España registra cada año 3.000 nuevos casos de tumores cerebrales, según la Sociedad Española de Neurología (SEN). En la celebración de la Semana Internacional de los Tumores Cerebrales, que tiene lugar del 30 de octubre al 5 de noviembre, esta organización recuerda que esta enfermedad supone el 2% del total de los cánceres detectados en adultos, frente al 15% o 20% de los tumores diagnosticados en niños. En estos últimos, la mayor incidencia se registra de los 5 a los 14 años y en los adultos, a partir de los 45.
El tumor cerebral se presenta de 120 maneras distintas, con los meduloblastomas en la edad infantil y los gliomas en la adulta como tumores más frecuentes y que representan un reto mayor su tratamiento. Ante ello, el avance de los últimos años en técnicas de cirugía, radioterapia y quimioterapia ha hecho que las tasas de supervivencia y curación hayan evolucionado muy favorablemente. Sin embargo, aún se esperan más innovaciones, ya que en algunos tumores, como el glioblastoma, los resultados «siguen sin ser óptimos», explican desde la SEN. Para conseguirlos, los estudios sobre los mecanismos de proliferación tumoral «ayudarán a identificar fármacos más efectivos», explican.
«El hecho de que los tumores cerebrales sean menos frecuentes que otros cánceres hace que exista un gran desconocimiento de esta enfermedad», asegura el coordinador del Grupo de Estudio de Neurooncología de la SEN, el doctor Francesc Graus Ribas. Por ello, el principal obejtivo de la SEN es «sensibilizar a la población en general y a la comunidad científica y asistencial sobre los tumores cerebrales, ya que los pacientes necesitan acceder a una serie de servicios que permitan ofrecer un tratamiento integrado y multidisciplinario», señala el doctor.
Los síntomas por los que se puede padecer un tumor cerebral y que invitan a acudir al médico son «experimentar dolor de cabeza, visión borrosa, vómitos o náuseas, cambios en el estado de ánimo, problemas de equilibrio, debilidad muscular, crisis convulsivas o dificultad para tragar o hablar», describe Graus Ribas. Respecto a su origen, aún no se ha advertido ningún gen implicado, «aunque se sabe que enfermedades hereditarias, como la neurofibromatosis, presentan una tasa elevada de algunos tipos de tumor cerebral», detalla. Aunque se ha hablado mucho sobre la posible relación que puede existir entre el uso de teléfonos móviles y la aparición de tumores, todos los datos que se manejan actualmente no prueban su vinculación.