Cáncer de mama: respondemos a las dudas más frecuentes

Gracias a la investigación, la prevención y la detección precoz, la mortalidad por esta enfermedad ha disminuido de una forma significativa en los últimos años. De hecho, se ha logrado aumentar la supervivencia media del cáncer de mama a cinco años al 85 %. Sin embargo, a pesar de este incremento en la supervivencia, nos quedan muchas cosas por hacer y conseguir.

Hay que seguir investigando, porque no todos los tumores de mama son iguales y algunos casos aún tienen mal pronóstico. De hecho, es necesario seguir investigando para: 

• Conocer en profundidad las causas que llevan al desarrollo de la metástasis para conseguir mejores tratamientos.

• Identificar nuevas dianas terapéuticas sobre las que actuar de manera más específica y que permitan ofrecer a cada paciente terapias dirigidas y una medicina de precisión más eficaz. 

• Conseguir nuevos avances en inmunoterapia que posibiliten seleccionar el mejor tratamiento a cada paciente.  

• Mejorar el conocimiento sobre el cáncer de mama triple negativo, el cáncer más agresivo y con mayor capacidad de crecimiento y proliferación. 

Hay que seguir fomentando la participación en los programas de detección precoz, destinados a la población en riesgo. Esto permite detectar de forma temprana nuevos casos de cáncer y, por tanto, aumentar la esperanza y la calidad de vida.

El Consejo de la Comisión Europea ha actualizado en 2022 su anterior recomendación sobre los programas de detección precoz del cáncer para los Estados miembros de la Unión Europea. En lo que se refiere al cáncer de mama, la recomendación sugiere un límite de edad inferior de 45 años y un límite superior de 74.  

Hay que reducir el impacto emocional y social que causa esta enfermedad, disponiendo de servicios que mitiguen las necesidades emocionales y sociales de las personas con cáncer y de sus familiares, como problemas de ansiedad y estrés, malestar emocional (miedo, rabia, frustración, etc.), depresión y tristeza.

También hay que cubrir las necesidades de información sobre la enfermedad, los tratamientos y los efectos secundarios. Para dar respuesta a esas necesidades de información, recogemos las preguntas más frecuentes que se suelen plantear en torno al cáncer de mama. Porque, aunque de este tipo de cáncer se ha hablado mucho, aún existen muchas cuestiones que conviene resolver. Estas son las preguntas más habituales:

Cuando hay sospecha de posible cáncer de mama, se hace mamografía o ecografía. Si se trata de confirmar un diagnóstico de cáncer de mama, se realiza biopsia.

Es el nombre del principal tipo de cáncer de mama; se produce cuando aparecen células malignas en el tejido de la mama.

En la membrana de una célula normal de la mama existe una proteína denominada HER2. Cuando se encuentra en una cantidad muy superior a lo normal se denomina «sobreexpresión». Esta característica se ha relacionado con una mayor agresividad del tumor. Entre el 15 % y el 20 % de las mujeres con cáncer de mama presentan una amplificación del gen HER2/neu.

Sí, pero su incidencia (número de casos) supone un 1 % del total de cáncer de mama. 

Para la determinación del tratamiento hay que tener en cuenta varios aspectos:

• Biología de la célula tumoral: estado de los receptores hormonales, expresión del HER2, si es triple negativo…
• Clasificación TNM: el tamaño Tumoral (T); si hay afectación ganglionar regional (N); o si hay afectación de otros órganos (M).
• Estadio clínico: cuatro estadios, del I al IV, siendo el I de mejor pronóstico.
• Grado histológico o parecido que poseen las células tumorales respecto a las células normales de la mama. Indican la velocidad con la que el cáncer puede desarrollarse.

La cirugía forma parte del tratamiento de los cánceres en estadios localizados. El tipo de cirugía dependerá del tamaño, localización y extensión del tumor. A veces, el tumor tiene que reducirse a través de la quimioterapia antes de ser operado.

Si los ganglios están afectados, a veces es necesario extirparlos. Lo más habitual es realizar la técnica del ganglio centinela, el ganglio sobre el que, en primer lugar, drena el tumor de la mama. 

El 30 % de las mujeres que sufren extirpación de ganglios puede desarrollarlo. El porcentaje aumenta si han recibido, además, radioterapia axilar.

No necesariamente la natación es útil para mejorar el linfedema. Un fisioterapeuta evaluará y tratará el linfedema e indicará cómo practicar la actividad física o los ejercicios adecuados en cada caso.

Es la administración de fármacos, habitualmente aplicados por vía intravenosa, para destruir las células cancerosas que hay en el organismo.

Solo a través de las pruebas es posible saber si el tumor ha disminuido, desaparecido o si, por el contrario, permanece igual.

La radioterapia consiste en el empleo de radiaciones ionizantes para el tratamiento local de determinados tumores, empleado rayos X de alta energía. Su objetivo es destruir las células tumorales causando el menor daño posible a los tejidos sanos que rodean al tumor.

La radioterapia externa se administra durante cinco o seis semanas, con sesiones diarias de unos pocos minutos. En ocasiones se puede realizar braquiterapia (se coloca, material radiactivo en la zona y luego se extrae).

Se administra para bloquear la acción o reducir la producción de los estrógenos sobre las células malignas de la mama. Es un tratamiento que se administra generalmente por vía oral, y su duración suele ser prolongada, como mínimo durante cinco años.

Sí, es posible, pero es una decisión muy personal. Puede hacerse de forma inmediata tras la cirugía o pasado un tiempo.

Se emplean tres técnicas diferentes: con tejidos propios de la paciente, con implantes, y reconstrucción del pezón y la areola.

La pérdida del cabello dependerá fundamentalmente del tipo de fármaco empleado. No todos los pacientes presentan todos o los mismos efectos secundarios que se conocen.

Si es necesario para obtener simetría entre ambas mamas, sí.

Las revisiones periódicas durante la gestación serán fundamentales. Existen diferentes tratamientos posibles:

• Cirugía, ya que la anestesia no supone riesgo para el feto.
• Quimioterapia. Estudios recientes han demostrado que puede administrarse en el segundo o tercer trimestre sin riesgo de malformación para el feto.

No. Puede simplificar el tratamiento, pero parece que no mejora el pronóstico. Cuando es necesario administrar quimioterapia o radioterapia, que pueden ser perjudiciales para el feto, es preciso valorar la interrupción del embarazo.

Esto no se ha demostrado.

Si se planifica realizar cirugía, es necesario suprimirla para disminuir el tamaño y vascularización de la mama. Si se administra quimioterapia, debería suprimirse, ya que muchos fármacos antitumorales pasan al bebé a través de la leche materna.

Sí, aunque su oncólogo deberá valorar, de forma individual, su caso. Algunas líneas de quimioterapia y radioterapia sobre la zona ovárica pueden provocar esterilidad, que puede ser temporal o definitiva.

Los servicios de apoyo gratuitos que presta la asociación a las personas con cáncer de mama y sus familias incluyen, además de la atención psicológica y social, orientación médica y servicios de logopedia, nutrición, ejercicio físico oncológico y fisioterapia destinados al tratamiento de los síntomas o secuelas derivados de la enfermedad (como pueden ser los cuidados del linfedema, cicatrices, la fatiga, la pérdida de actividad, etc.).