La seguridad es lo primero
No es extraño, por tanto, que los especialistas insten a los pacientes a que, antes de someterse a una intervención, tengan siempre presentes los requisitos esenciales que deben exigir tanto al profesional como al centro donde se realice. “Es una de nuestras mayores preocupaciones y, de hecho, tenemos una sección dedicada específicamente a la seguridad del paciente, en la que insistimos en que todos los procedimientos se lleven a cabo conforme a las normas que la literatura y la investigación señalan como más seguras”, reconoce Isabel de Benito, cirujana plástica y presidenta de SECPRE.
La seguridad, insiste, es la prioridad número uno, entre otras cosas porque se trata de una cirugía de elección. “El paciente entra sano y debe salir igual. Y, como en cirugía no hay riesgo cero y cabe la posibilidad de que haya alguna complicación, el especialista debe estar preparado para saber solucionarla y ponerle remedio”, explica De Benito.
En torno a la cirugía estética hay tres aspectos que siempre deben tenerse en cuenta antes de someterse a una intervención de este tipo. Los detalla Carmen Flores, presidenta del Defensor del Paciente. Como ella asegura, debe estar muy seguro de:
- la capacitación del profesional.
- la seguridad y el equipamiento del centro en el que se va a realizar la operación.
- que las técnicas, materiales y procedimientos están perfectamente homologados.
Intrusismo profesional
“El riesgo del intrusismo está muy presente. Por eso, el paciente debe asegurarse de que el profesional tenga la cualificación necesaria”, explica la doctora De Benito. “En España, los títulos están muy regulados, los emite el Ministerio de Sanidad. En caso de que el profesional haya obtenido su titulación en otro país, deberá homologarlo aquí. Es la forma de demostrar que han tenido la formación, que están capacitados”, añade De Benito.
Junto a esto, el cirujano debe tener experiencia en el procedimiento. Cada vez se tiende más a la especialización, porque estar al nivel de excelencia en todos los tipos de intervenciones es muy difícil. De ahí que sea frecuente encontrar a cirujanos especializados en un área determinada, por ejemplo, rinoplastias, prótesis mamarias o remodelación corporal. “El paciente no debe tener reparo en preguntar al profesional acerca de su capacitación y experiencia”, aconseja la presidenta de SECPRE.
Con respecto a las intervenciones de medicina estética, la defensora del paciente, Carmen Flores, señala que “es un error creer que por el hecho de que sea un procedimiento menor no hay riesgos: un bótox, por ejemplo, si no está hecho por un profesional te puede paralizar la cara”.
Centros sin garantías
La intervención debe realizarse siempre “en un lugar debidamente acreditado en materia de seguridad clínica”, advierte De Benito, quien recuerda que, “aunque parezca que hacerlo en un sitio con menos aparataje implica que la cirugía es menos peligrosa, la realidad es la contraria: cuantas más medidas de seguridad tenga, mejor”. En este sentido, lo ideal es que el centro disponga de una UCI próxima, para estar preparados ante cualquier complicación.
“Es importante comprobar que la clínica a la que se acude está legalizada y que disponga de quirófano, equipo de reanimación y UVI para cualquier eventualidad”, recuerda Flores. Y advierte: “Atención, la clínica podría tener estos medios en apariencia, pero únicamente licencia como consultorio”.
Tratamientos de cirugía estética en rebajas
“Hay muchísimas personas que, debido a su enorme deseo de operarse, solo miran el coste. Pero que sea tan barato te puede salir muy caro. Cuando se trata de salud, y esto es salud, no pienses en ahorrar”, señala Flores. “Hay centros que operan por debajo de coste. Este tipo de ofertas, inferiores al precio de mercado, debe ser una bandera roja de primer orden”, señala la doctora De Benito.
Así recuerda que, entre los costes de una cirugía estética, se incluyen los del hospital, del cirujano, de un anestesista debidamente preparado, de los ayudantes necesarios… “Los precios baratos no son una buena idea en cirugía. Y, con respecto a los materiales que se van a utilizar, estamos viendo que hay personas que compran por Internet el bótox y el ácido hialurónico. Incluso hemos visto que hay un mercado de prótesis de segunda mano en Sudamérica”, señala Isabel de Benito.
Por ello, desde el Defensor del Paciente recomiendan que, si le van a implantar algún producto o material, se solicite un documento firmado por el responsable de la clínica, en el que figure el nombre del producto, empresa, fabricante y distribuidora, número de registro sanitario y número de lote”.
El diagnóstico de los comerciales
Tan importante es decidir quién y dónde nos va a operar como conocer de antemano qué es lo que nos vamos a hacer. En este campo juega un papel importante la ética, tanto de los profesionales como de la clínica que anuncia sus promociones. “Si en tu primera consulta quien te recibe es un comercial, sal huyendo”, es el consejo de la presidenta de SECPRE, quien recuerda que lo que está en juego es un acto sanitario y, por tanto, “debe haber un cirujano que haga el diagnóstico, hable con el paciente de sus expectativas, ofrezca soluciones y exponga los riesgos”.
Es el mismo consejo que brinda Carmen Flores: “Acudes a un centro y te recomiendan operarte esto y aquello, y sales de la consulta pensando que necesitas tres o cuatro operaciones”. Hay campañas muy agresivas. “Nos encantaría que se prohibiera la publicidad, porque con ella se atrae a las personas más vulnerables: con complejos, que han perdido a una pareja y piensan que operándose recuperarán su vida, a los más jóvenes…”, añade.
La ética profesional
No es una cuestión solo de los comerciales, también el especialista debe guiarse por criterios éticos, aun cuando estos criterios supongan decir que no a un paciente.
En este sentido, la doctora De Benito afirma que “el profesional no debe operar solo con pericia, sino también con ética. Su trabajo es orientar, aconsejar y explicar al paciente que hay cosas que técnicamente no se pueden conseguir o que en su caso no le convienen. También, debe saber identificar a la persona que acude a consulta con un trastorno psicológico que le lleva a querer operarse pensando que así se solucionará su conflicto”. Con ella coincide Carmen Flores: “Los médicos deben desaconsejar las operaciones a quienes psicológicamente no están bien. Son personas que nunca se van a ver bien, tienen una insatisfacción que ningún cirujano le puede quitar”.
Redes sociales y picaresca
Todos hemos visto en redes sociales imágenes del antes y el después de supuestos pacientes. Una mirada atenta nos hará ver que, en muchos casos, son imágenes obtenidas o retocadas con inteligencia artificial. “Son falsas, están hechas para vender, pero los pacientes se fían mucho de TikTok o Instagram cuando deben saber que no hay nada que pueda sustituir a la entrevista con el cirujano”, afirma la especialista.
Y otro punto controvertido es el de si cobrar o no la primera consulta. De Benito no tiene duda: “Las consultas deben cobrarse porque se está haciendo un diagnóstico. Además, a veces la persona viene a que la veas, le digas lo que piensas que le iría bien, le aconsejes y orientes, para luego irse a un centro low cost”.
Cómo y en qué casos reclamar a una clínica estética
Más allá de los casos en los que se produce un fallecimiento o el paciente queda con secuelas más o menos graves, no siempre es fácil decidir, desde la perspectiva de quien se opera, si la operación ha sido o no un éxito. “Siempre debe haber un equilibrio entre lo que es posible y las expectativas del paciente. Por eso hay que hablar mucho previamente y dejar las cosas muy claras. Yo siempre intento tener un ideario claro de qué quieren, qué te piden y qué se puede conseguir”, expone la doctora De Benito.
La belleza y la armonía son subjetivas, y en el terreno de las expectativas son especialmente resbaladizas. ¿Era esta la mirada que yo esperaba? ¿Por qué mi nueva nariz me cambia el gesto? ¿No van a desaparecer las cicatrices? Una vez más, también aquí entra en juego la ética del profesional y del paciente. “Todas las cirugías tienen potenciales complicaciones, y eso no implica que haya habido una mala praxis, porque esto no es una ciencia exacta. Otra cuestión es que, por ejemplo, el paciente sufra una infección debido a que se ha operado en un gimnasio o en un centro de estética”, explica la presidenta de SECPRE.
➡️ Qué pasa si no estoy conforme con una cirugía estética
“No es fácil demostrar que el resultado de una operación de estética es desfavorable porque ha habido una negligencia”, señala Carmen Flores. “Para definir que un acto de este tipo es denunciable, debe haber previamente una prueba pericial que lo avale. En todas las negligencias, la carga de la prueba recae sobre el paciente, que debe demostrar mediante un perito que esa intervención se ha hecho mal”.
Es un procedimiento costoso, explica la defensora del paciente. “El abogado debe encontrar un perito dispuesto a firmar un informe en el que explique que se ha cometido una negligencia y a defenderlo en un juicio”. Y nunca hay garantías de éxito: “Hay personas que vienen a la asociación y se enfadan porque les decimos que su caso es reclamable, pero no denunciable. [Se puede reclamar a la clínica, pero es muy difícil de probar ante un tribunal]. Lo más honrado es explicarle que estos juicios son muy complicados de ganar porque hay un juez detrás que es quien va a decidir si realmente ha sido negligencia y fijar la indemnización. Por eso, si un abogado te dice que ‘esto lo tenemos ganado’, huye”.
➡️ ¿Hay reparación?
Pero, más allá de las negligencias, los procedimientos pueden hacerse con más o menos pericia, ¿y cómo se evalúa eso? “El cirujano debe saber si algo puede ser mejorado y ofrecer la posibilidad de reparación”, aclara la doctora De Benito. “Si ejerces tu profesión con ética y ves que ha habido un mal resultado, lo haces. Es complicado, no obstante, porque suele conllevar unos costes”, comenta.
Para evitar conflictos, la presidenta del Defensor del Paciente recomienda lo siguiente: “Si el cirujano asegura el resultado, exíjalo por escrito. En todo caso, recopile y guarde la publicidad realizada por la clínica si en la misma se prometen resultados satisfactorios. Es de suma importancia conocer las gravísimas consecuencias de un fracaso en una operación estética y se debe valorar que la publicidad no siempre es todo lo veraz que debiera. La publicidad puede ser engañosa”.
Igualmente, recomienda exigir “una información exhaustiva y muy detallada de los riesgos de morbilidad y mortalidad, incluso de aquellos más raros o excepcionales. Con ello evitaremos que la clínica, guiada únicamente por criterios mercantilistas, silencie las posibles complicaciones para atraer a sus potenciales clientes”, añade.
Finalmente, y de cara a posibles reclamaciones, otro consejo es no pagar nunca con cheques al portador, pedir factura y copias de todos los documentos que se firmen y tener por escrito un presupuesto desglosado que concrete los materiales que se van a utilizar. “En ningún caso el pago final debe superar el presupuesto”, concluye Carmen Flores.