La hospitalización en casa, junto con el hospital de día y la cirugía ambulatoria, es una de las nuevas fórmulas asistenciales con las que las administraciones sanitarias intentan paliar el déficit de camas y disminuir las dilatadas listas de espera. Miles de españoles eligen ingresar en sus propios domicilios en vez de en el hospital. Un 10% de centros sanitarios de la red pública española disponen ya de unidades que llevan sus cuidados especializados a la vivienda del enfermo.
Las unidades de hospitalización
Según datos del Sistema Nacional de Salud, se estima que el 30% de los pacientes que eligen la hospitalización en el propio domicilio proviene del servicio de urgencias e incluso, no llega a ocupar cama en el hospital. Si esta fórmula se expande, los centros sanitarios podrían atender un mayor número de personas, pero durante menos tiempo. El objetivo es ingresar al paciente en el hospital hasta que el cuadro de gravedad o descompensación está controlado y está en condiciones de ser trasladado a su domicilio. Una vez en casa se sigue con el tratamiento en condiciones similares a las del centro sanitario.
Las unidades de atención a domicilio constan de profesional médico y de enfermería que de manera continua asisten a pacientes como si de una unidad de hospitalización convencional se tratara, tanto por la frecuencia como por la calidad de los cuidados. Se trata de una alternativa al ingreso hospitalario con el objetivo, por una parte, de reducir la estancia hospitalaria o incluso evitarla, como sucede en los pacientes de edad avanzada con estado de salud débil que tienen que ingresar a menudo por descompensación, y por otra, de paliar los efectos adversos de la hospitalización.
Trasladar el hospital a casa es una alternativa que reduce la estancia hospitalaria y disminuye los efectos adversos de la hospitalización
Es una elección voluntaria en la que el paciente y su familia tienen que dar la aprobación. Pero los resultados de una encuesta realizada en 2002 en el País Vasco, comunidad donde más se ha potenciado este tipo de asistencia, son tajantes: el 98% de los pacientes y su entorno repetirían la elección. Uno de los argumentos más expuestos por los pacientes es el mayor confort que tienen en su propia casa. Asimismo, la mayoría de los pacientes acogidos a esta opción asistencial recalcan la posibilidad de solucionar cualquier problema telefónicamente.
En el pasado congreso de Hospitalización a domicilio, celebrado en El Escorial (Madrid) se puso de manifiesto que, aunque cerca de 800 profesionales trabajan en estas unidades, lo hacen de forma y ritmo diferente dependiendo de la comunidad autónoma en la que desarrollen su actividad. En este momento, el País Vasco, Galicia, Cataluña y Valencia son las comunidades que cuentan con más unidades de Hospitalización a domicilio.
Las unidades de hospitalización en domicilio surgieron hace 24 años, primero en Madrid, Bilbao y más tarde en Cantabria. Su nacimiento debe ser entendido, más allá del coste económico asociado en esos momentos, como una respuesta a una necesidad, el control del paciente anciano. Con el paso de los años diversos estudios han demostrado que este tipo de atención es rentable, sobre todo si se compara con los costes asociados a la hospitalización convencional.
Los expertos entienden que, debido al envejecimiento de la población, los candidatos a esta opción asistencial irán en aumento, por lo que será preciso potenciarla desde los distintos sistemas de salud.
Enfermedades más comunes
La hospitalización en domicilio es posible siempre que el paciente esté bien diagnosticado, en situación estable dentro de su enfermedad y no presente signos de evolución negativa de su proceso médico o quirúrgico. También hay que determinar si el entorno es favorable, y si los cuidadores pueden asumir el reto que se les plantea: responsabilizarse de la alimentación, higiene y colaborar con el equipo sanitario.
Las principales patologías tratadas en domicilio son las reagudizaciones de procesos crónicos, como enfermedad pulmonar obstructiva crónica o insuficiencia cardiaca. Del mismo modo, se controlan enfermedades que requieren medicación intravenosa, heridas quirúrgicas de evolución tórpida, procesos en fase terminal como cáncer y sida, o el seguimiento de enfermos neurológicos.
Desde el Hospital Marqués de Valdecilla (Santander) han ido más allá. Pionero en este tipo de asistencia, desarrollan hace unos años un programa de atención a domicilio para pacientes que han recibido autotrasplante de médula ósea. Estos casos requieren condiciones extremas de aislamiento por el estado inmunodeprimido del paciente, por lo que antes del trasplante convierten su habitación en una cámara de aislamiento como si de una habitación del servicio de hematología se tratara. Los profesionales especializados correspondientes realizan un seguimiento estricto del paciente.
Soledad Soto, enfermera de la unidad de Hospitalización en domicilio del Hospital Marqués de Valdecilla, explica que una unidad de este tipo está preparada para dar cobertura al enfermo las 24 horas del día, pero que el factor clave en este tipo de asistencia «es la familia». «Un enfermo, con independencia de su edad, no puede optar a la hospitalización en domicilio sin cuidador», aclara. La razón es que se trata de pacientes con patología aguda, pero estables.
Las ventajas que los expertos observan en los pacientes derivan principalmente del entorno, que «es fundamental». En ese entorno no sólo juegan las condiciones físicas, sino también las de carácter psicológico. El paciente recibe la atención en un ambiente que le es familiar acompañado de su propia familia. Del mismo modo, el hecho de estar en casa induce a una disminución de la tasa infecciones cruzadas a que estaría expuestos en una sala hospitalización convencional.
Evitar las infecciones hospitalarias
Una infección hospitalaria, conocida como nosocomial, es aquella contraída por un paciente ingresado en un centro de salud, en quién la infección no se había manifestado ni estaba en periodo de incubación en el momento del ingreso. Esta situación también puede afectar al personal hospitalario. De hecho, el profesional sanitario actúa como vector de la infección intrahospitalaria.
La infección nosocomial se da en los centros hospitalarios de todos los países, desarrollados o no. Está definida como una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en pacientes ingresados. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) más de 1,4 millones de personas en todo el mundo sufren complicaciones en su estado de salud debido a infecciones contraídas en el ambiente hospitalario.
Las infecciones nosocomiales más frecuentes se dan en heridas quirúrgicas, vías respiratorias y urinarias. La OMS destaca que la mayor prevalencia ocurre en unidades de cuidados intensivos, de cirugía y traumatología. Debido a su frágil sistema inmunitario, las personas de edad avanzada o los niños, pacientes con enfermedades concomitantes o inmunodeprimidos, son los más afectados. A esto hay que añadir otros factores que propician la infección, como son las técnicas invasivas, los procedimientos médicos y la resistencia bacteriana.
Los mismos antibióticos promueven la aparición de cepas de bacterias multirresistentes que pueden llegar a ser endémicas del mismo centro hospitalario. El uso generalizado de antimicrobianos para tratamiento o prevención (incluso administrados de forma tópica) es el principal factor determinante de resistencia. No obstante, existen microorganismos patógenos de gran virulencia, que causan infecciones sean esporádicas o endémicas del centro, independientemente del estado del huésped (Legionella, Staphylococcus aureus o Escherichia coli, entre otros).
Una de las alternativas que se están considerando para reducir las tasas de infecciones hospitalarias son precisamente las hospitalizaciones en domicilio. Gracias a los protocolos establecidos, además de mayor confort y seguridad psicológica, el paciente puede evitar la presencia de microorganismos presentes en las salas de hospitalización convencionales.