El Grupo Andaluz de Investigación en Salud Mental (Gaisam), perteneciente a la Universidad de Granada, ha identificado genes que aumentan el riesgo de padecer depresión y han demostrado una predisposición genética a la enfermedad. Además del condicionante genético, los especialistas también han subrayado la importancia de situaciones vitales estresantes en la aparición de los síntomas depresivos.
Los expertos del Gaisam evaluaron si los pacientes que participaban en la investigación padecían depresión mediante un test diagnóstico, de forma que estudiaron «exhaustivamente» el contexto socio-ambiental de todos los individuos, tomando muestras de sangre y saliva para analizar su ADN.
Uno de estos genes implicados se encarga de codificar el transportador de serotonina (SERT), una molécula imprescindible para la comunicación neuronal y responsable del estado anímico. Así, todos los fármacos antidepresivos «actúan bloqueando la acción de ese transportador, propiciando la mejora de los síntomas depresivos».
El estudio reveló datos sobre la variabilidad de este gen en la población andaluza, ya que el SERT se presenta de dos formas distintas. El 23% de las personas estudiadas eran homocigotos o doblemente portadores de una forma menos eficaz del gen. En estos individuos la capacidad de síntesis de moléculas transportadoras de serotonina está disminuida respecto a la de los portadores de la forma larga del gen, hecho que se asocia a un incremento del riesgo de padecer depresión y responder peor al tratamiento farmacológico con antidepresivos.
Los especialistas añadieron a esta predisposición genética los factores ambientales y descubrieron que acontecimientos vitales estresantes aumentan la probabilidad de padecer depresión, sobre todo en personas genéticamente vulnerables o portadoras del genotipo de riesgo. En estos casos, la posibilidad de caer en la depresión es cuatro veces mayor que en personas sin el genotipo ni sucesos estresantes.