Dos estudios publicados de forma simultánea en la edición digital de la revista «Nature Genetics» sacan a la luz nuevos genes que predisponen a padecer cáncer de mama. En uno de estos trabajos han colaborado investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), el Hospital Universitario La Paz de Madrid y el Hospital Monte Naranco de Oviedo.
La susceptibilidad a padecer este tipo de cáncer tiene que ver con factores medioambientales y de estilo de vida, pero también hay un componente de herencia. Así, se ha constatado que la frecuencia de esta enfermedad se dobla en mujeres con antecedentes familiares de cáncer de mama en un primer grado de consanguineidad.
Los trabajos publicados ahora, de las universidades de Harvard (Estados Unidos) y Cambridge (Inglaterra), han encontrado pistas genéticas del cáncer de mama cerca de genes que codifican proteínas asociadas al control del crecimiento celular o que están relacionados con reparar ADN dañado. También aparecen implicados genes codificadores de proteínas, que afectan al metabolismo celular.
Los nuevos genes descubiertos ahora son más frecuentes, sin embargo confieren un riesgo bajo de susceptibilidad a la enfermedad
A diferencia de los conocidos BRCA1 y BRCA2, que son poco frecuentes entre la población pero implican un gran riesgo de cáncer de mama, los nuevos genes descubiertos ahora son más frecuentes, sin embargo confieren un riesgo bajo de susceptibilidad a la enfermedad. No obstante, la suma de varios de ellos puede elevar considerablemente el riesgo a padecerla.
Los científicos creen que la identificación precisa del mecanismo subyacente en el cáncer de mama «será decisivo para entender los síntomas tempranos de la enfermedad y descubrir posibles medios preventivos».
Aportación española
La investigación en la que han participado los científicos españoles ha sido dirigida por Douglas Easton, de la Universidad de Cambridge, quien es miembro del Consorcio Internacional de Cáncer de Mama (BCAC, sus siglas en inglés), al que pertenecen 27 grupos de todo el mundo.
Javier Benítez, investigador del CNIO, explica que «en este estudio se han identificado dos de estos genes que confieren pequeños riesgos para desarrollar cáncer de mama. Hasta el momento se habían detectado siete de estos genes que junto con estos dos hacen un total de nueve. Estos genes explicarían el 6% del componente genético familiar para el cáncer de mama».
En el futuro «se podrán diseñar kits que se puedan incorporar a la selección de mujeres en riesgo»
Según este experto, «cuando se haya identificado un número mas elevado (de genes susceptibles), que expliquen un mayor componente genético, se podrán diseñar kits que se puedan incorporar a la selección de mujeres en riesgo, lo mismo que se hace actualmente con las mamografías». Estas mujeres se convertirían entonces en candidatas a seguimientos más estrictos para identificar de forma precoz el tumor o podrían someterse a quimioprevención.
Kinasa D1
Por otra parte, investigadores de la Clínica Mayo, en Florida (Estados Unidos), han descubierto una forma de impedir que se propaguen las células cancerosas. La clave es la proteína kinasa D1 (PKD1).
Si está proteína está activa, las células del tumor no pueden moverse, lo cual explica por qué la PKD1 está inhabilitada en algunos cánceres invasores. Durante la metástasis, las células cancerosas invasoras responden a señales biológicas y se mueven alejándose del tumor primario.