realizarán. Esta experta sigue las técnicas de Child Life, un programa de información y acompañamiento emocional a los niños hospitalizados. Esta disciplina nace en EE.UU. en 1982 para hacer de los hospitales lugares más adaptados a los pacientes pediátricos.
«Preparamos a quienes deben pasar por experiencias de salud importantes y someterse a cirugías complicadas, como la cirugía cardiaca y cardiovascular, neurocirugía (para operar tumores o la epilepsia), escoliosis, cirugía abdominal, cirugía torácica no cardiaca y, en algunos casos, para trasplantes. Pero, sobre todo, los preparamos en los casos más extremos en que ya se sabe que después de la cirugía será necesario ingresar en una Unidad de Cuidados Intensivos Pediátrica (UCIP)», informa Núria Serrallonga, enfermera y psicóloga especializada en atención emocional al niño hospitalizado, la encargada del Child Life en este centro catalán.
Estas iniciativas tienen el objetivo de disminuir el dolor y el sufrimiento del paciente pediátricoLa importancia de Child Life radica en no suministrar una información uniforme a todos ellos, sino personalizada. «La primera parte consiste en averiguar qué sabe el menor y cuál es su estilo de afrontamiento, su relación con los padres, sus variables psicológicas y qué es lo mejor para él. Después, decidimos si quiere saber más o no; si puede entender o no; y, si puede entender, cómo se lo explicamos», comenta Serrallonga. Así, en el caso de los más pequeños, la explicación se efectúa mediante el juego, para que sea comprensible, con la ayuda de un muñeco de trapo al que le realiza todo el proceso, colocándole una mascarilla y pinchándole para ponerle una vía intravenosa, entre otras.
La segunda parte del programa consiste en «realizar una visita con el paciente, donde le presentamos a los profesionales que le atenderán y le enseñamos dónde estará ingresado. Le mostramos la UCIP, la entrada a los quirófanos, dónde se les dormirá y la habitación donde estará, para que esté familiarizado con estos espacios, pueda hacer las preguntas que desee y tenga confianza. Observamos en qué fija su atención -como la toma de oxígeno de una habitación-, le explicamos para qué sirve y resolvemos sus dudas», cuenta Serrallonga.
«Hospital de Ositos de Peluche» acerca la medicina a los niños a través del juego
Hoy en día, la norma en las UCI (unidades de cuidados intensivos) de pediatría es que los progenitores puedan ver a sus hijos ingresados dentro de unas horas de visita, pero no acompañarlos durante las 24 horas del día. Para disminuir la ansiedad por separación que puedan sentir los pequeños al despertar de la anestesia y no ver a sus padres, Serrallonga les enseña la sala de espera contigua y les explica que «solo está separada por una puerta». De esta forma, «aunque se despierten solos, la imagen de sus padres sentados en la sala, les hace la espera más fácil de soportar», dice.
La iniciativa de Child Life se enmarca dentro de la iniciativa pionera del Hospital Sant Joan de Déu de ser «Hospital Amigo de los Niños», que consiste en que todos los profesionales (payasos, voluntarios, músicos, etc.) trabajen con un objetivo común: hacer más amigable la estancia de los pequeños pacientes.
No obstante, Serrallonga explica que en hospitales donde no se han implementado aún programas específicos para los pacientes pediátricos también se ofrece un buen servicio y que, a menudo, el buen trato personal que les brindan los profesionales suple la falta de estas iniciativas.
“Hospital de Ositos de Peluche” (HOP) es otra original iniciativa para ayudar a los niños a entender distintos aspectos relacionados con la salud y la sanidad, organizada por la Asociación de Estudiantes de Ciencias de la Salud (AECS) y llevada a cabo por estudiantes de las facultades de Medicina, Enfermería, Odontología y Farmacia de la Universidad de Barcelona (UB).
HOP consiste en invitar a alumnos de primero y segundo de Primaria, acompañados por su peluche favorito y por sus tutores, al Campus que la UB tiene en Bellvitge, en L’Hospitalet de Llobregat, para ayudarles a perder el miedo que infunde la bata blanca. Para ello, los estudiantes (futuros médicos, farmacéuticos, odontólogos y podólogos) acuden equipados con bata blanca y fonendoscopio, para realizar un reconocimiento completo del peluche.
Este proyecto se realiza en más de 90 países y su objetivo es acercar la medicina a los niños a través del juego, con el objetivo de que se familiaricen con diferentes profesionales sanitarios, además de explicarles estilos de vida saludables y cómo funciona la sanidad.
Así, los pequeños participantes aprenden por dónde se entra al hospital, que la consulta médica es el lugar donde se pregunta por la enfermedad y que el quirófano, el sitio donde se le opera; a través de un taller de fisioterapia, trabajan su psicomotricidad; en otro de nutrición, reciben información de la pirámide de alimentos y cómo hay que comer; en el de farmacia, se les educa sobre cómo utilizar bien los medicamentos; y, por último, en el taller de odontología, titulado “Sonrisas limpias”, se les explica cómo conseguir una buena higiene dental.