Tanto en la farmacia o parafarmacia como en las perfumerías o el supermercado hay diversas opciones de cremas hidratantes para la cara. La oferta es tan amplia que, a menudo, escoger la loción que mejor se adapte a determinadas necesidades resulta complicado. Pero, ¿todas sirven? ¿Cómo elegir una crema que cuide la piel facial? ¿Tiene que ser un producto caro? ¿Qué rutina aconsejan los dermatólogos para tener un rostro hidratado y cuidado? A continuación, de la mano de un experto, se abordan estas y otras cuestiones sobre el cuidado y la hidratación de la piel de la cara.
Cremas hidratantes, ¿son necesarias?
En el mercado hay disponibles una cantidad considerable de cremas hidratantes con multitud de componentes que se publicitan como revolucionarios en el cuidado de la piel y prometen unos efectos sorprendentes. Sin embargo, el concepto ‘hidratante’ tiene un alcance muy amplio, señala el Dr. Ramón Grimalt, dermatólogo, profesor de Dermatología en la Universitat de Barcelona y coordinador de dermatología en la Universitat Internacional de Catalunya. La mayoría de las personas, cuando buscan una crema para cuidar su piel, lo que en realidad quieren es encontrar un producto que retrase la aparición de los signos de envejecimiento. «Y esto no existe», asevera de manera tajante este especialista. «Ni se apoya en ninguna evidencia científica», insiste.
Por otro lado, el término ‘hidratante’ es muy engañoso, advierte. «Los productos hidratantes, de hecho, no lo son, puesto que no aportan agua, solo aportan grasa», añade. Grasa que la mayoría de las personas ya poseen en la piel de su rostro. Sin embargo, tal y como expone este dermatólogo, existe una gran estrategia de marketing detrás: se comercializan cantidad de productos limpiadores, que eliminan la propia grasa de la piel, y venden cremas que aportan ese mismo elemento de manera artificial. Es decir, «crean una necesidad. Una necesidad que no es tal, ya que, por mecanismos hormonales, el organismo fabrica su propia grasa cuando es necesario (excepto en la piel de los brazos y las piernas). Si uno se nota la piel de la cara seca y no se aplica crema, el propio cuerpo la fabricará. Aunque hay que darle tiempo», apunta el Dr. Grimalt.
El exceso de sol seca la piel y propicia la descamación, ambos causantes de la pérdida de luminosidad de la piel de cara y manosEn realidad, lo que diferencia a unas cremas hidratantes de otras es la proporción de agua y de grasa de su composición. Será más líquida o más densa, según haya más o menos de uno u otro elemento. De esta forma, una crema corporal fluida como las del tipo body milk tiene más agua que grasa.
Entonces, ¿qué efecto tiene usar cremas faciales hidratantes? «Estos productos crean una película de grasa que hace que la evaporación de agua de la piel se enlentezca. Pero solo es un resultado transitorio, no tiene efectos futuros ni tampoco consecuencia alguna sobre el proceso de envejecimiento de la piel«, afirma el especialista. También explica que si aplicar el producto proporciona placer o bienestar, pues adelante; no tiene por qué suponer ningún problema -a excepción de los jóvenes, ya que pueden favorecer el crecimiento de granitos o empeorar el acné-. «Si aplicarse la crema no aporta esta buena sensación, lo mejor es dejarla. Es más una cuestión de gustos. Y en cuanto a otros componentes, como la vitamina C, el caviar o distintos ácidos, hay más opciones de equivocarse y provocar irritaciones, que beneficios aportan», señala el experto.
Con estas declaraciones, no es difícil llegar a la conclusión de que las cremas más caras no ofrecen ningún beneficio extra a la piel del rostro comparadas con las más económicas. El Dr. Grimalt repite que lo mejor es escoger una crema adecuada a los gustos (más selectivos o más sencillos) de cada uno.
Rutinas para una piel hidratada y cuidada
Para tener una piel que luzca bien hidratada, hay que empezar con cuidarse bien desde dentro. Seguir una dieta equilibrada rica en fruta y verdura y limitada en grasas de origen animal, beber agua, mantener a raya el estrés y el sedentarismo, hacer ejercicio y evitar hábitos tóxicos, como el consumo de alcohol y el tabaco. La nicotina, por su efecto vasoconstrictor, restringe la circulación de la sangre hasta la capa superior de la piel y, además, destruye las fibras de colágeno, cuya función es mantenerla firme y elástica.
No obstante, el peor enemigo de la piel es el sol. El exceso de sol seca la piel y propicia la descamación, ambos causantes de la pérdida de luminosidad de la piel de cara y manos. Por eso, para lucir una piel tersa y brillante, además de para evitar el cáncer de piel -que aumenta un 10% al año y que se estima que cerca del 50% de los mayores de 65 años lo sufrirá-, es fundamental protegerse de forma adecuada del sol con fotoprotectores entre 30 y 50.
Hay algunos hábitos erróneos que alteran la capa superficial de la piel y provocan que no tenga todo el buen aspecto que cabría esperar. Uno de ellos es el exceso de higiene, con productos en exceso agresivos (el jabón quita la grasa de la piel que forma el manto lipídico protector) o, por el contrario, acostarse por la noche sin haber limpiado el rostro, con la piel llena de las impurezas acumuladas durante el día.
Sin embargo, no hay que olvidar unas cuantas consideraciones en cuanto a la higiene: está indicada para todos, pero limpiar la piel de manera excesiva o con productos inapropiados puede provocar irritación o dermatitis de contacto.
En cuanto a los productos hidratantes, tal y como ha advertido el Dr. Grimalt, también conviene ser cauto. De lo contrario, se puede eliminar el manto lipídico de la piel o, bien, si la crema es excesiva en componentes grasos, agravar un problema de acné (en jóvenes) o desarrollarlo en adultos.