La molécula PAMP -presente en la piel, las mucosas y fluidos como el sudor- utiliza un mecanismo de perforación y vaciado para destruir parásitos bacterianos. Esta es la conclusión a la que ha llegado un equipo de investigadores dirigido por Alfredo Martínez, del Instituto Cajal, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Los autores de este descubrimiento, que aparece publicado en la revista «Endocrinology», afirman que podría llegar a proporcionar una nueva generación de antibióticos de aplicación tópica directa sobre las heridas para el tratamiento de enfermedades infecciosas.
El equipo de Alfredo Martínez utilizó la bacteria «Escherichia coli», un parásito intestinal, para sus investigaciones. Estos expertos observaron que la molécula PAMP se situaba junto a la membrana externa de la bacteria y la perforaba, vaciándola de contenido y, por tanto, destruyéndola.
Martínez cree que la propiedad de destruir bacterias la adquirió la molécula en algún momento tardío de la evolución, ya que aparece exclusivamente en humanos y primates.
«El estudio es un ejemplo de macroevolución, ya que se ha observado cómo surgen nuevas funciones», indica el científico español. «Los resultados son muy originales, puesto que no hay muchos casos en los que una sustancia adquiere una nueva función y preserva al mismo tiempo la anterior», añade.