Cómo abordar los cánceres raros y de baja supervivencia

La supervivencia media de los tumores poco frecuentes se sitúa en torno al 47 % (55,3 % en hombres, y 61,7 % en mujeres), según la última actualización de la Estrategia Nacional en Cáncer. Pero al tratarse de cánceres con un menor número de casos, los datos existentes sobre los mismos, así como la disponibilidad de financiación para su investigación, son menores.

El objetivo de la Asociación Contra el Cáncer es superar el 70 % de supervivencia en 2030 y, para ello, es necesario impulsar la investigación oncológica de forma que responda al reto que supone esta enfermedad. Esto implica garantizar el acceso de las personas con cáncer a los resultados de investigación y favorecer que todas las personas, independientemente de su condición, ubicación geográfica, etc., tengan acceso a la medicina y a tratamientos más innovadores.

Alcanzar este objetivo solo será posible a través del desarrollo de la investigación de todos los tipos de cáncer, incluidos los cánceres poco frecuentes.

Según el Observatorio del Cáncer de la Asociación Conta el Cáncer, 100.000 personas son diagnosticadas de un tumor cuya supervivencia está por debajo del 30 %. Entre estos tumores de baja supervivencia se encuentran los tumores de páncreas, pulmón, esófago, hígado, estómago, vesícula y vías biliares, tumores cerebrales y la leucemia mieloide aguda.

A la hora de afrontar la investigación de este tipo de tumores poco frecuentes, el gran problema reside en que el número de diagnósticos que se realizan es limitado y, por tanto, existen menos datos e información sobre ellos.

Así que, al poder investigarlos, se hace imprescindible la colaboración en red, es decir, colaborar compartiendo datos, conocimiento y herramientas entre equipos tanto nacionales como internacionales para, de este modo, acelerar la investigación y que llegue a todos los pacientes. 

Además, para poder estudiarlos es necesario que varios grupos de científicos de distintos países se unan, sumando así el número suficiente de muestras que permitan la realización de estudios pertinentes. A todas estas dificultades se le une, en muchos casos, la falta de financiación.

Todo ello pone de manifiesto, una vez más, que, aunque el cáncer es igual para todos, no todos somos iguales frente al cáncer.

La situación actual de la investigación oncológica en nuestro entorno ha sido analizada en el ‘Segundo informe sobre la investigación e innovación en cáncer en España’. Este informe muestra cómo en 2020 la inversión en investigación y desarrollo (I+D) fue de 333,1 euros por habitante al año, lo que supone un incremento de un 6 % más respecto a la inversión realizada en el año 2010, pero notablemente inferior a la que se da en los países de referencia. 

El documento pone de manifiesto lo siguiente:

• España es el país con el menor crecimiento en cuanto al gasto en I+D, con un incremento de 1,36 % a 1,4 % en los últimos 10 años.
• La inversión específica en investigación e innovación en cáncer ha sufrido un aumento en los últimos años, sobre todo debido a las acciones de la Agencia Estatal de Investigación (AEI), del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y de entidades privadas.
• El conjunto de las entidades privadas (especializadas o no en cáncer) ha incrementado de forma considerable su apoyo al sistema español triplicando el valor de su inversión entre 2015 y 2020, un 126 % más entre 2015 y 2020, alcanzando los 140 millones de euros e igualando lo invertido por la AEI.

En la actualidad, la Asociación Contra el Cáncer destina 114 millones de euros a 603 ayudas de investigación en desarrollo gracias al esfuerzo del voluntariado y a la colaboración de las personas socias y donantes.

Casi todas las ayudas a la investigación que se conceden desde esta asociación se obtienen de dinero privado, a excepción de la convocatoria AECC Talent, que proviene de fondos de una subvención europea conseguida a través de concurso público. 

Las líneas estratégicas de apoyo a la investigación en cáncer en las que se encuentran definidas las ayudas de la Asociación son:  

• Más financiación, con especial foco en cánceres de baja supervivencia. 
• Apoyo al talento investigador.
• Impulso de la innovación para que los resultados lleguen al paciente. 
• Promover la investigación clínica. 

De hecho, para contribuir al objetivo de superar el 70 % de supervivencia media en cáncer para el año 2030, la Asociación Contra el Cáncer ha lanzado la mayor convocatoria de investigación en cánceres de baja supervivencia. Cuenta con hasta 18 millones de euros para dos proyectos de investigación que tendrán una duración de entre 5 y 7 años. Su objetivo es impulsar la excelencia en la investigación y contribuir al aumento de la supervivencia en cáncer a través de equipos que reúnan profesionales de distintas áreas y amplia representación en todo el territorio nacional. 

Los proyectos adjudicatarios de estas ayudas han sido seleccionados siguiendo un proceso donde ha primado la excelencia. Han sido los siguientes:

• Investigación del cáncer de pulmón de células pequeñas (CPCC). Este tumor es uno de los cánceres más agresivos y mortales.
• Investigación de un tipo de cáncer de hígado (carcinoma hepatocelular). Este cáncer muy común y altamente agresivo está asociado a tasas de supervivencia inferiores al 30 %.

En estos proyectos estarán involucrados más de 300 personas investigadoras y profesionales clínicos de un total de 20 provincias de España.

Con estas ayudas se pretende apoyar el talento en investigación, impulsar la innovación y fomentar la investigación en cánceres de baja supervivencia y en entornos clínicos.

Como cada año, el 24 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Investigación en Cáncer. En esta fecha, la comunidad científica a nivel global se une con el objetivo de seguir impulsando proyectos e investigaciones que permitan avanzar contra el cáncer mejorando la supervivencia y la calidad de vida de las personas con cáncer.

Además, se pretende incentivar a los distintos gobiernos con el objetivo de que promuevan políticas que permitan la detección temprana de la enfermedad, así como el acceso a los tratamientos de última generación, fármacos menos tóxicos y, sobre todo, un apoyo integral a las familias de los pacientes.