Un equipo científico conjunto del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos y de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard ha identificado una de las causas que más contribuyen a favorecer las grandes dimensiones de la pandemia de sida en África. Se trata del gusano causante de la enfermedad conocida como esquistosomiasis. El llamado «Schistosoma mansoni» vive y prolifera en aguas estancadas de las regiones tropicales y subtropicales de todo el planeta, pero principalmente en el África subsahariana.
Los investigadores han averiguado que los individuos colonizados por el gusano de la esquistosomiasis son hasta 17 veces más propensos a la infección por el virus del sida, el VIH. Esto quiere decir que la cantidad de virus necesaria para infectar a un individuo es 17 veces menor si éste tiene el «Schistosoma» en su interior. Los estudios han sido realizados en macacos de laboratorio.
Los gusanos en cuestión proliferan en aguas estancadas o con corrientes poco acentuadas en toda África subsahariana. Su área de distribución coincide con la de mayor incidencia del VIH en el continente. Los huevos eclosionan en el agua y son las larvas del «Schistosoma mansoni» las que infectan al hombre por contacto a través de la piel. La larva viaja por el sistema circulatorio hasta el pulmón o el hígado, donde alcanza la madurez sexual. Colonizan, finalmente, los vasos sanguíneos del intestino o de la vejiga, donde depositan sus huevos, que salen al exterior por las heces o la orina. Si caen al agua, comienza de nuevo el ciclo.
Reacciones inflamatorias y cicatrices
En la vejiga o el intestino colonizados, el gusano provoca reacciones inflamatorias y hasta cicatrices. La infección causa hipertensión portal y fibrosis hepática. En los casos extremos, la esquistosomiasis puede llevar a la muerte, pero lo normal es que la enfermedad conviva con el hombre 20 ó 30 años, y que el huésped portador del gusano muera por cualquier otra causa.
Durante ese tiempo, la persona infectada -la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que hay 200 millones en el mundo, sobre todo en África- experimenta un descenso extremo de su respuesta inmune. Por ello, el VIH o cualquier otro agente patógeno tiene libre el camino para infectar.
Evan Secor, director de la investigación, recomienda «controlar la infección por estos parásitos, como un nuevo ángulo de gran importancia en la lucha mundial contra el sida».