Los factores psico-emocionales y el estrés, en particular, forman parte de muchas enfermedades dermatológicas, entre ellas ciertas alopecias, que pueden presentarse de forma súbita y de manera difusa o por placas. El problema produce un impacto negativo en el paciente por la alteración de su imagen corporal y puede contribuir a agravar su ansiedad. Por ello, en determinados casos los especialistas consideran necesario incluir terapias psicológicas en algunos tratamientos. No obstante, según los dermatólogos, la mayoría de las calvicies por estrés se autocorrigen espontáneamente en un plazo que va de los tres a los seis meses.
TRASTORNO PSICOSOMÁTICO
La alopecia areata (por áreas) es un trastorno inmunológico que causa pérdida temporal del cabello. Existe otra caída del pelo intensa, el efluvio telógeno, que se divide a su vez en varios subtipos y que no se produce por “placas”, como normalmente lo hace la areata, sino que es difusa y de aparición súbita. Tanto las pequeñas calvas como un pelo que de repente se vuelve ralo, siempre que el diagnóstico del dermatólogo descarte un origen biológico, comparten la categoría de enfermedades psicosomáticas y pueden tener que ver con el estrés.
Los trastornos psicosomáticos son enfermedades físicas causadas, agravadas o reactivadas por factores psicológicos. José Luis González de Rivera, jefe del Servicio de Psiquiatría y Medicina Psicosomática de la Fundación Jiménez Díaz, afirma que normalmente son trastornos pasajeros en la medida en que se derivan de un estrés “situacional”, transitorio, fruto de la exigencia de un momento concreto.
A modo de ejemplo, Enrique Llongueras, especialista en tratamientos capilares de los centros de estética Llongueras, comenta que la pérdida de cabello que se manifiesta en pequeñas calvas como si fueran “ronchitas o círculos como monedas” es un fenómeno relativamente frecuente en los adolescentes en épocas de exámenes. Se refiere a la alopecia areata.La areata suele ser la forma más clara de alopecia por estrés y la que los propios pacientes mejor relacionan con situaciones estresantes, según Antonio Rodríguez Pichardo, jefe clínico del Servicio de Dermatología del Hospital Virgen de la Macarena (Sevilla) y coordinador de la Asociación Española de Dermatología y Psiquiatría (AEDyP).
Pero también existe un estrés estructural, que podría resumirse en “la forma que tiene una persona de tomarse las cosas de la vida”. Este tipo de estrés crónico también puede tener su origen -según el psiquiatra González de Rivera- en un “conflicto no resuelto”. En cualquier caso, incide en las emociones y éstas a su vez en el sistema nervioso, que puede modificar el funcionamiento hormonal y, por ende, la circulación y el sistema inmunológico hasta ocasionar lesiones de distinto tipo. Cada persona manifiesta el estrés con ciertas tendencias, desde eczemas a orzuelos pasando por pupas en la boca, continúa este doctor. El coordinador de la AEDyP lo ratifica.
Además de estos dos tipos de calvicie, en las consultas dermatológicas se tratan muchas otras enfermedades que no tienen definida una base biológica, como la dishidrosis (reacción eczematosa), el vitíligo (despigmentación de zonas de la piel) o la rosácea (inflamación acneiforme). Según datos aportados por la Asociación Europea de Dermatología y Psiquiatría (ESDaP) y la AEDyP, al menos uno de cada cuatro enfermos que visitan las consultas de los dermatólogos se encuentra afectado por desórdenes en su estado de ánimo. “Algo que no tiene por qué ser vergonzante pero que, sin embargo, todavía en nuestra cultura está estigmatizado hasta el punto de dificultar en ocasiones el tratamiento”, se lamenta Rodríguez Pichardo.
El psiquiatra González de Rivera considera que “los pacientes reconocen la dimensión psicológica de un problema cutáneo cuando se les explica que el organismo está unido y que la división entre cuerpo y mente responde a un concepto falso, que las emociones influyen continuamente en el estado de salud y al revés”, aclara.
ACTITUD TRANQUILA PERO ACTIVA
Francisco Camacho, catedrático de Dermatología de la Facultad de Medicina de Sevilla y presidente de la Academia Española de Dermatología y Venereología, sin abundar en la diferenciación de las múltiples causas posibles -físicas, psíquicas o ambas a la vez- de los distintos tipos de alopecia existentes, advierte que el estrés puede agravar todas ellas. Y puede incidir en muchas personas porque, según sus datos:
- La alopecia areata afecta al 0,1% de la población.
- El 50% de los varones mayores de 25 años sufre alopecia androgenética (calvicie común, difusa, hereditaria y que tiene que ver con las hormonas).
- El 19% de las mujeres mayores de 40 años padece alopecia androgenética femenina.
No existen estadísticas sobre las calvicies originadas o agravadas por el estrés. “Sería imposible”, indica Rodríguez Pichardo, pero su número seguramente no es despreciable. Atendiendo a los consejos aportados por los cualificados expertos consultados, una persona con una caída de cabello preocupante debe procurar seguir estas indicaciones:
- Intentar mantener la calma. No conceder a la cuestión mayor importancia de la que tiene. “Las personas tienen una tendencia natural a sufrir más de lo necesario, a preocuparse doblemente: primero por el problema en sí y después por la preocupación que les causa, por lo que pensarán los demás…”, señala el psiquiatra de la Fundación Jiménez Díaz.
- Acudir a un dermatólogo. La persona afectada y su peluquero son los primeros en advertir la caída. Enrique Llongueras reconoce que los profesionales de la peluquería “pueden aplicar lociones o champús que aminoren la caída pero que no están capacitados para dar un diagnóstico ni recetar, por eso aconsejan la visita al especialista”. Un buen dermatólogo determinará si la calvicie “es por una cosa, por otra o por ambas” mediante:
- La exploración.
- La valoración mediante la conversación con el paciente.
- Los análisis pertinentes (hormonales, inmunológicos…).
- Si se descartan las causas biológicas (como por ejemplo la caída por una dieta hipocalórica, anemia, disfunciones tiroideas, etc.), el médico especialista prescribirá un tratamiento sobre todo vitamínico. Pese a que este tipo de alopecias se consideran transitorias, porque se corrigen espontáneamente, el médico especialista recomendará “los principios activos inmediatos que el cabello va a necesitar en su fase de crecimiento (reservas de hierro etc.)”, explica el doctor Camacho. “Esto ayudará al paciente a sentirse apoyado y mejor. Además, si el dermatólogo está preparado en Psiquiatría y ve una clara relación con el estrés, también puede prescribir ansiolíticos e incluso antidepresivos (si se tratara de una depresión enmascarada) o recomendar la visita a un psiquiatra que será quien establezca una terapia, que no forzosamente ha de ser medicamentosa”, explica el doctor Rodríguez Pichardo.
MANEJO DEL ESTRÉS
El cabello que se cae se suele recuperar antes de seis meses desde la aparición de una calvicie por estrés. Todos los días crecen nuevos cabellos mientras otros caen. Se trata de un ciclo que se renueva ininterrumpidamente. Un pelo nuevo tarda, más o menos, tres meses en crecer en el mismo folículo en el que se ha producido la pérdida. Por ello, según el profesor Camacho, el dermatólogo normalmente cita al paciente afectado por este tipo de “efluvio” (caída) para dentro de seis meses, para poder observar bien la evolución.
Esta calvicie se corrige sola y no hay que darle más importancia si la causa del estrés está clara y se va superando. Como ejemplo, Rodríguez Pichardo señala un accidente de coche, un despido del trabajo… Pero si el problema esconde un comportamiento psicológico que puede presentar un cuadro patológico se advierte la necesidad de incluir la terapia psicológica en algunos tratamientos.
Es muy importante la conexión de la dermatología con los factores psico-emocionales, porque, muchos de ellos y en particular el estrés, están involucrados no sólo en estas alopecias sino en otras muchas enfermedades cutáneas. Los expertos están de acuerdo. Francisco Camacho reafirma la relación de los sistemas neurológico, inmunológico, cutáneo y endocrino.
González de Rivera cree que, al igual que una persona obesa ha de hacer ejercicio físico y adoptar para siempre una alimentación saludable dentro de sus hábitos de vida, las personas con altos niveles de estrés, mala tolerancia al mismo o aquellas a las que les pasa “de todo”, han de intentar desarrollar sus propios recursos personales y ponerlos en práctica para mantener la calma. Para hacernos una idea, en su Instituto de Psicoterapia e Investigación Psicosomática se imparten cursos de 16 horas de dos horas semanales y otros intensivos, en un fin de semana.
Evitar el impacto negativo del estrés puede lograrse, además de con este tipo de psicoterapia de apoyo y terapias de conducta, mediante diversas técnicas de relajación, desde el yoga a la meditación pasando por la autorrelajación concentrativa, que ayudan en la disminución del nivel de actividad del sistema nervioso central.
La calvicie por estrés se da en todas las edades y un poco más en mujeres que en hombres. Estas enfermedades psicosomáticas cada vez se ven más en las consultas, “tal vez influya el ritmo de vida estresante de nuestra sociedad pero sobre todo -a juicio de Rodríguez Pichardo- porque cada vez son mayores las exigencias estéticas”. Nuestro sistema sanitario público, según el jefe clínico del Servicio de Dermatología del Hospital Virgen de la Macarena, está cada vez más preparado para atender estos “síntomas finos”. Pero más difícil que dar con el profesional adecuado es acertar con el método de control del estrés que mejores resultados da en cada persona, añade.
Según una encuesta realizada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) el 84% de los españoles ha sufrido alguna vez en su vida la sensación de estrés, principalmente por problemas laborales (66%), familiares (50%) y de salud (31%).