Cerca de 500 millones de personas están infectadas por una hepatitis vírica crónica en todo el mundo, y en torno a un millón de ellas muere cada año por fallo o cáncer hepático. Muchos de esos decesos se evitarían con medidas preventivas para cuidar este órgano y la función que desempeña. En este artículo se explica que el cuidado del hígado se basa en seguir una dieta saludable, evitar el alcohol y prevenir la infección de alguna de las hepatitis virales, es decir, la B o la C.
El hígado es el órgano del aparato digestivo responsable de detoxificar o eliminar toxinas nocivas que llegan al organismo a través de la comida, la bebida, los fármacos y otras sustancias que puedan entrar en el cuerpo por el sistema digestivo. Un abuso de ciertos alimentos, alcohol, medicamentos u otras sustancias pueden dañarlo. Entonces, ¿qué hay que hacer para cuidar el hígado?
Cómo prevenir el daño hepático
El cuidado del hígado se fundamenta en tres pilares: evitar el consumo excesivo de alcohol, evitar el sobrepeso u obesidad y reducir los factores de riesgo que puedan derivar en contraer una infección viral, explica Rafael Esteban Mur, miembro del grupo de enfermedades hepáticas del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR) y jefe del Servicio de Medicina Interna y Hepatología del Hospital Universitario Vall d’Hebron. Lo hace a raíz del simposio internacional sobre el control o erradicación de las hepatitis virales B y C, celebrado en Barcelona y organizado por el VHIR, la Fundación Ramón Areces, la Sociedad Española de Virología y el CIBERehd (Centro de Investigación Biomédica en Red en el Área temática de Enfermedades Hepáticas y Digestivas), importantes redes dedicadas a la investigación en este ámbito.
El 70% de las afecciones de hígado graves, como la cirrosis o el cáncer, se deben al VHC
Para proteger el hígado, la ingesta de alcohol no debe exceder de los 70 gramos diarios, el equivalente a 3/4 de litro de vino en el varón, ni los 30 gramos diarios (350 cm3) de vino, en el caso de la mujer, según informa Mur.
El sobrepeso u obesidad constituye otro gran factor de riesgo y sobre el que los hepatólogos ponen el acento en los últimos años, puesto que el exceso de peso puede conducir al desarrollo de la denominada esteatohepatitis no alcohólica (NASH). Esta enfermedad consiste en la acumulación de grasa visceral alrededor del hígado y ocurre cuando una persona tiene sobrepeso u obesidad. «La NASH es un problema que aumenta en todo el mundo debido a la excesiva ingesta de grasas. Este es un problema que nos preocupa de manera especial, relacionado con el incremento de la dieta de tipo fast food, un modelo al que cada vez se apuntan más españoles. Por ello, hay que disminuir el consumo de bollería industrial, de carnes rojas y de grasas animales y, en su lugar, seguir un estilo de dieta mediterránea, basada en el consumo de frutas, verduras, legumbres, pescados y aceite de oliva, es decir, una dieta sana», recuerda Esteban Mur.
Impacto de las hepatitis B y C
En todo el mundo, hay 150 millones de personas que padecen la infección crónica del virus de la hepatitis C (VHC); cada año se registran entre tres y cuatro millones de nuevos casos de infecciones; y, anualmente, mueren 350.000 enfermos por causas hepáticas relacionadas con este virus, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Asimismo, como apuntan los datos difundidos por el VHIR y otras instituciones, se calcula que un tercio de la población mundial está infectada por el virus de la hepatitis B (VHB); 150 millones de personas tienen la infección crónica; y el 30% de estas padece infecciones activas que pueden conducir a cirrosis y/o a cáncer.
El 70% de las afecciones del hígado graves, como la cirrosis o el cáncer, se debe al VHC. Alrededor del 15% de los casos son consecuencia del alcohol; el 10%, de la obesidad; y el 10%, del virus de la hepatitis B, según información de Mur. De ahí la importancia de intentar erradicar del organismo los virus que causan hepatitis, a fin de prevenir futuras enfermedades graves.
Cómo evitar los factores de riesgo de las hepatitis
Evitar los factores de riesgo del virus de la hepatitis C o B es otra de las claves de la prevención de las enfermedades hepáticas que pueden ser graves e, incluso, conducir a la muerte. La hepatitis C se transmite a través de la sangre de un infectado, mientras que la hepatitis B se contrae por vía sanguínea y sexual.
Para eludir estos contagios, es fundamental no someterse a pinchazos con material no estéril, no compartir objetos punzocortantes (como jeringuillas, cuchillas de afeitar, etc.) y, en caso de hacerse tatuajes o piercings, cerciorarse de que se efectúen con material estéril y en un lugar con condiciones higiénico-sanitarias adecuadas.
Además, para evitar los contagios por el VHB, las personas que mantengan relaciones sexuales fuera de su pareja habitual, sobre todo en viajes a destinos exóticos, deben utilizar siempre el preservativo. La vacuna de la hepatitis B está recomendada para viajeros que vayan a esos lugares y que tengan intención de realizar actividades que entrañen riesgo durante su estancia en la zona, como afirma Esteban Mur.