Dolor, limitación de la apertura bucal y ruidos mandibulares (chasquidos al abrir o cerrar la boca) son los principales síntomas del síndrome de la articulación temporomandibular, afección muy frecuente en la población española. Hasta el 75% de la población ha presentado algún síntoma característico de esta patología alguna vez en su vida, mientras que el 33% ha sufrido dolor de manera recurrente. El tratamiento para esta dolencia en sus versiones más agudas o crónicas no ha sido, al menos hasta ahora, satisfactorio. Sin embargo, los resultados de un ensayo clínico español muestran que una nueva técnica conocida como intervención neurorreflejoterápica podría ser eficaz.
Imagen: Michael Wade
Una nueva tecnología, la intervención neurorreflejoterápica (NRT), se ha presentado recientemente como terapia idónea para una enfermedad hasta ahora intratable en sus estados agudos y crónicos: el síndrome de la articulación temporomandibular (ATM), estado doloroso que afecta a las articulaciones que abren y cierran la boca y que se encuentran al frente de cada oreja y unen la mandíbula con el cráneo. Este síndrome puede afectar la articulación de la mandíbula o a los músculos que la rodean, y se manifiesta a través de tres síntomas característicos: dolor muscular y articular, ruidos mandibulares (chasquidos de apertura-cierre bucal) y limitación de la apertura bucal. También es habitual la presencia de cefalea, vértigo, mareos, acúfenos (percepción de un sonido sin que exista fuente sonora externa) y rigidez cervical.
La nueva terapia consiste en la implantación transitoria y superficial de material quirúrgico sobre ciertas terminaciones nerviosas de la piel. Esto permite bloquear los mecanismos implicados en el mantenimiento del dolor, la inflamación y la contractura muscular. El hecho de que esta misma técnica ya hubiera mostrado su eficacia en dolencias de espalda en múltiples estudios y revisiones, cuyos dolores son similares a los que se sufren con la ATM, mostraba oportuno probar este mismo mecanismo mediante un ensayo clínico.
Los encargados de llevar a cabo esta investigación pertenecen todos a equipos investigadores españoles del Hospital Clínico San Carlos, el Hospital Ramón y Cajal y la Fundación Kovacs, de Madrid. Los resultados del estudio, del todo satisfactorios según los autores, se han publicado en la revista «Journal of Oral Maxillofacial Surgery», una de las más prestigiosas en este campo.
Del dolor lumbar al mandibular
La intervención neurorreflejoterápica bloquea los mecanismos implicados en el mantenimiento del dolor, la inflamación y la contractura muscularLos resultados muestran que la nueva terapia mejora el dolor asociado a ATM -dolor en la articulación, al mover la mandíbula, al morder o a la presión- en aquellos pacientes en los que el tratamiento conservador ha fracasado, así como permite reducir o suprimir el tratamiento farmacológico. La mejoría dura al menos 45 días y se incrementa tras una segunda intervención. Según Víctor Abraira, uno de los investigadores del Hospital Ramón y Cajal, «la intervención NRT genera una mejoría de entre cuatro y cinco puntos sobre los distintos tipos de dolor, lo que representa un efecto de gran magnitud».
Los pacientes que participaron en la investigación fueron asignados de forma aleatoria entre dos grupos. En ambos se realizaron intervenciones NRT con 45 días de intervalo, pero de distinto modo. La diferencia estaba en el lugar de implantación del material quirúrgico. En los primeros se implantó sobre receptores y fibras nerviosas previsiblemente capaces de desencadenar efectos útiles. En el grupo control el material se implantó en un área próxima, pero no exacta, al lugar correcto. Tras cinco evaluaciones (una de ellas 45 días después de la última intervención), se valoró la evolución del dolor espontáneo y provocado del paciente, la apertura bucal, la administración de fármacos y el uso de férulas para la articulación temporomandibular.
Puesto que esta terapia ya es un tratamiento habitual en el Sistema Nacional de Salud para tratar el dolor de espalda, se prevé que la implantación de esta misma terapia para el dolor mandibular sea rápida. Y más cuando los pacientes que sufren esta dolencia carecen aún de un tratamiento eficaz.
De difícil tratamiento
El síndrome de ATM afecta sobre todo a mujeres de entre 20 y 40 años. El estrés, la ansiedad y la tensión nerviosa son factores directamente implicados tanto en la predisposición como en el inicio y la persistencia de la enfermedad. La etiología reúne además otros factores como maloclusión (cierre defectuoso de los dientes superiores sobre los inferiores), presión en la mandíbula, bruxismo, trastornos de la personalidad, sensibilidad al dolor o ansiedad. En la mayoría de casos, es más de un factor el que provoca la enfermedad. En los últimos años, los expertos también han apuntado la importancia de los factores psicológicos.
A finales de 2005, el Instituto Nacional para la Investigación Dental y Craneofacial (NIDCR) de EE.UU. inició un estudio de siete años de seguimiento, el OPPERA, con el objetivo de identificar los factores de riesgo de desarrollo del síndrome. El estudio engloba a voluntarios que aún no sufren a enfermedad, y están tratando de esclarecer tanto factores físicos como psicológicos y genéticos. En el caso de los factores genéticos, OPPERA se está centrando especialmente en las variantes de un gen conocido como COMT (catecolamina-O-metiltransferasa) y que se ha relacionado directamente con la aparición de la enfermedad.
Las terapias simples y suaves son el primer tratamiento. Cuando no funciona se recomienda el uso de protectores bucales o tratamientos más agresivos como la ortodoncia. La cirugía se reserva generalmente como un último recurso. De la misma manera, los medicamentos relajantes musculares, como los antiinflamatorios no esteroides (AINES), pueden ayudar a reducir la inflamación de la articulación. Antes de la cirugía, se recurre también a terapias de cuidados más caseros, como masajes fuertes en la zona afectada (evitando el área de la garganta) durante varias veces al día; calor húmedo o compresas frías en la cara; suplementos vitamínicos o biorregulación (no útil para todas las personas); y la práctica del ejercicio varias veces a la semana para relajarse, fortalecer el cuerpo, incrementar la flexibilidad y aumentar la capacidad para manejar el dolor.
Imagen: Richard
El bruxismo es un factor de riesgo importante en el desarrollo del síndrome de la articulación temporomandibular. Se trata de la acción inconsciente e incesante de rechinar o apretar los dientes de forma intensa. Una de cada tres personas sufre esta dolencia de manera habitual. Los especialistas aseguran, asimismo, que todos la hemos padecido alguna vez. Los principales síntomas son dolor de cabeza, facial, de espalda y de cuello, dientes sensibles al frío o al calor, fracturas en las piezas dentales, muelas planas, alteraciones en el esmalte dental o heridas en las encías, entre otros.
Puede ocurrir durante cualquier momento del día, pero el bruxismo relacionado con el sueño es el que puede provocar mayores problemas debido a la falta de control. Generalmente se había relacionado el bruxismo nocturno al estrés o a la maloclusión. Un estudio canadiense reciente publicado en la revista “Chest” añade ahora otro posible motivo: podría tratarse de una reacción intensa del cuerpo, aunque natural, ante lo que los investigadores llaman “microdespertares”.
Los microdespertares se producen de 10 a 15 veces por hora se sueño. Durante los mismos se produce un aumento del ritmo respiratorio entre tres y diez segundos. El estudio canadiense comprobó que, segundos antes de producirse cada microdespertar, se apretaban los dientes como preparación del organismo para adaptarse a los cambios que supone el hecho de dormir, en este caso una respiración intensa.