El dolor de espalda no siempre tiene un origen apreciable en una radiografía. De ahí que se estén desarrollando métodos para mejorar tanto la valoración del dolor como su progresión en los pacientes, aunque ninguna radiografía revele el foco de la dolencia. Cuando los fármacos analgésicos no son efectivos es posible aplicar una nueva técnica, la intervención neurorreflejoterápica, que permite el control del dolor con éxito en un alto porcentaje de casos, según detalla Mario Gestoso, director médico de la Fundación Kovacs, especializada en el cuidado de la espalda.
La Fundación Kovacs se creó hace más de 20 años, a finales de 1985, con tres objetivos fundamentales: la investigación médica, la asistencia sanitaria y la promoción de la salud pública.
Aproximadamente a 130.000 pacientes con dolencias de la espalda, pero también hemos realizado programas de prevención para más de 80 millones de beneficiarios de más de 100 países. La Fundación tiene un laboratorio de promoción de la salud pública y una web de la Espalda, con actividades, a nivel internacional, tanto para los profesionales de la salud como para la población en general. En ella se explican cuáles son las dolencias de la espalda, cómo diagnosticarlas, cuáles son sus síntomas y su tratamiento. Esta web bilingüe, en inglés y en español, realiza una labor importante.
Efectivamente. Cuando empezamos teníamos poca capacidad de autofinanciación, dependíamos de patrocinadores. Ahora, a través de nuestras propias actividades, hemos conseguido autofinanciar el 83% de nuestro presupuesto anual. También damos cobertura a la mayor parte de la investigación que se hace en España en dolencias de la espalda. Y coordinamos la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda, REIDE.
Es cierto que las dolencias de espalda están aumentando y que son muy frecuentes. El 80% de la población está afectada en algún momento de su vida y tienen un coste de entre 1,7% y un 2,1% del Producto Interior Bruto (PIB) en países europeos. Hay que decir que la sociedad moderna y los países desarrollados generan sedentarismo y falta actividad física, que son elementos primordiales en el aumento de patologías como las dolencias de la espalda y éstas, a su vez, motivo fundamental de bajas laborales. Son las dolencias crónicas más frecuentes, el primer motivo de consulta médica y tienen un gran coste sociosanitario. Esto explica que haya que buscar medidas terapéuticas y preventivas eficaces para controlar un tipo de enfermedad que, si bien no acorta la vida, sí repercute en la calidad de vida de quien la padece.
De cualquier dolor mecánico como las cervicalgias, dorsalgias y lumbalgias. Éste es un cajón de sastre donde figuran la artrosis, escoliosis y hernias discales, entre otras. En la mayoría de los casos de lumbalgia, el estudio radiológico no es esclarecedor. Son lumbalgias inespecíficas, debidas a una mala postura e insuficiencia muscular. De hecho, es suficiente tener una simple contractura muscular para sufrir dolor de espalda que, si no se trata, puede llegar a cronificarse. El concepto de cronificación varía en función de los días. Hasta los 15 días, el dolor de espalda se considera agudo; entre los 15 y los 90 días, subagudo; y a partir de 90 días, dolor crónico. El pronóstico cambia cuando este dolor de espalda se cronifica. Hay que intentar detectarlo a tiempo.
El concepto del dolor es una experiencia subjetiva y, algunas veces, pagan justos por pecadores. Siempre existe un porcentaje de simuladores que sí hacen cuento. Pero también hay un porcentaje de pacientes de los que siempre se piensa que fingen y que no lo hacen. Los simuladores, que falsifican las manifestaciones de una enfermedad con el fin de engañar, quieren obtener algún tipo de beneficio familiar, particular o laboral. El dolor de espalda es complejo y no basta con hacer una prueba radiológica.
«Entre el 85% y el 90% de los pacientes tratados con NRT logran el control total o parcial del dolor»
Se están intentando utilizar escalas y cuestionarios que permitan objetivarlo. No es para comparar a un paciente con otro. Son escalas y cuestionarios que se presentan por escrito a los pacientes que valoran el grado de discapacidad que les provoca la dolencia y que van a permitir evaluar cómo progresa su dolor. Aunque no tenemos una seguridad total, podemos conocer mejor las características del dolor y el grado de incapacidad del dolor para la vida diaria.
De hecho, estamos trabajando en un proyecto de investigación relativo a la catastrofización del dolor, es decir, estudiamos qué personas tienen una actitud más activa frente al dolor o quiénes se quejan más. Ante un dolor de las mismas características, los factores psicológicos tienen un papel muy importante. Debemos intentar educar en el ámbito el dolor de espalda a las personas para que tengan una actitud más activa, ya que así el dolor puede evolucionar mejor.
Esta técnica es un tratamiento que consiste en la implantación de material quirúrgico sobre terminaciones nerviosas de la piel, sin intervenir ni anestesiar al paciente. Generalmente, el dolor que se siente es similar al del pinchazo de una vacuna o de una inyección. La implantación de este material mejora la dolencia del paciente. Disminuyen la inflamación, el dolor y la contractura muscular propios de estas afecciones sean cervicales, dorsales o lumbares. El material se lleva entre 15 y 90 días, tras los cuales se realiza una consulta de valoración. Cabe decir que estas grapas quirúrgicas son de acero inoxidable de uno o dos milímetros y se colocan a nivel superficial, a modo de suturas quirúrgicas de la piel.
Está indicada en personas que tienen dolencias de la espalda como lumbalgias o lumbociatálgias. Puede ser útil para tratar el dolor que se localiza en la parte inferior de la espalda; el dolor de cuello que se irradia hacia el brazo o el dolor de cabeza debido a contracturas cervicales. No se aplica en casos de dolor agudo, que se trata con fármacos. En general, este procedimiento está indicado en personas que tienen un dolor de espalda subagudo -de más de 15 días-, si el tratamiento farmacológico no ha funcionado y si no está indicada una cirugía urgente.
Prácticamente de todos, ya que entre el 80% y el 90% de los casos de pacientes con dolor de espalda se pueden resolver con tratamientos menos agresivos como los farmacológicos. Y si después de 15 días con tratamiento medicamentoso se valora que no es efectivo, se aplica la NRT.
Estaría contraindicada en pacientes con dolor agudo, cuando no hayan transcurrido 15 días de la aplicación de los tratamientos farmacológicos o cuando tengan problemas dermatológicos como alergia a los tratamientos. Aunque es poco frecuente y el material que se implanta es hipoalérgico, hay algunas personas que sufren dermatitis alérgica. Por este motivo, es importante hacer una primera visita para conocer el historial y antecedentes de alergia, ya sea medicamentosa o a los metales. Pero no existe una contraindicación específica. Una vez acabado el tratamiento y retirado el material queda una marca hiperpigmentada, aunque afecta poco a la piel.
Como en cualquier otra intervención sobre la piel, puede que en las personas con tendencia a formar queloides (cicatriz hipertrofiada) quede una pequeña marca. En estos casos, realizar la intervención o no depende de la importancia estética que esa cicatriz tenga para el paciente. Hay pacientes que prefieren ser intervenidos para mejorar el dolor y otros no. Dependerá de cada caso. De todos modos, como en todas las intervenciones, siempre se pide el consentimiento informado al paciente.
La intervención neurorreflejoterápica es una técnica desarrollada en España para tratar el dolor subagudo de espalda en pacientes con artrosis, hernias discales o escoliosis, entre otras dolencias. En general, se trata de un procedimiento muy bien tolerado ya que sólo en el 2% de los casos hay que retirar el material quirúrgico (grapas) que se implanta sobre la zona dolorosa antes de lo previsto. A los tres meses, se realiza una primera evaluación del paciente intervenido.
Los resultados de esta técnica, si se seleccionan bien los pacientes, según informa Gestoso, son los siguientes: el 60% de los pacientes se cura, el 30% experimenta una mejoría y el 10% no presentan ningún alivio. Globalmente, entre el 85% y el 90% de los pacientes que reciben este tratamiento logran un control total o parcial del dolor, aunque cabe destacar que el dolor tratado es el mecánico (y no el debido a otras causas, como las de origen infeccioso o por enfermedades reumáticas, por ejemplo).
En las Islas Baleares, donde la NRT es accesible a todos los pacientes del Servei de salut desde 2004, la efectividad de la técnica se sitúa entre el 86,4% y el 91,9%, según resultados aportados por la propia Consejería de Salud, y ha ahorrado 9.350.416 euros al erario público balear. Otras consejerías como Madrid, Asturias y Cataluña han comenzado a implantarla.