La vida de los pacientes con infección del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) ha cambiado radicalmente. Los últimos tratamientos basados en dosis de sólo dos comprimidos diarios, cuando antes llegaban a la decena, han permitido que los afectados puedan cumplir mejor con la medicación y al mismo tiempo lograr un control más óptimo de la enfermedad. Sin embargo, siempre existen riesgos de contagio y la tasa de infección no parece reducirse, sino todo lo contrario. La infección por VIH es una fase inicial del SIDA y los datos sobre su tasa, al no exigir declaración, resultan confusos. En los últimos años se observa, tanto a nivel internacional como nacional, un aumento de las infecciones de transmisión sexual, consideradas un indicador de las conductas sexuales de riesgo para la infección por VIH. En este sentido, los expertos alertan de la necesidad de protegerse ante conductas sexuales de riesgo, especialmente entre los jóvenes donde continúan produciéndose infecciones por VIH. Josep Maria Gatell, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas y Sida del Hospital Clínico de Barcelona, explica cómo es preciso afrontar la realidad de esta enfermedad y nos avanza el futuro que nos depara la investigación.
Lógicamente se mantiene un colectivo de un 20% de pacientes que no pueden beneficiarse de las ventajas por la trayectoria de su enfermedad y que iniciaron un tratamiento con mayor toxicidad y tolerancia inferior. Pero una mayoría vive hoy la enfermedad con una medicación mucho más simplificada y por tanto más fácil de cumplir, especialmente desde el año 2004. Todo ello les permite tener un control de la infección con una carga viral indetectable.
El paciente con infección de VIH debe llevar una vida con hábitos saludables. Es posible que algunas personas tratadas años atrás con infección manifiesten algún tipo de lipodistrofia, que sin duda genera ciertos problemas con la calidad de vida, pero hoy no conocemos complicaciones graves que puedan comprometer la salud del paciente si se cumple correctamente el tratamiento y hay una actitud prudente. A largo plazo tendremos que observar lo que sucede.
Se puede controlar la enfermedad con dos o tres comprimidos diarios. Los tratamientos se basan en tres compuestos químicos antirretrovirales que en unos meses serán viables en un solo comprimido. Esto es un cambio esencial porque supone una gran ayuda en la mejora de la adhesión y por tanto en mantener en niveles indetectables la carga viral.
En países en desarrollo la tasa de infección en niños es elevada porque no se ha prevenido antes de la maternidad
La prevención precisamente se basa en eludir las conductas de riesgo y tomar las medidas profilácticas adecuadas. Igualmente es necesario reforzar la inmunidad e incluso fomentar el ejercicio físico para disponer de masa muscular. La dieta adaptada y supervisada por personal médico es necesaria y es importante cumplirla para ayudar a prevenir complicaciones.
Existe una limitación epidemiológica y es que la infección por VIH no implica declaración obligatoria, cuando esto sí sucede con el Síndrome de la Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA). No podemos decir que se estén produciendo menos infecciones que en épocas pasadas. El descenso en la incidencia del SIDA se corresponde con las personas en el estadio más adelantado de la enfermedad. Sin embargo, no es válido para conocer la frecuencia de las nuevas infecciones y su evolución
En países desarrollados hoy es infrecuente ver niños de corta edad infectados, prácticamente sólo tenemos casos de niños en edad puberal o jóvenes, y estos pueden beneficiarse de las alternativas menos tóxicas y más eficaces. En países en desarrollo lógicamente la tasa de infección es elevada, precisamente porque no se ha prevenido antes de la maternidad.
El riesgo de contagio es casi nulo [con el tratamiento adecuado el riesgo puede reducirse a menos del 2%], por lo que no tiene que existir posibilidad de transmisión de infección de madre a hijo si se toman las medidas terapéuticas adecuadas, lo que implica realizar los test correspondientes y aplicar la medicación correspondiente cuando esté indicado. Evidentemente la situación es muy distinta en países donde no se dispone de los medios y recursos sanitarios para evitar esta transmisión de la enfermedad.
Por el momento es una enfermedad con tratamiento crónico, de por vida. Al menos tenemos la certeza que los pacientes mantienen en su mayoría un estado de salud aceptable, excluyendo los casos que desgraciadamente no responden a la farmacología actual. La vacuna para el VIH tardará en llegar y estamos lejos de encontrar una fórmula y un diseño eficaz.
La interrupción del tratamiento antirretroviral acelera la progresión del SIDA, según el estudio la Red Mundial de Sida (INSIGHT), financiada por los National Institutes of Health (NIH) de los EEUU y coordinada en España por el Hospital Clínico de Barcelona. El trabajo demuestra que el tratamiento antirretroviral no debe interrumpirse ya que las posibilidades de muerte y de sufrir enfermedades oportunistas se triplican. La disminución de CD4 y el aumento de carga viral que se produce durante la ausencia de medicación son las principales causas. Este trabajo ha contado también con la participación de cinco hospitales más como el Hospital Trias i Pujol, de Badalona; el Hospital del Mar, en Barcelona; el Hospital Mútua de Terrassa, el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla y el Hospital de la Princesa de Madrid.
Desde 1981, año en el que comenzó la epidemia, se han dado en España un total de 69.799 casos de SIDA. En 2004 se diagnosticaron en nuestro país 2.034 casos nuevos de SIDA. El número de nuevos diagnósticos ha disminuido un 10,7 % respecto al mismo periodo del año anterior, continuando la tendencia iniciada en 1995. La edad media de diagnóstico ha ascendido a 40,2 años. La proporción de casos en menores de 13 años ha seguido descendiendo y se sitúa en sólo el 0,2%.
La vía de transmisión más frecuente ha sido por compartir material para la administración parenteral de drogas (47,6%). La transmisión por relaciones heterosexuales no protegidas asciende al 27,9%, pero adquiere especial relevancia en las mujeres, donde representa el 48,8% de los casos. La tercera vía de transmisión más frecuente ha sido las relaciones homosexuales no protegidas entre hombres, suponiendo el 15,4% de todos los casos y el 19,9% de los hombres. La evolución en España en los últimos años ha sido de drástica reducción de casos de SIDA, que no de la infección, tanto en adultos como en niños, sobre todo desde la aparición de los inhibidores de la proteasa (69,5% en ocho años).