La existencia de defectos en el proceso de degradación de proteínas reguladoras de la división celular, un mecanismo que permite eliminar las proteínas cuando ya no son necesarias, puede propiciar el desarrollo de tumores y de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, según un estudio en el que ha tomado parte el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y que ahora aparece publicado en el último número de la revista «Nature Cell Biology».
Este trabajo se centra en el paso previo a la degradación de las proteínas. Este mecanismo, también conocido como «el beso de la muerte» y cuyo descubrimiento fue galardonado con el premio Nobel de Química en 2004, depende, en parte, de la acción del complejo molecular APC que colabora con las subunidades Cdh1 y Cdc20. «Estas dos moléculas son las encargadas de reconocer las proteínas que han de ser degradadas y, por lo tanto, determinan la capacidad de selección del complejo APC», explicó Sergio Moreno, del Instituto de Biología Molecular y Celular del Cáncer y director de la investigación junto a Marcos Malumbres, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). A la hora de analizar la relación de este sistema con el desarrollo tumoral, los autores partían de diversos trabajos previos que sugerían que el control de APC podría estar desrregulado en cáncer humano.
Ratones modificados
Los investigadores, para comprobar la implicación del sistema, optaron por analizar el comportamiento de la molécula Cdh1. Sus observaciones, probadas en modelos animales, atestiguan que esta molécula guarda la estabilidad del genoma y protege a las células del desarrollo tumoral. Los científicos trabajaron con ratones modificados genéticamente que carecen del gen Cdh1. «Comprobamos que la falta de Cdh1 afecta a la maquinaria de degradación de proteínas y deriva en la acumulación de varios oncogenes, genes precursores de tumores, sobre todo de cáncer de mama», apuntaron los científicos.
Según este trabajo, mutaciones en el gen Cdh1 pueden provocar la acumulación de moléculas oncogénicas como las quinasas Aurora y Polo, que presentan niveles elevados en ciertos tipos de tumores, entre los que también destacan los de mama. Teniendo en cuenta que en la actualidad se están analizando algunos inhibidores de las citadas quinasas en ensayos clínicos, los autores estiman que el mecanismo descubierto en este trabajo puede ser de interés a la hora de seleccionar posibles terapias para contrarrestar los efectos causados por una desrregulación de Cdh1.