Dermatólogos, especialistas en medicina estética y plástica y odontólogos se han agrupado en fechas recientes en la nueva Asociación Nacional de Actividades Médicas y Odontológicas de la Sanidad Privada (AMOSP). Es la primera asociación patronal que se constituye en España para velar por los intereses de estas actividades y cuya labor no solo prevé favorecer a los profesionales, sino repercutir también en mejorar la asistencia, calidad y seguridad de los usuarios de la sanidad privada. En la actualidad, en España, en torno al 15% de los dermatólogos y los odontólogos y el 90% de los especialistas en medicina estética y plástica ejercen en el ámbito privado. La crisis económica ha tenido un impacto indudable en el sector, pero los actuales recortes en la sanidad púbica podrían favorecer un repunte de estas actividades médicas si se anularan algunas prestaciones sanitarias del catálogo de la Seguridad Social. Para el usuario, no se vaticina un descenso acusado de las tarifas en la sanidad privada, aunque algunas especialidades aún podrían bajar más los precios manteniendo la calidad de la asistencia que prestan, expone en esta entrevista entre otras reflexiones sobre la situación actual de la sanidad, José María Martínez, director gerente de AMOSP y director del Instituto Valenciano del Pie.
Hasta ahora, no había una patronal médica nacional en la sanidad privada. Aunque sí había colegios profesionales y sociedades médicas, faltaba una institución que tuviera como objetivo fomentar el espíritu empresarial y representar a las clínicas privadas y que defendiera los intereses empresariales y la formación de sus profesionales.
“El 15% de dermatólogos y odontólogos y cerca del 90% de los especialistas en medicina estética trabajan en la sanidad privada”
Creo que, en este momento de crisis, todo lo que sea intercambiar experiencias, valores de excelencia, controlar los procesos asistenciales, hacer más adecuada la asistencia a las necesidades de los pacientes, crear foros, códigos deontológicos, ofrecer formación continuada a los profesionales y funcionar como una empresa es positivo. Apoyamos todo lo que constituye el ámbito de las clínicas y que puede redundar en beneficio de los pacientes.
Sí, la mayoría se desarrollan dentro del ámbito privado, pero de forma muy variable. Alrededor del 15% de los dermatólogos y de los odontólogos y en torno al 90% de los especialistas en medicina estética y plástica trabajan en la sanidad privada.
Pienso que, en general, podría aumentar algo, pero de forma muy sensible, por lo menos en referencia a las especialidades adheridas a la asociación. Es evidente que, si con los recortes se descatalogan algunos servicios sanitarios, la sanidad privada podría beneficiarse en algún porcentaje. Pero no creo que mucho, ya que todos los usuarios tienen menos dinero.
Claro. La crisis económica ha afectado muchísimo. No creo que los precios se puedan bajar mucho si se quieren prestar servicios de calidad.
Sí, las tarifas de la sanidad privada aún se pueden bajar y mantener la misma calidad que se ofrece en este momento. La calidad de la medicina privada es alta. Todo depende de las especialidades: algunas tienen márgenes que pueden bajar más y otras muy ajustados que no pueden hacerlo porque, si no, repercutirían en la calidad y en la inversión en nueva tecnología.
Sobre todo en aquellas que se podrían descatalogar de las prestaciones de la Seguridad Social. Los pacientes que están incluidos en este momento quedarían fuera y la medicina privada tendría que acogerlos. Con un volumen mayor de pacientes, se podrían aplicar economías de escala.
La oftalmología es una posibilidad: se podrían bajar los precios si se retiraran del catálogo el cuidado de la retina o la degeneración macular asociada a la edad (DMAE). Aunque también se podrían reducir en otras especialidades.
“La mejor forma de resolver una queja o reclamación de un paciente es hacerlo en el mismo centro sanitario”
Sí, la seguridad aumentará mucho gracias al intercambio de resultados entre las clínicas participantes, la vigilancia y la supervisión común, que puede resultar muy beneficiosa y, sobre todo, al área de formación técnica, que es fundamental para los profesionales e incide en que los pacientes se sientan seguros desde que entran en la clínica hasta que salen, cuando ven que han sido atendidos por profesionales bien formados y preparados. Además, la asociación pretende fomentar el espíritu empresarial de las clínicas privadas y obtener ciertos beneficios, para reinvertirlos en equipos y tecnología sanitaria nuevos.
Ese es un tópico absurdo. El Juramento Hipocrático, donde se dice Primum non nocere (lo primero es no hacer daño), ya contempla que se obtenga cierto beneficio de la actividad médica. Pensar en lo contrario es un absurdo. Tanto las clínicas privadas como los centros públicos deberían funcionar como empresas.
Por supuesto. Es otra de las facetas importantes previstas. Además de la formación en el área técnica, se quiere potenciar la formación en recursos humanos para atender bien al paciente. En la gestión del paciente será muy importante valorar y resolver las quejas y reclamaciones. Es el camino lógico hacia la excelencia. Creo que la mejor forma de resolver una queja o reclamación es hacerlo de puertas para adentro, en el mismo centro. No es habitual que los pacientes presenten grandes quejas y reclamaciones. Y, en España, la mayor parte de las clínicas consiguen resolverlos.
Hasta ahora hemos disfrutado de un Estado de Bienestar en el que nos hemos acostumbrado a que se financie todo y, por desgracia, este modelo es insostenible. La medicina pública y la privada españolas siguen siendo excelentes a nivel mundial, aunque siempre cabe evaluar la actividad con unos ratios más y menos favorables. Pero creo que la sanidad pública española deberá centrarse en resolver los problemas preventivos o crónicos, los grandes temas que pese a la crisis tienen un mejor futuro.
Hoy en día, decidir operarse en una clínica privada y no en otra, elegir a un dermatólogo y no a otro o decantarse por un odontólogo determinado es difícil para los usuarios de la sanidad privada. “En este momento no hay un método apropiado para que el paciente sepa a dónde ir y a dónde no. Para ayudar a tomar la decisión, nos gustaría ofrecer una especie de sistema de acreditación y de formación de los profesionales, que sea de máxima garantía. Está previsto, pero aún en fase inicial”, expone José María Martínez.
Y es que Internet no es la panacea para elegir servicios, especialista y clínica en la sanidad privada. “Actualmente, muchas personas buscan en Internet y les salen las clínicas que han pagado por ello o han hecho más publicidad, pero eso no significa que sean las mejores ni las más adecuadas para su caso. Es posible que haya centros muy buenos y de más calidad que no acudan a la Red”, advierte el director gerente de AMOSP.