Un simple análisis de sangre podría servir en el futuro para detectar la fibromialgia, una enfermedad que en la actualidad es muy difícil de diagnosticar. Ello será posible gracias al Grupo de Investigación de Inmunofisiología de la Universidad de Extremadura (UEx), que lleva casi tres años estudiando los efectos del ejercicio físico habitual sobre el sistema inmunitario en la fibromialgia y los mecanismos implicados.
Conscientes de las dificultades para diagnosticar este trastorno, los investigadores extremeños, dirigidos por el doctor Eduardo Ortega, analizaron el sistema inmunitario de personas sanas y de enfermos diagnosticados para tratar de encontrar diferencias en los estudios inflamatorios entre unos y otros. Así descubrieron cuatro tipos de marcadores inflamatorios que presentan alteraciones en las personas diagnosticadas con esta enfermedad. Dos de ellos, los denominados interleuquina 8 e interferón, están en la sangre, y los otros dos, tfn-alfa y la interleuquina 1-Beta, están producidos por células inmunitarias.
«Las personas con fibromialgia diagnosticada sí presentaban niveles inflamatorios mayores que los de las personas sanas, lo cual es a veces difícil de detectar, porque si ocurren en el interior del organismo, como ocurre con la artrosis, no son visibles», explicó Eduardo Ortega. Haciendo uso de técnicas especiales, diseñadas en los laboratorios de la Universidad de Extremadura, los investigadores han detectado hasta el momento cuatro marcadores de los niveles inflamatorios del organismo que presentan alteraciones en los enfermos con fibromialgia, pero van a seguir buscando más en próximas investigaciones.
Práctica de ejercicio
Los médicos también han demostrado que estos marcadores disminuyen tras la realización de un programa especial de ejercicios acuáticos diseñado por el grupo de Actividad Física, Deporte y Salud de la Facultad de Ciencias del Deporte de la UEx. Así, medio centenar de mujeres de Badajoz y Don Benito que participaron en el proyecto mejoraron a los cuatro meses de forma considerable los niveles de estos marcadores que, en algunos casos, incluso se acercaban a los de una persona sana.
Diversos estudios habían demostrado ya que la práctica de deporte tenía efectos beneficiosos sobre los enfermos con fibromialgia, pero el equipo de la UEx quería encontrar unos ejercicios que tuvieran efectos antinflamatorios. «Todo el mundo piensa que el ejercicio es bueno, pero pocos saben que sus efectos son parecidos a los del estrés y activan el sistema inmunitario. Por tanto, hay que ser prudente a la hora de prescribir ejercicio a una persona con una enfermedad inflamatoria, porque puede perjudicarle», apuntó Ortega.